El delantero argentino Paulo Dybala decidió finalmente dar marcha atrás en su salida de la Roma, a pesar de haber recibido una oferta millonaria del club saudita Al Qadsiah. La noticia alegró profundamente a los hinchas del conjunto italiano, quienes se pronunciaron durante el último partido de La Loba en el Estadio Olímpico.
Tras el segundo partido de la Serie A, el cordobés explicó los diversos factores que lo llevaron a rechazar la increíble oferta de 75 millones de euros. “Puse muchas cosas sobre la mesa: mi familia, mi esposa, la ciudad, el equipo y la posibilidad de volver a la selección argentina. Aunque se critica mucho por mis lesiones, me siento bien y estoy comprometido a trabajar duro cada día”.
Más allá del atractivo económico que representaba la oferta, Dybala destacó que no todo se mide en términos monetarios. “No puedes ignorar el dinero, pero hay muchas otras cosas a considerar. Mi agente, que es un amigo, también valoró mi bienestar. No es cierto que él iba a ganar una gran comisión por el traspaso; para él, lo más importante era mi felicidad y mi decisión de quedarme en Roma”.
Sobre la reacción del club saudita, Dybala afirmó: “No sé cómo lo tomaron, porque no hablé con ellos”.
Tras comunicar su decisión, la Joya fue ovacionado por los seguidores romanos durante la previa del duelo frente al Empoli. El Estadio Olímpico de Roma recibió el domingo con honores al argentino, quien había anunciado su continuidad en el club, rechazando la multimillonaria oferta del Al Qadsiah.
Durante el calentamiento, no pararon las muestras de cariño hacia el delantero. La afición, que ya le idolatraba, explotó en un grito al unísono y una sonora ovación cuando la megafonía anunció el dorsal número 21 de los locales, cerrando con ello el sufrido capítulo de una posible marcha.
Las muestras de cariño no cesaron ahí. Justo antes del inicio del partido apareció una pancarta dedicada al campeón del mundo que rezaba: “Corazón, alma y vida. Gracias, Paulo”. Cabe recordar que Dybala no empezó como titular ante el Cagliari en el primer partido de la temporada debido a esta misma cuestión de mercado: salió al campo en el segundo tiempo para intentar evitar el empate sin goles y se destacó como el mejor jugador del encuentro.
Ahora volvió a ser el centro del proyecto de la Roma, dirigida por Daniele De Rossi. En sus 79 partidos oficiales como romanista, registró 34 goles y 18 asistencias, consolidándose desde su llegada como un jugador fundamental del equipo, incluso bajo la dirección del entrenador portugués José Mourinho.
A pesar de la atmósfera festiva que envolvió al Estadio Olímpico, la felicidad no fue completa, ya que la Roma cayó por 2-1 ante un Empoli que, según todas las previsiones, debería disputar la zona media de la tabla. Los aplausos iniciales se tornaron en una monumental pitada al final del partido, como crítica a la actuación desastrosa del equipo dirigido por De Rossi.