En La Bahía pueden dormir tranquilos: Wardell Stephen Curry II, la estrella y cara de los Golden State Warriors, extendió su contrato hasta 2027 agregando un año por la friolera de 62.6 millones de dólares y así termina con los rumores que lo situaban en los Lakers junto a LeBron James.
Una renovación de un año -lo máximo que podía ofrecerle GSW- que se suma a su actual contrato y lo convierten en el tercer jugador que supera los 500 millones de ganancias en salarios (los otros LeBron y Durant). Esta temporada que viene cobrará 55.8 millones y la siguiente, 59.6m. Esto en sueldos, porque además es el segundo NBA que firmó contrato de por vida con una marca, Under Armour -el otro fue Jordan con Nike-.
Para ese entonces, en 2027, tendrá 39 años, lo que hace presumir que Curry se retirará usando una sola camiseta y así completar un amor de 18 años, luego de aquella elección del draft de 2009.
Todas las dudas que habían con él quedaron silenciadas y Curry no sólo se ha convertido en el mejor tirador de la historia y un ganador -cuatro anillos y el reciente oro olímpico, siendo el héroe) sino que además ha sido esta última década una de las dos caras de la NBA.
Steph Curry en la historia de los Warriors:
-Líder en puntos de fase regular
-Líder en puntos en playoffs
-Líder en asistencias
-Líder en robos
-Líder en canastas en FR
-Líder en canastas en playoffs
-Líder en triples anotados en FR
-Líder en triples anotados en playoffs
-Líder en triunfos
Curry viene de obtener el título que le faltaba, el oro olímpico. Una estrella que ya merece, sin discusión, un lugar entre los 10 mejores de la historia. Si nos metemos en esa discusión, hay cuatro lugares que la mayoría no discute, con algún orden cambiante, es verdad, pero sin demasiado debate: Michael Jordan, LeBron James, Kareem Abdul Jabbar y Magic Johnson. Luego hay varios nombres que intercambian posiciones de acuerdo a quién haga ese listado: Wilt Chamberlain, Bill Russell, Kobe Bryant, Larry Bird, Tim Duncan y Shaq O’Neal. Todos tienen demasiados argumentos para escalar posiciones. Pero ya, a esta altura, Curry está adentro, después se verá cuál de los otros queda out.
No es poco. Pero va más allá. Es cómo lo hizo. Curry cambió el juego para siempre. Su descomunal puntería, con un rango casi ridículo en ocasiones, hizo que las defensas ya no pudieran empezar a marcar desde la línea de triples. Steph obligó a que fueran a buscarlo y presionarlo en la mitad del campo. Steph obligó a las defensas a marcar de otra manera, pero también generó una nueva forma de jugar. Abrió los ojos al resto de las franquicias, que empezaron a ver que -estadísticamente- es mejor arriesgar y tirar de tres, que ir a buscar un tiro de dos puntos que, en definitiva, termina siendo menos productivo. Así se produjo una moda que hoy vive su máximo esplendor y que muchos critican. Pero es una realidad. Y como esa tendencia se profundizó, todos, tiradores y no tanto, debieron mejorar su puntería. Y el líder de ese cambio histórico fue Curry.
Pues bien, la pieza clave de la mutación del juego seguirá en su hogar. A esta altura, hasta que cuelgue las botas bañadas de gloria.