Argentina salió a jugar de igual a igual en el duelo ante Colombia en la tórrida Barranquilla, por la octava fecha de las Eliminatorias sudamericanas. Y ese empuje, la presión que resultó marca registrada de La Scaloneta, derivó en una polémica a los 9 minutos de acción. Tras una volea mordida de Nico González de zurda y un rechazo alto, Julián Álvarez se dispuso a batallar por la pelota con el arquero Camilo Vargas, quien terminó impactando en su humanidad antes de atenazar el balón, lo que derivó en la caída del atacante al césped y el posterior reclamo generalizado de la Albiceleste. El árbitro Piero Maza entendió que se trató de un roce de juego y el VAR no lo convocó a revisar. Sin embargo, se trató de un error.
En el afán de hacerse del esférico, el guardameta, de 35 años, no salió con decisión, y terminó golpeando de forma imprudente al punta del Atlético de Madrid. En conclusión, la acción debió ser considerada como infracción de penal. El chileno Maza, por el contrario, dejó salir desde el fondo. Esa fue la primera falla. La segunda provino de la Asistencia Arbitral por Video, que debió llamarlo a ver qué sucedió al detalle en la pantalla ubicada junto a los bancos de suplentes.
¿Qué se considera imprudente, según el reglamento? Es aquella acción en la cual un jugador muestra falta de atención o de consideración, o actúa sin precaución al disputar un balón con el adversario. La falta debe ser marcada, aunque no requiere una sanción disciplinaria (llámese tarjeta amarilla).
Apenas dos minutos después, los dos mismos futbolistas protagonizaron otra jugada clave. El portero del Atlas de México buscó salir con los pies, intentó enganchar, pero el ex River le extirpó el esférico. Sin éngulo, bien pegado a la línea de fondo y fuera del área, intentó un tiro de billar. Y le salió apenas afuera. Tuvo otra chance el campeón del mundo y América antes de los 20 minutos: un intento de Rodrigo de Paul que se marchó alto.
Luego, de a poco, el dueño de casa, más cómodo con el clima, se fue asentando en el desarrollo. Y golpeó a los 24 minutos, a la salida de un córner. Argentina se distrajo, al Motorcito le hicieron el 2-1 por la banda izquierda, James Rodríguez envió un centro excelso y pinchado, y Yerson Mosquera infló la red de cabeza, para delirio del público local que colmó las ubicaciones del estadio. Aunque todo pudo haber cambiado si Maza sancionaba el penal de Vargas a Julián Álvarez.
En el comienzo del complemento, Nico González anotó la igualdad, pero luego nuevamente la polémica ganó la escena: Muñóz enganchó en el área y, ante el cierre de Nicolás Otamendi, quedó tendido. El juez le dio continuidad a la secuencia, pero el VAR lo llamó. Y en cámara advirtió que existió un toque del defensor del Benfica con el pie izquierdo. Es lo que popularmente se llama “penal de TV”. Y James Rodríguez no perdonó con una ejecución furibunda.