Cinco historias poco conocidas de Colapinto: sus días viviendo en una fábrica y la carrera en la que compitió fracturado

En un mano a mano con Infobae el piloto de 21 años reveló detalles sobre cómo vivió solo en una fábrica a miles de kilómetros de sus afectos. Por qué sus experiencias abajo del auto lo fortalecieron para ser un profesional de élite

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Franco Colapinto se lució en
Franco Colapinto se lució en sus primeras dos competencias en la F1 y todo el mundo habla de él (crédito Prensa Williams)

Llegar a la Fórmula 1 requiere de un enorme sacrificio y en especial para los pilotos no europeos que pierden su adolescencia y crecen de golpe a miles de kilómetros de casa. Los agarra en una etapa de formación y que marca el resto de sus vidas. Uno de ellos es argentino, Franco Colapinto, actual piloto de Williams, quien hoy sorprende en la Fórmula 1, pero cuya historia sirve para conocer lo que deben pasar los chicos que dejan todo detrás de un sueño. No conseguirlo es una enorme frustración, por lo que la fortaleza mental es clave para seguir adelante. De hecho, el joven oriundo de Pilar, de 21 años, actúa como si tuviese 30. Se muestra con la frescura de la juventud, pero tiene los pies sobre la tierra al mejor estilo de un consumado veterano.

Franco arrancó en el karting en nuestro país y fue campeón argentino. Llegó a Europa con 14 años (nació el 27 de mayo de 2003) y empezó correr para CRG, una de las fábricas de karts más importantes. En 2019 fue captado por el equipo de Fernando Alonso y logró el título de la Fórmula 4 Española. En 2020 fue tercero en la Fórmula Renault Europea y en 2021 peleó por el triunfo en las 24 Horas de Le Mans, con un Sport Prototipos de la LMP2. Llegó a la Fórmula 3 en 2022, en cuyo campeonato terminó noveno y el año pasado culminó cuarto, con un global en las dos temporadas de 4 victorias y 10 podios. En el presente ejercicio en la Fórmula 2 marchó sexto hasta su última competencia tras un triunfo y dos segundos puestos.

En esos años que pasaron hasta subirse por primera vez a un auto de F1 el 28 de noviembre de 2023, Colapinto pasó por diversas experiencias de vida abajo del auto y nada le fue fácil lejos de su familia y amigos. Luego de vivir solo en una fábrica de karting, si bien tuvo la contención de un mecánico argentino en Italia, que lo recibió junto con su pareja, Franco creció de golpe y en una entrevista con Infobae hace un tiempo atrás, recordó aquellas experiencias.

Franco en su época del
Franco en su época del karting siendo piloto oficial CRG (@FranColapinto)

Desde que llegó a Europa su campaña la conduce la empresa europea que representa a pilotos llamada Bullet Sports Management, con base en Inglaterra, manejada por los ex pilotos Nicolas Minassian y Jamie Campbell-Walter. Se suma la española María Cartarineu, quien es la mano derecha de Colapinto. Ellos se encargaron de conseguir presupuesto para que pueda correr y lo ubicaron en los diversos equipos. Una vez que los éxitos se dieron en la Fórmula 3, comenzó a llegar el apoyo desde la Argentina.

Sus representantes captaron sus cualidades, en especial su estilo de manejo que le permite ser agresivo tanto para el ataque en búsqueda de un sobrepaso y la defensa de una posición y mantener el auto en pista. “Es algo natural. No es que quiera manejar así, es lo que me sale. A veces cuando vas manejando con cierta fluidez, que no estés tan afectado por el alrededor, por ejemplo, cuando estás corriendo en el ambiente de la F1, de sus equipos, los mejores pilotos y de alguna forma, tenés que tratar de que eso no te afecte mentalmente. Lo importante es estar en paz con tu cabeza y con tu cuerpo. Por eso desde 2013 estoy trabajando con mi psicólogo, que se llama Gustavo Ruiz, que lo conocí cuando empecé en karting siendo muy chiquito. Me ayuda mucho porque quieras o no al final te va a afectar”.

Esa fortaleza mental le permitió por ejemplo rearmarse luego del choque sufrido en la primera práctica libre en Azerbaiyán. “Cada vez que me subo al auto estoy en una situación que no me importa mucho lo que suceda a mi alrededor. Estoy enfocado en lo que tengo que hacer, carrera a carrera, curva por curva, no estar pensando en que si no tengo buenos resultados no voy a poder correr el año que viene porque en Europa es muy complicado conseguir apoyo. No soy un chico millonario de Europa que puede correr toda su vida con la plata de los padres”.

Franco Colapinto cuenta su accidente en bicicleta en Mónaco, la traumática atención en su nariz y la carrera que corrió quebrado

Franco sigue como en aquellos tiempos en los que no se encandila con las luces del gran circo. La ansiedad es un proceso interno y en las épocas de las categorías promocionales supo que hizo todo para llegar. Mientras tanto, tuvo algunas historias debajo del auto que lo marcaron. Por eso siendo tan joven se lo nota aplomado y con una impronta distinta a la de un chico de su edad.

“Lo más complicado fue que llegué con 14 años a un país que no conocía, gente que no conocía, estaba solo y con un idioma del que no tenía idea de cómo se hablaba, viviendo con gente adulta en una fábrica, tratando de aprender el italiano, que no es un idioma tan complicado, pero era muy chico. Ese año fue el que más aprendí y del que más cosas pasé. Sirvió para aprender y ser la persona que soy hoy”, recordó.

Sobre su vida en la fábrica contó que “fue complicado porque más que nada nunca había vivido sin mi familia ni lejos de ellos. Fue la fábrica de un equipo muy grande karting, pero lo más complicado fue haber estado tantos meses sin poder volver a mi país y ver a mis amigos, a mis papás, a mi hermana. Pero eso me sirvió para hacerme más duro”.

La pandemia lo agarró en Europa y relató que “cuando empezó lo del COVID-19 directamente no podía viajar”. Aunque lo más complicado que le tocó viviendo solo fue un accidente de tránsito cuyas consecuencias llevaron a una dolorosa operación. Luego corrió quebrado y con complicaciones para ver y respirar. “En 2022 empecé a entrenar con la bicicleta y en Mónaco corría con la Fórmula Renault, pero al final no pude correr porque me descalificaron por un error del equipo. Me quedé con mi compañero de equipo y me quedé en su casa una semana. Me gustaba mantenerme en forma y entrenar. El 26 de mayo, un día antes de mi cumpleaños, había salido a andar en bici por Mónaco. Delante tenía un Audi que frenó fuerte porque una persona puso el pie en la calle y acá respetan mucho eso y frenó de golpe. Le di al auto de lleno, de una y le pegué con la cara en el alerón que está arriba de la luneta y me partí la nariz, me abrí todo abajo del ojo y me hicieron once puntos. Estaba todo sangrado, llegó la policía que me hablaba en francés y yo no tenía ni idea de lo que me decían. Tenía 17 años y fue un desastre. Me vinieron a buscar en una ambulancia porque estaba hecho mierda. Llamé por teléfono a mi compañero de equipo para que me fuera a buscar. En el hospital me cosieron porque no paraba de sangrar, pero obviamente no me hicieron nada en la nariz. Al otro día yo tenía una carrera en Paul Ricard y fui con la nariz rota y casi no podía respirar. Con un ojo hinchado que casi no veía. Los del equipo me querían matar”.

La historia siguió en España y volvió a su casa: “Cuando terminó la carrera me fui a Mallorca porque tengo un conocido que es médico y me puso la nariz en su lugar. La idea inicial era operarme, pero me iban a tener que poner anestesia e iba a quedar ‘bobo’ por algunos días y el fin de semana tenía carrera de vuelta. Entonces me lo tuvieron que hacer manualmente, me pusieron uno palos por la nariz. No me había quebrado nunca, pero el dolor que tuve fue lo peor que me pasó en mi vida. Corrí la carrera quebrado, con un ojo menos porque no veía y casi sin poder respirar. Fue una locura (fue 12° en las dos carreras de la Fórmula Regional Europea). Es lo que hay y por suerte no me aburro”.

Franco Colapinto recuerda cómo fue crecer de golpe y las situaciones difíciles que pasó desde que emigró a Europa

Respecto del impacto de crecer de golpe, indicó que “es un poco difícil. Cuando era chico siempre quise ser piloto de F1, correr en Europa, siempre fue mi sueño, pero nunca pensé cuáles eran las consecuencias, qué tenía que dejar atrás para hacerlo. Cuando empecé el secundario formé mi vida como cualquier otro chico y pensé que me quedaba para siempre en la Argentina. Gané el Campeonato Argentino de Karting, pero no pensaba en irme todavía. Estudiaba un montón y me iba bien. Iba a un colegio bilingüe, pero me aburría el arte. Me gustaba mucho la mecánica y quise estudiar en un colegio técnico e hice los exámenes de ingreso para Ford y Techint, entré a los dos, pero me quedé con el segundo porque era más tecnológico. Estuve hasta tercer año y ahí empecé a correr en Europa y como era todo muy presencial porque tenía que usar el torno, soldar, estar en carpintería, se me complicó. Tuve que volver al colegio en el que me aburría y capaz que tenía ‘170 faltas’, porque volvía cada seis meses o en diciembre para rendir todo lo que me llevaba. No tenía idea de nada, mis amigos no entendían nada y me preguntaban, ‘¿cómo aprobás? No viniste en todo el año al colegio’. Así fue un poco mi vida, yo estaba estudiando afuera, cada año vivía en un lugar nuevo y conocía gente, nunca me quedé en un lugar o establecí una relación. Fue bastante complicada mi infancia porque un chico normal tiene a sus amigos en el colegio, después va a la universidad, y empiezan a salir, y para mí es todo diferente y capaz que crecí más rápido para hacer lo que me gusta. Yo fui el que decidió irse de chico y perderme de todo lo que me perdí, cumpleaños de 15, estar con mis amigos, mi familia, pero bueno, son cosas que hay que sacrificar para lograr lo que uno quiere. Desde los 14 años, cuando me fui, estuve decidido sobre lo que quería y cada vez me sentí mejor en Europa y ahora casi que no quiero volverme a la Argentina. Ya hice una vida acá”.

Confesó los momentos de quiebre que tuvo y que llegó a “llorar en mi primer año. Estaba con 14 años en Italia y no sabía ni el italiano. Eso fue lo más difícil, pero cuando lo pasé y empecé a tener mejores resultados, empecé a vivir en España, conocí más gente, ya se me hizo más fácil. Pero en el primer año se me hizo más difícil, quise volverme y de hecho me volví. En 2018 corrí en CRG dos meses, después me volví y empecé a correr de vuelta en el Campeonato Argentino de Karting en la categoría Senior, donde pude ganar. Luego me volví (a Europa) para correr en autos de Fórmula. Después hubo otros momentos difíciles, cuando no tenés buenos resultados y estás solo. Vas a una carrera y no sumás puntos, otra carrera y te chocaste, al fin de semana otra carrera y estás para quedar en el podio y terminás octavo… Después de eso, el lunes o martes siguiente me quiero volver ya. O sea, decís eso, pero no te querés volver en realidad. Cuando uno trabaja y se esfuerza mucho para poder tener un buen resultado o el que esperabas y no lo conseguís es muy difícil asimilarlo o comprenderlo. Pero si te volvés en ese momento ya perdés todo lo que hiciste antes y todo el esfuerzo que todos hicieron por cumplir tu sueño”.

Aunque pudo asentarse gracias a la compañía de sus managers y su vida en Mallorca lo ayudó en ese momento. “Me gusta mucho hacer bici y acá hay lugares muy lindos para salir a andar y recorrer la isla, el lugar y desconectarse de las carreras, de los autos, de manejar, porque a veces se hace un poco pesado pensar siempre en lo mismo. Cuando se puede la bici viene bien para recargar energías en un lugar muy lindo”.

Hoy Franco Colapinto cumplió su sueño y es piloto de Fórmula 1, al menos hasta fin de temporada. Ya le devolvió a Williams la confianza que depositó en él y si bien por ahora no tiene una butaca como titular para 2025, todo hace indicar que llegó para quedarse en el gran circo. Está en el radar de Sauber (unas de las dos butacas disponibles para el año próximo). El argentino no llegó a su techo y y sus performance pueden seguir abriendo puertas.

Franco abraza a su mánager,
Franco abraza a su mánager, María Catarineu, en los boxes de Bakú donde logró sus primeros puntos en la Máxima (@mariacatarineu)
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