Una intensa y electrizante carrera de 5.000 metros se vivió en el estadio de los Juegos Olímpicos de París, destacando como protagonistas a dos kenianas: Beatrice Chebet y la explusmarquista mundial Faith Kipyegon. La prueba culminó con un inesperado desenlace y altercados en la pista que afectaron los resultados finales.
Durante las primeras vueltas, las atletas etíopes mantuvieron la delantera, demostrando su dominio inicial. Sin embargo, pasada la mitad de la competición, hubo un encontronazo entre Gudaf Tsegay y la mencionada Kipyegon. La etíope quedó por delante y su rival se sintió empujada, por lo que se inició una secuencia de codazos y braceos de nulo espíritu deportivo, que las terminó perjudicando de cara al cierre de la prueba.
En la última vuelta, Chebet y Kipyegon realizaron un cambio de ritmo impresionante, separándose del grupo perseguidor. Mientras tanto, la neerlandesa Sifan Hassan intentaba mantener su ritmo en la segunda de sus cuatro pruebas, dejando atrás a las atletas etíopes y a la italiana Nadia Battocletti.
El epílogo de la carrera se volvió dramático al ver a Chebet protagonizar un sprint final que le otorgó la medalla de oro con un tiempo de 14:28.56. Kipyegon cruzó la meta en segunda posición con 14:30, pero la sorpresa llegó cuando fue descalificada por los jueces debido al altercado con Tsegay. Esto significó que Hassan ascendiera al segundo lugar, y Battocletti completara el podio, obteniendo un histórico bronce con récord nacional. La atleta sancionada se retiró entre lágrimas de la pista, ante la decepción luego de haber celebrado una presea que se le escurrió de las manos.
El final de la carrera no solo fue emocionante por las atletas que llegaron al podio, sino también por los resultados de las demás competidoras. Así, las etíopes Ejgayehu Taye y Medina Eisa terminaron en quinta y sexta posición respectivamente, mientras que la propia Tsegay concluyó en octavo lugar, una posición sorprendentemente baja para una plusmarquista mundial y subcampeona olímpica, que sufrió el incidente poco común en este tipo de competencias, y menos en una cita tan destacada como un Juego Olímpico.
La actuación de Beatrice Chebet se destaca como la más impresionante, ganando con un ataque sostenido y demostrando su superioridad en una carrera táctica. “Su desempeño fue tremendo, extraordinario, entre los bloques keniano y etíope, que salió absolutamente derrotado”, analizó la agencia EFE.
Por ahora, se espera un posible reclamo por parte de la delegación keniata respecto a la descalificación de Kipyegon, una decisión que podría modificar nuevamente los resultados, que inevitablemente se resolverán en el escritorio. Sin embargo, lo que queda claro es que la prueba de los 5.000 metros femeninos en París no solo dejó una marca en los tiempos de las corredoras, sino que también hizo historia en términos de competitividad, controversia y emociones.