Así fue el partido de Lionel Messi ante Atlanta United.
Después de su regreso triunfal a las canchas tras más de dos meses parado por la lesión ligamentaria en su tobillo derecho (anotó dos goles frente a Philadelphia Union el sábado), Lionel Messi comenzó como suplente en el empate 2-2 entre el Inter Miami y Atlanta United en Georgia. El astro argentino, de 37 años, tuvo media hora de acción en el choque por la trigesimosegunda fecha de la Major League Soccer. Y pisó el césped en el momento más inestable del pleito, en medio de un ida y vuelta vertiginoso y sin mediocampo.
El delantero, de 37 años, no decepcionó. Y ofreció perlitas de su talento. Sentado en el banco, se lo vio sonriente junto a su amigo Luis Suárez, quien también arrancó como alternativa para el Tata Martino e ingresó en el epílogo. La Pulga se puso de pie para aplaudir y celebrar en el tanto de David Ruiz (a pase del argentino Oscar Negri) que abrió el score. Luego, cuando se paró a realizar los ejercicios precompetitivos en el inicio del complemento, una ovación lo bañó a modo de aperitivo. Entró a los 60 minutos de acción, por Julian Gressel, y se mostró inquieto, participativo, con ganas de dejar su huella. Por ejemplo, en la jugada en la que reunió a seis rivales en la puerta del área, a puro regate, pero su pase rebotó en un adversario y se marchó al córner.
Tuvo una chance concreta para convertir. Fue con el marcador todavía 2-1 para las Garzas, antes del misil del ruso Aleksey Miranchuk que le arrebató dos puntos al conjunto rosa. Recibió por la banda izquierda dentro del área, se acomodó para resolver con cara interna, pero el arquero Brad Guzan rechazó su intento. El rebote le quedó a Suárez, aunque el tiro del uruguayo fue repelido en la línea.
Aún en la tensión del partido, tuvo tiempo para divertirse. Y para los lujos. Como el taco entre dos rivales para hacer un pase en el borde del área grande, en pos de limpiar el camino hacia el arco de su contendiente. Pero tras poner el primer ladrillo, giró y fue a buscar la devolución de la pared, y resultó imprecisa.
Y, ya en la desesperación por buscar la victoria, encabezó una patriada. Le llegó la pelota de frente a la valla y dibujó un pie a pie con el que se sacó, casi calcando el movimiento, a tres adversarios. Hasta que el cuarto lo frenó. Merecía seguir pasando. Al final, tras el pitazo del árbitro Rosendo Mendoza, lo abordó la frustración. Cambió la camiseta y se marchó directo al vestuario.
El desencanto tenía que ver con que el Inter Miami tuvo en un puño la victoria y se le escapó. Sin embargo, las estadísticas marcan que lidera la Conferencia Este con 63 puntos, ocho más que Cincinatti, el escolta. Y es el elenco con mejor cosecha entre las 29 franquicias de la competencia. El sábado, la gira de las Garzas continuará en La Gran Manzana: allí se medirá ante New York FC desde las 15 (hora argentina). Y Messi tendrá revancha.