La disciplina de breaking hizo su debut como deporte olímpico en París 2024. Una de las competidoras que se robó la atención fue la australiana Rachael Gunn, conocida en el mundo del breaking como B-girl Raygun. Aunque Gunn no logró obtener puntos en su enfrentamiento, su actuación no pasó desapercibida.
Con 36 años, Gunn no era la típica competidora de breaking, generalmente dominada por jóvenes con atuendos callejeros. Ella se presentó en territorio francés con pantalones deportivos y un polo verde. En la escena mundial, compitió contra rivales prominentes como la estadounidense Logan Edra, apodada Logistx, de tan solo 21 años. Logistx demostró ser una competidora difícil de derrotar al ganar 18-0 en ambas rondas, siendo la favorita unánime de los jueces.
A pesar de no llevarse la victoria, la australiana procuró dejar su huella a través de la creatividad. Se sabe que sus intereses de investigación comprenden “la danza, la política de género y la dinámica entre metodologías teóricas y prácticas”, según destacó en sus publicaciones.
Durante la ronda en modo todos contra todos, Gunn ofreció una serie de movimientos poco convencionales que incluyeron un salto de canguro en alusión a su país de origen, Australia. Optó por movimientos más artísticos y creativos en lugar de los giros de cabeza y acrobacias poderosas de sus competidoras, una estrategia que atrajo cierta atención en redes sociales pese a no ser favorable en las puntuaciones de los jueces.
El impacto de su actuación fue tal que generó una ola de comentarios en plataformas como X (anteriormente Twitter). Algunos espectadores se mostraron incrédulos sobre cómo Gunn fue seleccionada para representar a Australia.
Breaking, que ha sido añadido en un intento por atraer a un público más joven a los Juegos Olímpicos, nació en las calles y tiene profundas raíces en la comunidad hip-hop de Nueva York. Esto generó cierta controversia entre los pioneros del breaking sobre su inclusión en una competencia tan formal. Según Odylle Beder, conocida como Mantis, “El breaking es mucho más orgánico, y la forma en que lo hacemos en los Juegos Olímpicos es, como: ‘Haz una ronda. Para y mira cuál es tu puntuación. Ahora haz otra ronda’”.
Más allá del espectáculo y la controversia, Gunn, que posee un doctorado en estudios culturales por la Universidad Macquarie y experiencia en danza de salón, jazz y claqué, ve en el breaking una oportunidad significativa para la visibilidad y legitimación de los breakers. En un artículo para The Economist, enfatizó que “La visibilidad y la legitimidad que conlleva ser deporte olímpico ampliará las oportunidades profesionales de los breakers”. Considera que el breaking ofrece una perspectiva única dentro del espíritu olímpico, mostrando la diversidad del movimiento humano.
“Lo que quería hacer era venir aquí y hacer algo nuevo, diferente y creativo: esa es mi fortaleza, mi creatividad. Nunca iba a vencer a estas chicas en lo que mejor hacen, la dinámica y los movimientos potentes, así que quería moverme de manera diferente, ser artística y creativa porque ¿Cuántas oportunidades tienes en la vida de hacer eso en un escenario internacional? Quería dejar mi huella de una manera diferente”, manifestó.
Por otro lado, Logistx, la joven rival de Gunn, es una firme creyente en que el deporte aún no es tomado lo suficientemente en serio. Aunque el breaking fue bien recibido en los Juegos de París, no formará parte de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. “Como bailarinas, siempre hemos estado en la parte inferior del tótem”, comentó en una entrevista reciente. Ella esperaba que los Juegos arrojarían luz sobre el breaking y ayudarían a sellar su legitimidad como deporte y como un campo respetable.
En cuanto a los resultados, las primeras medallas en la historia del breaking olímpico fueron otorgadas a la japonesa Ami, la lituana Nicka y la china 671.