En los Juegos Olímpicos de París 2024, la neerlandesa Sifan Hassan estableció una nueva marca olímpica en la prueba de maratón con un impresionante tiempo de 2 horas, 22 minutos y 55 segundos. Su desempeño fue excepcional, pero el verdadero espíritu olímpico se vio encarnado en la figura de Kinzang Lhamo, la primera maratonista de Bután en participar en una cinta olímpica, quien completó la prueba con una diferencia notable de tiempo, pero mostrando una perseverancia y determinación dignas de ser recordadas.
La atleta europea cruzó la meta con el reloj marcando 2:22:55. Mucho más atrás se encontraba Kinzang Lhamo, exhibiendo un encomiable ejemplo de tenacidad y resistencia, cuando apenas alcanzaba la marca de los 38 kilómetros. Finalmente, Lhamo cruzó la línea de meta con un tiempo de 3:52:59, terminando la prueba casi una hora y media después de la neerlandesa.
El recorrido de la butanesa fue un testamento viviente de esfuerzo inquebrantable. A metros de la recta final, la atleta se detuvo; no podía más. Sin embargo, el público parisino reunido en las calles le brindó el apoyo necesario para continuar. A falta de dos kilómetros para terminar, la maratonista comenzó a caminar, mientras los espectadores la animaban con fervor, deseando que alcanzara la meta.
La transmisión oficial capturó el emotivo momento en que los fanáticos la acompañaban desde el otro lado de las vallas en su camino hacia el tramo final de la maratón. La perseverancia de Lhamo no menguó y, en los últimos metros, logró cambiar el ritmo y entró en la zona de gradas con un trote resuelto. La multitud la ovacionó, y al cruzar la meta, estalló en aplausos y vítores.
Un gesto notable de apoyo se produjo cuando la secretaria de Bután corrió a abrazarla, entre lágrimas, y declaró: “El objetivo era que lo terminara, y lo hizo”. Lhamo había hecho historia para su país, representando a Bután como una de los tres atletas de su nación en París 2024.
El esfuerzo físico fue tal que, tras finalizar la competencia, Lhamo fue retirada en silla de ruedas, envuelta en una toalla pero envuelta también en los aplausos de todos los presentes. Su imagen en los Juegos Olímpicos quedó grabada como un símbolo del espíritu olímpico en su máxima expresión, demostrando que cuando las piernas no te dan, el corazón hace el resto.
Por otro lado, el podio de la maratón femenina quedó completado con Tigst Assefa de Etiopía en segundo lugar, quien terminó solo tres segundos después de Hassan, y la keniana Hellen Obiri en tercer lugar, con un tiempo de 2:23:10. Cabe destacar que Hassan, quien también logró medallas de bronce en las pruebas de 5000 y 10000 metros, se convirtió en la segunda persona en ganar medallas en estas tres distancias en unos mismos Juegos Olímpicos, un logro que solo había sido alcanzado previamente por Emil Zatopek en Helsinki 1952, cuya hazaña incluyó tres medallas de oro.
La actuación de Kinzang Lhamo, de todos modos, quedó entre las más comentadas de París 2024, no por su tiempo, sino por su inquebrantable valentía y espíritu. La atleta de Bután demostró que más allá de los récords y medallas, el verdadero significado de los Juegos Olímpicos radica en la perseverancia, la superación personal y la inspiración que los deportistas pueden brindar al mundo.