La novela en torno al futuro de Julián Álvarez ha llegado a su fin. El delantero argentino, de 24 años, vestirá la camiseta del Atlético de Madrid la próxima temporada, dejando atrás su etapa en el Manchester City. Este movimiento involucra una compleja operación financiera que oscila los 104 millones de dólares y un trabajo estratégico de convencimiento por parte de Diego Pablo Simeone, técnico del club rojiblanco.
Según informó el periodista Marcos Durán en Relevo, el fichaje de Álvarez no habría sido posible sin la intervención del DT, que jugó un papel crucial en persuadir al jugador. El entrenador argentino llamó cinco veces por teléfono a la Araña, en pos de convencerlo de unirse al proyecto colchonero. “Hubo una última llamada en la que el entrenador rojiblanco le fue muy claro y le dijo que si él (Julián) se lo proponía, podía convertirse en el máximo goleador de la liga española, en ser el Pichichi”, detalla el citado medio.
Se trata de un masaje al ego para el punta surgido de River, que ya ostenta 17 títulos en su carrera. Es que el cambio de aire le permitirá, al decir de Simeone, dejar de ser alternativa de Erling Haaland para pelear mano a mano por el título de top scorer con Kylian Mbappé, flamante refuerzo del campeón Real Madrid, y Robert Lewandowski, ariete del Barcelona.
En el proceso de convencimiento del delantero argentino, hubo más actores además del Cholo. Y la Selección estuvo involucrada. El trabajo de su hijo Giuliano Simeone durante los Juegos Olímpicos dejó su huella (el elenco dirigido por Javier Mascherano quedó eliminado ante el local en cuartos de final). El punta, que viene de jugar a préstamo en el Alavés, se quedará en el elenco dueño de su pase, por lo que será su compañero. Y también la influencia de sus compatriotas Rodrigo De Paul y Nahuel Molina durante la Copa América -ganada por la Albiceleste- fueron fundamentales. Este equipo de apoyo fue decisivo para que Julián Álvarez se inclinara finalmente hacia el rojiblanco. Allí también se reunirá con Ángel Correa, que no viajó con el combinado nacional al certamen continental, pero sí fue parte de la conquista en el Mundial de Qatar.
Aunque aún falta el anuncio oficial, el delantero cordobés firmará un contrato de cinco temporadas. El fichaje de Álvarez no solo es una estrategia deportiva, sino un movimiento financiero prominente para el Atlético, que comparado a la operación de Joao Félix con el Benfica, se convierte en una de las inversiones más sustanciales del club. Desde la perspectiva del Manchester City, la venta se perfila como la más lucrativas en su historia, superando a transferencias notables como las de Leroy Sané al Bayern Múnich ((67 millones de dólares) y Raheem Sterling al Chelsea (USD 61 millones).
El Colchonero buscó reforzar todas las líneas del equipo para la nueva temporada, siempre bajo la batuta de Simeone. Además de Álvarez, el club madrileño también concretó la llegada de Robin Le Normand, defensor de 27 años procedente de la Real Sociedad, así como del delantero noruego Alexander Sorloth, de 28 años, proveniente del Villarreal. Igualmente, están cerca de sumar a sus filas al centrocampista Conor Gallagher del Chelsea, compañero de Enzo Fernández, por 40 millones de euros (43 millones de dólares). Todas señales de que intentará pisar fuerte en todos los frentes, incluyendo la Champions League.
En el período previo a la oficialización del traspaso, Julián Álvarez protagonizó un ida y vuelta con Pep Guardiola, con su futuro sobre la mesa. “No sé qué va a pasar. En estos días estuve más enfocado en el torneo. Ahora, en estos días descansaré, estoy tranquilo”. Esas palabras, se sumaron a la demanda de mayor cantidad de minutos: “En algunos partidos importantes, cuando te toca estar afuera, a uno no le gusta. Al final, no te gusta quedarte afuera; querés ayudar”.
El ex DT del Barcelona fue contundente al responderle: “Cuando termine de pensar en su futuro, su agente llamará a Txiki (Begiristain, director deportivo del equipo) y veremos qué pasa…”. “Julián jugó mucho. ¿Quiere más? Está bien. Por eso... Piénsalo. Y cuando lo piense, nos informará. No estamos pensando en sustituirlo. Sé que dijo que lo pensará, veremos qué pasa. Sé que quiere jugar en los partidos importantes, pero hay otros también. Y tenemos 18, 19 jugadores”, completó.
Luego, ambos bajaron la espuma, pero la suerte, a la luz de los hechos, estaba echada. Y Guardiola optó por la misma postura que utilizó con Cole Palmer, quien también pidió más acción y se marchó al Chelsea, donde fue gran figura la última temporada.