La lupa sobre la expulsión de Lucas Suárez por el pisotón a Adam Bareiro en Talleres-River

El defensor dejó al local con diez hombres por la infracción al delantero paraguayo. El árbitro Andrés Rojas no dudó y acertó

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Corrían 59 minutos del choque entre Talleres y River Plate por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, cuando el ingresado Nacho Fernández tocó hacia Adam Bareiro para que pivoteara, pero el delantero terminó tendido en el césped tras la áspera marca de Lucas Suárez. La primera señal de que la infracción había sido dura fueron los gestos ampulosos del delantero. La segunda, que el árbitro colombiano Andrés Rojas no dudó: enseguida sacó la tarjeta roja para exhibirla frente al defensor, sin especular con esperar un llamado del VAR. Y acertó.

Es que Suárez, de 29 años, le aplicó un planchazo con una intensidad elevada al ex San Lorenzo, a la altura del tendón de Aquiles. Y tuvo todas las directrices del “uso de fuerza excesiva”, tal como está especificado en el reglamento. Se trata de la acción en la que el jugador se excede en la impetuosidad empleada y pone en peligro la integridad física del adversario, por lo que debe ser expulsado.

El elenco local reclamó porque al final del primer tiempo Paulo Díaz había visto la amarilla por un pisotón parecido ante Federico Girotti, pero diferente intensidad. El chileno terminó anotando la apertura del marcador por un cabezazo bombeado que entró en cámara lenta, tras centro de Fernández.

* El tanto de Paulo Díaz sobre el epílogo

Una vez expulsado el zaguero ex Estudiantes de Río Cuarto, los dos equipos modificaron su composición. La T buscó robustecer su estructura para que no se notara la falta de una pieza. Así, el Tino Ribonetto incluyó a Ortegoza (volante) por Barticciotto, y le dio aire al punta que le quedó (Cristian Tarragona tomó la posición de Girotti). Marcelo Gallardo, en cambio, apostó a más, buscando aprovechar esa ventaja momentánea: mandó al campo a Agustín Ruberto por Rodrigo Aliendro (también a Pablo Solari por Bareiro).

Hubo otra polémica, también resuelta correctamente por el cuerpo arbitral. Sucedió en el gol bien anulado a Matías Catalán. Tras una pelota quieta, Marcos Portillo ganó de alto, Armani no salió y quedó descolocado, y el defensor del bigote de la vieja escuela impulsó la pelota a la red. Pero el asistente levantó enseguida la bandera. Y la transmisión demostró casi instantáneamente que, al momento del testazo, el ex San Lorenzo se hallaba un botín adelantado.

A la serie le queda el encuentro de vuelta, a disputarse el miércoles 21, desde las 21.30, en el estadio Monumental. El vencedor de la llave se medirá ante el triunfador del choque entre Colo Colo de Chile y Junior de Barranquilla (los chilenos triunfaron 1-0 en la ida).

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