Una dura noticia generó impacto en el mundo del tenis y en especial al entorno de Roger Federer, ya que uno de sus primeros entrenadores de su carrera, el sueco Peter Lundgren, falleció este viernes 23 de agosto a los 59 años, según informó su hijo en las redes sociales.
“Desgraciadamente, uno de los más grandes nos ha dejado mucho antes de lo que debía. Un entrenador, un jugador, un amigo y un padre”, escribió Lukas en Facebook, agregando una fotografía de su papá, Peter Lundgren, junto a Roger Federer y Stanislas Wawrinka, el otro tenista suizo al que entrenó.
A Lundgren se lo recuerda principalmente por ser el entrenador que ayudó a Federer a ganar su primer Grand Slam, en Wimbledon 2003, y de haberlo dirigido durante tres temporadas, en las que el suizo obtuvo 10 títulos, pero además trabajó con otros tenistas de la talla del chileno Marcelo Ríos, el ruso Marat Safin, el búlgaro Grigor Dimitrov y el chipriota Marcos Baghdatis.
Lundgren, quien llegó a ser número 25 del ranking mundial en 1985 y ganador de tres títulos ATP, fue una figura prominente durante una época dominada por tenistas suecos de la talla de Mats Wilander, Stefan Edberg y el icónico Bjorn Borg. Este último, al enterarse de la noticia, lo describió como “una persona extraordinaria, con un corazón enorme y mucho humor”. “Todos en el mundo del tenis lo adoraban”, agregó el sueco en declaraciones al diario Aftonbladet.
En octubre de 2023, Lundgren contó que había sufrido la amputación de su pie y parte de la pierna izquierda, por lo que debió pasar algunos meses internado a raíz de una infección que encendió alarmas en el mundo tenístico.
“Pensé en dar una actualización sobre mi pie, desafortunadamente me tuvieron que amputar el pie y la parte arriba hace 10 días y debido a la infección que tuve y mi tobillo roto que no se curó debido a mi diabetes tipo 2, ya que tengo mala circulación. Pero ahora estoy bien otra vez y mi rehabilitación comenzará pronto y solo es cuestión de darle el hierro ya”, escribió el domingo en su cuenta de Facebook al compartir una imagen de sus extremidades inferiores, recostado sobre una camilla.
El ex tenista y entrenador sueco jugó un papel crucial en los primeros años de la carrera de Federer, ayudando a moldear al joven tenista suizo en su transición de promesa a figura dominante en el circuito. Lundgren, conocido por su estilo directo y su enfoque en la mentalidad competitiva, entrenó a la joya de Basilea desde 2000 hasta finales de 2003, un período fundamental para RF.
Bajo la tutela de Lundgren, Federer logró su primer gran éxito en el tenis profesional al conquistar su primer título de Grand Slam en Wimbledon, en 2003. Este hito marcó el comienzo de una era de dominio que llevaría al suizo a convertirse en uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Antes de este triunfo, Federer había mostrado destellos de su talento, pero carecía de la consistencia y la fortaleza mental necesarias para dar el salto definitivo.
Lundgren se enfocó en mejorar la mentalidad de Federer y lo ayudó a manejar la presión en los momentos decisivos y a superar su tendencia a perder el control emocional en partidos importantes. Federer, en varias entrevistas, ha reconocido el impacto que tuvo el entrenador en su carrera, señalando que su enfoque calmado y su capacidad para darle confianza fueron clave en su desarrollo como jugador.
Uno de los momentos más simbólicos de su ayuda fue la victoria de Federer en la final del Torneo de Maestros de 2003, donde derrotó a Andre Agassi en un partido memorable. Este triunfo no solo lo consolidó como una estrella emergente, sino que también evidenció la influencia de Lundgren en su juego, especialmente en la estabilidad y madurez que el suizo demostró en la cancha.
Sin embargo, a pesar de los éxitos compartidos, la relación entre Lundgren y Federer concluyó a finales de 2003. El suizo, en búsqueda de nuevos desafíos y con la intención de tomar un mayor control sobre su carrera, decidió prescindir de los servicios del entrenador sueco. A pesar de la separación, ambos mantuvieron una relación cordial.