Uno de los partidos más esperados de la jornada en París fue el que protagonizó Estados Unidos, que derrotó a Brasil con un aplastante 122 a 87 con el que logró clasificar a las semifinales del torneo masculino de básquet. Los hombres de Steve Kerr confirmaron su condición de favoritos con una producción humillante frente al seleccionado sudamericano y su próxima escala hacia el escalón más alto del podio será contra la Serbia de Nikola Jokic, que con anterioridad había eliminado a Australia (95-90) en un duelo que se definió en el tiempo suplementario.
Uno de los intérpretes más destacados fue Kevin Durant, quien se convirtió en el máximo anotador olímpico de todos los tiempos de EEUU. El alero que será considerado el Capitán América ha superado a Lisa Leslie en la cantidad de puntos anotados para el equipo nacional, alcanzando un total de 491 tantos en toda la historia de la delegación del país del norte.
Además, el espectáculo contó con la destreza de LeBron James, quien ha realizado “una auténtica locura”, según las palabras del propio entrenador. La leyenda es una de las principales figuras de un equipo plagado de estrellas, con un palmarés que incluye cuatro anillos de la NBA y en la capital francesa persigue su tercera medalla de oro luego de las que se colgó en Pekín 2008 y Londres 2012 (no estuvo en los de Rio 2016 y en los de Atenas, hace veinte años, capturó bronce con su selección).
“Lo de LeBron, a los 39 años es una auténtica locura. Pero no sólo por su juego. Para mí, él es una de las mejores cosas que me están pasando en estos Juegos. Ver lo que hace. Ver cómo se prepara, cómo le gusta trabajar, cómo le gusta este deporte. Cómo quiere a sus compañeros. Y cómo los motiva”, indicó Kerr, otra de las estrellas de este certamen, ganador de nueve anillos de la NBA, cuatro de ellos como técnico (con los Golden State Warriors: todos con Stephen Curry y dos de ellos con Kevin Durant, asimismo presentes en estos Juegos). “Es obviamente, uno de los más grandes de toda la historia. Pero todo lo suyo va mucho más allá de lo que se ve en la cancha. Es todo el paquete, en su conjunto, lo que va muchísimo más allá de sus ya de por sí increíbles prestaciones”, comentó en rueda de prensa.
A pesar de haber sumado 22 unidades en la victoria ante Brasil, el factor negativo se dio cuando recibió un codazo de un rival que no le permitió continuar con el compromiso. Si bien el duelo ya estaba liquidado con los 30 puntos de diferencia que había logrado sacar el Dream Team, los fanáticos se quedaron con las ganas de ver al experimentado jugador que optó por cuidarse de cara a las semifinales.
La lucha por el boleto a la final paralizará al planeta. Es que Nikola Jokic, pívot de los Denver Nuggets, expuso su jerarquía en el choque contra Australia (95-90) después de ir perdiendo por 24 puntos. Dos canastas seguidas, acompañadas por varias acciones determinantes en defensa, permitieron al equipo de Svetislav Pesic sacar adelante un partido que tuvo perdido, víctima de un inicio infame y del acierto de un estelar Patty Mills.
El combinado de Oceanía se disparó de la mano del base de Miami Heat. Inconmensurable, guió al conjunto aussie a un 20-44 ante una Serbia atolondrada, incapaz de frenar la dinámica y el acierto de su rival, que parecía camino de sentenciar su pase a semifinal por la vía rápida. Pero Jokic y sus compañeros, al más puro estilo clásico del baloncesto balcánico, negaron rendición. Bajo la batuta del pívot fueron paulatinamente desperezándose, encontrándose a sí mismos. Mermaron su desventaja al descanso (42-54) y prolongaron su reacción para encarar el último parcial ya en ventaja (67-65). Era un partido nuevo, en el que el combinado europeo llegaba crecida por su reacción, tampoco consiguió despegarse. Llegó al último minuto con un punto de ventaja, que mantuvo hasta el último instante, pero Mills, incombustible, forzó la prórroga con un tiro pese a la oposición de Jokic. En el tiempo suplementario se resolvió la historia y el choque entre Serbia y Estados Unidos entregará una cita obligatoria en el Paris Bercy.