El básquetbol suele ser un deporte reservado para personas altas, aunque a lo largo de los años fue evolucionando y también sobresalieron jugadores de mediana estatura. Si bien la altura es bien considerada a la hora de armar los equipos, una vez que la carrera se termina comienzan a aparecer los problemas. Así lo reconoció el ex NBA Paul Mokeski, el gigante de 2.13 metros, que relató las desventajas de su elevada talla.
Mokeski, de 67 años y una carrera en la NBA que incluyó pasos por Milwaukee Bucks, Detroit Pistons y Cleveland Cavaliers, entre otros, destacó que ser tan alto le “pasó factura” en su cuerpo y puso como ejemplo a otros basquetbolistas, que padecieron problemas severos cuando abandonaron la actividad profesional.
El nacido en Washington ha experimentado múltiples cirugías en sus piernas, tales como reemplazos de rodilla y cadera, y tornillos en sus pies de talle 50. “El cuerpo humano no está hecho para ser tan alto”, afirmó Mokeski, quien luego se dedicó a ser entrenador de baloncesto, aunque pese a una carrera de 25 años como asistente en la mejor liga, lamentó que no se le dieran más oportunidades: “Parece que la percepción es que los jugadores grandes no pueden ser entrenadores principales”.
Otro de los dramas que el ex basquetbolista compartió en una entrevista publicada por el diario The Guardian es lo difícil que es procesar cuando muere algún ex jugador también alto. Mokeski reveló que anota la causa del fallecimiento para luego consultarle a su médico si se trató de un problema físico relacionado a la altura. “Desde Darryl Dawkins y Moses Malone hasta Earl Cureton, Wilt Chamberlain y Jack Haley, todos ellos murieron por problemas relacionados con el corazón. Lo que sucede con los jugadores altos como yo que jugamos en la NBA”, expresó. Y siguió: “Nos damos cuenta de los ex jugadores altos que han fallecido y cómo fallecieron. Sí, es una preocupación. Hablo de eso con los médicos”.
En cuanto a la comparación con otros basquetbolistas de la actualidad, incluso más altos que él, como el francés Victor Wembanyama (2.24), Mokeski reconoce que hay otro tipo de entrenamientos y cuidados: “Cuando miras su entrenamiento, lo ha llevado al extremo: yoga, estiramientos y todo eso. Nosotros no hacíamos esas cosas, ojalá lo hubiésemos hecho. Hacíamos 15 saltos de tijera y decíamos: ‘¡Vamos a jugar!’”.
Sin embargo, advirtió que la estrella de San Antonio Spurs de 20 años podría tener a futuro problemas físicos por su elevada estatura, aunque menos graves que los que tuvo que soportar él. “Va a tener muchos menos problemas debido al entrenamiento y el conocimiento al respecto. Estoy menos preocupado por alguien como él ahora que, digamos, hace 25 años. Estará mucho mejor que yo”, reconoció.
Otro de los gigantes históricos de la NBA, como el ex pivote de Boston Celtics, Robert Parish (2.15), también dio su opinión sobre las ventajas y desventajas de ser alto. “Mi campo de visión es mejor. También puedo alcanzar cosas que la mayoría de la gente no puede, mi paso y alcance me dan una ventaja cuando juego al ráquetbol y es más fácil ignorar a la gente que es tonta”, admitió el Jefe en el artículo. Pero en cuanto a las desventajas están los problemas con “el alojamiento, las puertas, las camas, encontrar ropa lo suficientemente larga, entrar en los vehículos, los zapatos y mi principal fastidio: ¡la escasez de mujeres altas!”.
Por último, sobre su estado de salud actual, Mokeski indicó que ahora es “un anciano cuyo cuerpo está destrozado, así que lo que más me gusta es meterme en el yacuzzi”. Sobre sus 2.13 metros, Paul definió: “Cuando era más joven, me encantaba que me hiciera único. Me permitió jugar 12 años en la NBA, entrenar en todos los niveles y viajar a unos 42 países. Mis habilidades y mi dureza ayudaron, pero en general mi altura me hizo permanecer en la liga, lo que me dio la vida que tengo ahora”.