La principal cita por equipos del calendario del mundo del ajedrez ya tiene hora de largada. Será este martes desde las 13 de Buenos Aires, momento en que se llevará a cabo la ceremonia de inauguración de la 45ª Olimpíada de Budapest, y a partir del miércoles, a las 10 horas, comenzarán las partidas. El Centro Deportivo Bok -en la capital de Hungría- será la sede de juego que recibirá a los deportistas y representantes de 197 naciones en la sección absoluta (hombres y mujeres) y de 184, en la categoría femenina. La Argentina, uno de los quince países fundadores de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según el acrónimo francés, que hoy cuenta con 201 países miembros), está preclasificada 33ª entre los varones y 26ª en mujeres.
Los equipos estarán integrados por cinco jugadores, cuatro de ellos en condición de titulares y uno suplente. Este irá alternando de acuerdo al descanso o conveniencia en la formación de cada jornada, según lo disponga el capitán. La delegación se completará con la presencia del prodigio Faustino Oro, de 10 años, que fue invitado por la FIDE, a pedido de la Federación Argentina de Ajedrez. Sólo formará parte del staff, pero no jugará en el equipo.
El gran maestro Robert Hungaski comandará el conjunto masculino que lo integrarán: Fernando Peralta, Leandro Krysa, Rubén Felgaer, Diego Flores y Tomás Sosa. Mientras que el maestro internacional Sebastián Iermito será el capitán del femenino que lo componen: Candela Francisco Guecamburu, María José Campos, Anapaola Borda, Claudia Amura y Belén Sarquís.
Si bien el ajedrez argentino atraviesa uno de los mejores momentos de su historial, con un nutrido grupo de jóvenes y niños que consiguieron destacadas conquistas y alientan un futuro promisorio -como los casos de Faustino Oro (plusmarca mundial en obtener el título de maestro internacional a los 10 años), Ilan Schnaider y Francisco Fiorito (el mismo logro a los 13 y 14 años, respectivamente), Candela Francisco (a los 17, campeona mundial Juvenil) y Juan Martín Ibarra (a los 19 obtuvo el Campeonato Sudamericano Sub20, y alcanzó el título de maestro internacional y una de las tres normas de gran maestro)- la prueba que comenzará en Budapest se trata de otra cosa. Es de otra categoría.
Es que más de una docena de naciones -las potencias del mundo del ajedrez- estarán representadas por sus mejores ajedrecistas; la mayoría de ellos pertenecen a la élite. La diferencia de la fuerza de Elo (sistema de puntuación en el ranking de la FIDE) que les sacan a sus rivales es abismal. Por ejemplo, el mejor jugador argentino o con mayor fuerza de Elo, es Rubén Felgaer (2563 puntos), que ocupa el 289° lugar en el mundo. Mientras que Candela Francisco (Elo 2294 puntos), la estrella de las damas argentinas y entre las mejores 24 juveniles del mundo menores de 20 años, se ubica 170° en el ranking de mujeres. Por eso sobran las palabras. Sin embargo, y para no perder la esperanza, los equipos de varones y de damas de Argentina están preclasificados como los mejores Sudamérica y los segundos del continente, detrás de Estados Unidos.
“Es verdad, las diferencias son grandes; los 10 primeros seleccionados son países donde el ajedrez es profesional y tiene otra consideración estatal. Sus jugadores se dedican únicamente a jugar al ajedrez, sin dar clases ni hacer otro tipo de trabajo. Por ejemplo, en India entrenan de manera periódica con Boris Gelfand. En Uzbekistán, el último campeón hizo concentraciones prolongadas con Iván Sokolov -de los mejores entrenadores en el mundo- previo a su éxito en Chennai 2022″, le contó a Infobae el gran maestro Leandro Krysa, que en Budapest jugará su segunda olimpíada de ajedrez representando a la Argentina.
“No todos vivimos del ajedrez en el país; nos dedicamos a dar clases y a trabajar hasta último momento. No hay apoyos, becas o viáticos que alcancen para poder dedicarnos a fondo. Nuestros rivales en cambio son 100% profesionales”, señaló, por su parte, Rubén Felgaer, que carga con la experiencia de haber jugado 7 olimpíadas.
“Ellos tiene más posibilidades de entrenamiento y de competencia. Eso se contrarresta con más inversión; no hay tanta necesidad de viajar al exterior porque ahora existe el sistema On Line que es de gran ayuda, pero no se lo utilizó. En mi caso tengo una familia con tres hijos y debo relegar muchas cosas para ir a jugar a Budapest”, dijo Diego Flores, siete veces campeón argentino y con 8 participaciones en las olimpíadas de ajedrez.
“Tenemos más talento, pero menos profesionalismo. Todos estamos focalizados en dar clases para vivir del ajedrez. El amateurismo en el ajedrez pasa en la mayoría de los países, pero siempre se puede mejorar. Si tuviéramos la posibilidad de jugar dos meses en Europa, quizás llegaríamos mejor preparados. También si cobramos honorarios como un top ten o pudiéramos vivir de la competencia. Pero creo que eso no depende de la Federación Argentina sino del profesionalismo y de la inversión en el deporte, un deporte sano, con valores educativos. Para mí la Federación se esforzó en hacer lo mejor posible, veo que todos los integrantes están conformes y hay unidad en los equipos, y eso para Argentina es un gran logro. Somos el país de las grietas donde reina la división, River-Boca, izquierda o derecha” le aseguró a Infobae Claudia Amura, la mamá de Gilberto, Luis, Santiago y Rocío, que en Budapest se convertirá en la ajedrecista argentina con mayor número de presencias en citas olímpicas, igualando el récord de Najdorf, Panno y Ricardi con 11 presentaciones.
“La gran diferencia que tenemos con las primeras 10 naciones es que, ellas cuentan con profesores individuales y grupales diariamente. Participan en torneos fuertes, con prácticas continuas y consiguen apoyo económico para solventar en su totalidad los torneos que deseen jugar. En mi caso personal, desde abril me apoya la empresa Emova. ¡Y eso es y fue de gran bendición! Sin ellos hubiera sido imposible mi participación en los torneos que jugué este año”, agregó Candela Francisco, defensora del primer tablero femenino en Hungría.
“A mi entender la diferencia principal es el apoyo económico. Yo tengo otra profesión (médica pediatra). Para poder jugar en Budapest tuve que sacrificar tiempo de mi trabajo para poder entrenar. En Argentina es muy difícil ser profesional del ajedrez y además tener otra profesión”, confió Belén Sarquis que jugará su 3ª olimpíada en Hungría.
El joven maestro internacional argentino Sebastián Iermito, que vive en Europa y será capitán del equipo de mujeres, ahondó en el tema de las diferencias con las rivales y sobre su trabajo como entrenador.
“Una vez conformado el equipo comenzamos con el trabajo desde mediados de junio, con clases semanales grupales e individuales de 90 minutos de duración. El 1 de septiembre fue el último encuentro antes de Budapest. La preparación consistió en el entrenamiento de medio juego y finales (en las clases grupales) y en el repertorio de aperturas de forma personalizada (en las individuales). Llegamos mejor preparados que hace dos años, y con un equipo preclasificado N°26, de los mejores de la historia. Soy consciente que será una tarea dura mejorar ese lugar, pero es uno de mis objetivos. Me encantaría pelear por el Top10 o Top15, pero es muy difícil. Las jugadoras de esos 15 equipos se dedican de lleno al ajedrez y compiten en los mejores torneos del mundo que generalmente están en Europa y Asia. En nuestro equipo eso no sucede; las chicas no viven del ajedrez y tienen otras obligaciones (colegio, facultad, trabajo, etc.) y eso es una gran desventaja. Pero hay que sentarse, jugar y ahí veremos para qué estamos. Esa es la realidad”.
Con la actual conducción de la FADA a cargo de Alejandro Sass y anteriormente con Mario Petrucci (hoy Director Ejecutivo), la Argentina dejó atrás las viejas épocas donde la compra de los pasajes y la formación de sus equipos se cantaba con el azar de una perinola: “Todos pierden”. Nuevamente, como sucediera en los últimos diez años los pasajes, viáticos, indumentaria, formación y entrenamiento de los equipos se dispuso con meses de antelación. Incluso, el pasado 24 de agosto se realizó en el Círculo de Villa Martelli una cena de despedida para ambos planteles. Tras la celebración, los ajedrecistas se refirieron al significado de ser parte de la gran fiesta del ajedrez en Budapest.
“Para mí es un orgullo y un honor representar a mi país. La camiseta argentina me da fuerzas y me intensifica en cada paso. Una de las cosas más lindas de las olimpíadas es que une a todo el ajedrez argentino. Se siente el amor y el aliento de todos” le dijo a Infobae María José Campos, que jugará el 2° tablero del equipo femenino. Y aclaró: “Nos preparamos mucho para esta olimpíada; las expectativas son altas y con la ilusión de ser la gran sorpresa”
“Creo que las olimpíadas son atrayentes porque es uno de los eventos mundiales más importantes. Y a su vez, es por equipos. Será mi debut presencial. Honestamente vengo preparándome mucho, estudiando, practicando, poniendo a Dios en primer lugar en todo. Estoy más motivada que nunca para dar un salto, para marcar un antes y un después en mi carrera”, dijo Candela Francisco.
“Para mí, lo más atrayente es el desafío de enfrentar a grandes jugadores y la camaradería que se crea al jugar en equipo. Argentina está bien posicionada como la mejor de Sudamérica, y aunque habrá mucha competencia, creo que podemos pelear por estar entre las mejores 20 si mantenemos un buen rendimiento”, aseguró Anapaola Borda, la defensora del 3er tablero, y añadió: “La experiencia de Chennai fue muy valiosa; me ayudó a adaptarme a la presión de este tipo de torneos y a entender la dinámica de una competencia por equipos. Me servirá mucho en Budapest”.
“Somos un equipo muy competitivo, podemos darle pelea a cualquiera, aunque esté por arriba de nuestra preclasificación. Nos preparamos con tiempo y cada una de las jugadoras tiene gran experiencia” dijo Belén Sarquis.
“Es muy motivante porque se vive un clima de Juegos Olímpicos, están los mejores de cada país, con el agregado que es la oportunidad de competir contra jugadores de nivel muy alto a los que es difícil enfrentar en otras competencias. Por eso creo que conseguir un buen resultado contra una selección mejor preclasificada sería un buen objetivo” confió Leandro Krysa.
Acaso, para comprender mejor lo señalado por Krysa basta con repasar que en los últimos 30 años, los mejores resultados de equipos argentinos de varones frente a rivales superiores fueron 4 empates: ante Israel (Bakú 2016), India (en dos ocasiones, en Tromso 2014 y Estambul 2012), y Rusia B (equipo alternativo en Moscú 1994). En el femenino en Dresde 2008, una igualdad ante Ucrania.
La Olimpíada de ajedrez nació en 1924, y de manera oficial comenzó en 1927. La Argentina brilló entre los años cincuenta y sesenta, en los que alcanzó tres subcampeonatos (1950, 1952 y 1954), dos terceros puestos (1958 y 1962), fue 4ª (en 1956) y 5ª (en 1966). La última gran actuación fue en Salónica, en 1988, que ocupó el 9° lugar. La prueba femenina arrancó en 1957, y la mejor labor argentina fue en La Valeta en 1980, se ubicó 10ª.
“Las olimpíadas para mi siempre fueron algo especial. Cuando era chico seguía las partidas y sus resultados por las revistas. Era mi sueño a cumplir. Por eso desde que las juego es mi torneo favorito; el que está por encima de todos”, contó Diego Flores, el papá de Julián, Martín e Ignacio.
“Acá estás representando a tu país, y eso es un gran orgullo. En las competencias individuales no lo siento de la misma manera”, dijo Fernando Peralta, que vive en Barcelona. Y agregó: “Con el grupo aún no hablamos de objetivos puntuales, pero en mi opinión, ser los mejores de Sudamérica estaría muy bueno, aunque será difícil de conseguir”.
“Es el evento más importante del calendario, llena de historias, y no hay nada con tanta magnitud, calidad y con los mejores jugadores del mundo. Es una fiesta del ajedrez inigualable. Esta vez arrancamos preclasificados 33°, tal vez, sería bueno recuperar algunos puestos del pasado, ser 24°, 25°, y poder luchar por algo más”, confió Rubén Felgaer, que tras unos años de residencia en Chile regresó a la Argentina junto a su esposa y sus hijos Léa y Gael.
La competencia se disputará por sistema suizo (se enfrentarán equipos con igual o similar puntaje en cada fecha) a 11 ruedas, con un ritmo de competencia de 90 minutos para las primeras 40 jugadas, y a partir de entonces, cada jugador dispondrá de 30 minutos más un adicional de 30 segundos por cada movimiento hasta finalizar la partida. Por ello, cada sesión de juego podrá extenderse entre cuatro y cinco horas. En cada jornada, los equipos triunfantes recibirán dos puntos por la victoria, una unidad por el empate, y cero por la derrota.
Como sucediera en Chennai (India), en la anterior olimpíada en 2022, los equipos de Rusia y Bielorrusia no participarán de la competencia por las sanciones impuestas por el Comité Olímpico Internacional (COI) como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. Sus ajedrecistas, en cambio, podrán participar representando a otra nación, previa solicitud y pago por el cambio de federación.
Por esto, entre los grandes candidatos para la lucha de las medallas del podio sobresalen éstos equipos y algunas de sus figuras (en la categoría Absoluta): Estados Unidos (Caruana y So), India (Erigaisi y Gukesh), China (Wei y Le) Uzbekistán (Abdusattorov), Países Bajos (Giri), Hungría (Rapport), Azerbaiyán (Mamedyarov), Noruega (Carlsen), Armenia (Martirosyan), Inglaterra (Howell), Ucrania (Volokitin) e Irán (Maghsoodloo).
En tanto en el femenino, los candidatos son: India (Dronavalli), Georgia (Dzagnidze), Polonia (Kashlinskaya), China (Zhu), Ucrania (Osmak), Azerbaiyán (Mammadzada), Estados Unidos(Krush), Kazajstán (Assaubayeva) y Hungría (Gaal).
En 2022, en la última olimpíada en Chennai, el podio en la sección Absoluta fue para Uzbekistán (por primera vez), Armenia e India B (un equipo de juveniles aventajó al conjunto mayor). En tanto, en la categoría femenina lo ocuparon: Ucrania, Georgia e India. En aquella ocasión además de la ausencia de los conjuntos rusos y bielorrusos, también no participaron los chinos como consecuencias del Covid 19.
Budapest se viste de gala; la gran fiesta del ajedrez está por empezar. Y los sueños y las ilusiones de los equipos argentinos ya comenzaron a volar.