Lionel Scaloni continúa escribiendo capítulos gloriosos con el buzo de técnico celeste y blanco. Tras conquistar su cuarto título en Estados Unidos, en el compromiso ante Colombia, válido por las Eliminatorias del Mundial del 2026 rompió un récord a nivel personal: se subió al podio de los entrenadores con más partidos dirigidos en la selección argentina.
El estratega de Pujato Scaloni igualó a César Menotti y Carlos Bilardo, los otros dos líderes campeones del mundo, con 79 encuentros al frente de la Albiceleste. El Gringo es el héroe que terminó con la sequía de 28 años sin alegrías de la Selección. Después de la conquista que había conseguido el recordado equipo de Alfio Basile en la edición de 1993 de la Copa América, la Argentina atravesó casi tres décadas de frustraciones, penas y decepciones. El DT asumió el cargo cuando el fierro estaba caliente. Y logró conformar un grupo que se caracterizó por la humildad y el sacrificio para poder contribuir al talento del mejor jugador de la historia.
En el choque de Barranquilla llegó a una cifra que marca la continuidad de un proyecto cargado de éxitos. Guillermo Stábile lidera esa tabla con 124 partidos en dos ciclos, entre 1940 y 1960. Si bien Scaloni dijo el domingo, antes del viaje a Colombia, que no estaba al tanto de esa estadística, lo cierto es que hoy alcanzó al Flaco y al Doctor en la cantidad de encuentros como entrenador del seleccionado. Desde aquel el 8 de septiembre de 2018 (acaban de cumplirse seis años) que marcó su inicio con una victoria por 3 a 0 frente a Guatemala, desde entonces obtuvo el Mundial de Qatar 2022, dos Copas América (Brasil 2021 y Estados Unidos 2024) y la Finalissima 2022 frente a Italia, en Wembley.
Atrás quedó Marcelo Bielsa con 69 encuentros dirigidos, mientras que Basile en sus dos ciclos había llegado a 76 presentaciones al frente de la Argentina. Luego del título en Ecuador 93, con referentes como Gabriel Batistuta, el Cholo Simeone y Sergio Goycochea entre los once del Coco, la Albiceleste atravesó un proceso doloroso de escasas alegrías a pesar de los diferentes estilos de los estrategas.
La estricta etapa de Daniel Passarella fue el primer paso hacia las frustraciones nacionales. El Kaiser no sumó ninguna estrella y abrió el camino a la danza de nombres y estilos que sumaron un fracaso tras otro.
Marcelo Bielsa estuvo al frente del equipo durante seis años. La eliminatoria perfecta que logró para el Mundial del 2002 elevó las expectativas del combinado nacional, pero la prematura eliminación en el certamen desarrollado en Corea y Japón despertó una gran desilusión. De los 85 partidos oficiales que dirigió, el Loco sumó 56 victorias y 18 empates. Sin embargo, el 73% de efectividad no fue suficiente para convencer a los hinchas y, después de ganar el oro olímpico en Atenas, renunció a su cargo.
Su sucesor fue José Néstor Pekerman, quien comandó la Copa del Mundo de Alemania. El recambio generacional basado en los campeones juveniles no le dio resultado y la eliminación por penales ante el local lo obligó a dar un paso al costado.
Como en aquella época Basile se había consolidado en Boca, y en la AFA mantenían el recuerdo de su bicampeonato continental, el Coco fue el elegido para devolverle la identidad ganadora a la Argentina. Sin embargo, su segundo ciclo duró dos años: la derrota con Chile por las Eliminatorias hacia el Mundial de Sudáfrica generó un manto de sospechas en el cuerpo técnico sobre sus dirigidos y el DT pegó el portazo.
Con los antecedentes de Mandiyú de Corrientes y Racing, Diego Maradona fue el designado para motivar a un grupo de jugadores que debía buscar la gloria en el continente africano. La angustiosa clasificación, junto con la humillante goleada adversa ante Bolivia por 6 a 1 vaticinaron la despedida del ídolo. El contundente 0-4 en los cuartos de final ante Alemania del Mundial fue el fin de Pelusa.
La posta la tomó Sergio Batista, quien había ganado el oro en Beijing en 2008, pero el Checho pudo estar a la altura de las expectativas. La eliminación ante Uruguay en la Copa América organizada en la Argentina fue el motivo de su despido. Los planteos de Alejandro Sabella parecieron ser la solución, pero en el Mundial de Brasil, Gonzalo Higuaín y Rodrigo Palacio no estuvieron finos en las claras ocasiones que tuvieron para marcar la diferencia y Mario Götze le puso punto final a un ciclo que merecería concretar la alegría.
Gerardo Martino había demostrado en Paraguay y Newell´s sus capacidades para afrontar un nuevo desafío. A pesar de no haber cosechado logros importantes en el Barcelona, el Tata tenía el apoyo del público y del plantel. Las dos finales continentales perdidas ante Chile y el desorden de cara a los Juegos Olímpicos de Río terminaron con un proceso que aspiraba a mucho y se quedó con nada.
Cuando el fútbol argentino atravesaba su peor momento y la AFA tuvo al directivo Armando Pérez como interventor, el Patón Bauza asumió un “interinato” que puso en riesgo la clasificación a la Copa del Mundo del 2018. Y Jorge Sampaoli, con el aval de aquel plantel tomó la posta para evitar el papelón. Sin embargo, en Rusia hubo un quiebre entre el DT de Casilda y los jugadores que le dieron paso a la Nueva Era de La Scaloneta.