Querido y admirado por los amantes del buen fútbol, Pablo Aimar una capacitación para más de 500 entrenadores en Río Cuarto, junto a otros integrantes de La Scaloneta. El ex volante de River Plate y mano derecha de Lionel Scaloni en la selección argentina protagonizó un evento en el que se trataron objetivos de metodología de entrenamiento en el fútbol infantil y juvenil. Y el Payaso dejó en claro es necesario reivindicar el juego lúdico en el deporte más popular del planeta. No fue casualidad que uno de los presentes se quebrara en llanto cuando tomó el micrófono y sólo atinó a pedirle una foto cuando terminara su exposición en agradecimiento por todos los valores que le inculca a los más jóvenes.
Además, en un contexto en el que se permitió preguntas por parte de los espectadores, la figura con pasado en el Valencia se refirió la salida de Ángel Di María del combinado nacional, a la que consideró “espectacular”, por el momento en el que decidió no seguir. “Antes de la Copa América que terminamos ganando, se lo había dicho. Él terminó jugando un partidazo en la final y creo que no había momento más oportuno. Es muy poca la gente que se va en el momento justo, y mis palabras hacia él fueron esas: fue perfecto”, subrayó.
“Si tuviera que hacer una serie, que después la hizo, le sale clavada”, argumentó con una sonrisa de satisfacción. “Más allá de que se lo tome como héroe y sea un referente de los más chicos, está bueno que un deportista tenga en cuenta aspectos como la salud mental. Él es una persona normal, y es lo más valorable que tiene. Si bien se va a decir que se lo va a extrañar, y es verdad, creo que lo hizo en el momento justo”, insistió Aimar.
Con un emotivo mensaje de Lionel Messi, rodeado de sus compañeros y los trofeos conquistados, el Fideo cerró formalmente su ciclo en la selección de Argentina luego de la victoria ante Chile por las Eliminatorias rumbo al Mundial del 2026. El crack rosarino de 37 años jugó su último partido con la Albiceleste en el triunfo ante Colombia en la final de la Copa América disputada en Estados Unidos, pero recibió el cariño de los fanáticos en el Monumental frente al combinado andino.
“Fueron 16 años, viví cosas difíciles y al final terminé teniendo tantas alegrías”, dijo Di María cuando se dirigió al público que colmó el estadio de River Plate. Y agregó: “Ahora soy un hincha más”. Apodado Fideo por su físico desgarbado, el ex Real Madrid es considerado un referente del último campeón del mundo, con una gravitación en el equipo apenas un peldaño por debajo del capitán Leo Messi.
El extremo fue campeón mundial con la Sub20 en 2007 y luego ganó la medalla olímpica de oro en Beijing 2008, cuando conformó una sociedad ofensiva con el astro surgido del Barcelona. “Te voy a extrañar mucho”, le comentó La Pulga, sin poder ocultar su emoción. “Quién iba a decir todo lo que pasamos en la selección, todo lo vivido. Más allá de todo lo que nos tocó pasar, terminamos campeones de todo. Disfruta porque te lo mereces”, agregó.
Di María jugó su primer Mundial en la edición que organizó Sudáfrica en 2010 cuando el equipo era dirigido por la leyenda Diego Maradona. Recibió críticas del periodismo y reproches de los hinchas, al igual que el propio Messi, por los subcampeonatos en el Mundial de 2014 y en las ediciones de la Copa América de 2015 y 2016, seguidos por otra temprana eliminación en la Copa del Mundo de Rusia en 2018.
Lionel Scaloni, designado entrenador de la Albiceleste en reemplazo de Jorge Sampaoli, no lo ruvo en cuenta para los primeros compromisos. A Di María, con una carrera magnífica al vestir las camisetas del Real Madrid, PSG, Manchester United y Benfica, no se le cerró el mundo, si bien públicamente pidió una nueva oportunidad.
Y el héroe de Medio Oriente tuvo su revancha. Marcó el gol ante Brasil en la final de la Copa América 2021, que significó el primer título de Argentina en 28 años. Y el primero para Messi con la selección mayor. También convirtió un tanto y fue una de las figuras en el triunfo por penales contra Francia en la final de la Copa del Mundo de 2022 en Qatar. Un ídolo que dejó un legado intachable.