El uzbeco Ilgiz Tantashev fue el nominado para dirigir Argentina-Francia por los cuartos de final de los Juegos Olímpicos, junto a sus compatriotas Andrey Tsapencko (asistente uno) y Timur Gaynullin (asistente dos).
El juez árbitro principal, de 40 años, reside en Bukhara y en fútbol masculino de París 2024 dirigió solo en dos oportunidades, con un trabajo apenas aceptable.
Se trata de un árbitro Internacional con experiencia en su continente, sobre todo en la Champions League asiática, pero con poco rodaje para encuentros de tanta responsabilidad; no podemos obviar la reciente definición del Mundial de Qatar, en el que ambos equipos protagonizaron un duelo candente y de alto vuelo. Y el ida y vuelta de declaraciones en la previa, que suma condimentos.
“Será un partido especial porque será el primero después de la final del mundo, con lo que sucedió y todas las situaciones de estos últimos meses. Al fin y al cabo somos Argentina, campeones del mundo y de América”, declaró el arquero Gerónimo Rulli. “Para nosotros Francia es un partido más, un rival más. Tenemos que salir a ganarlo igual al partido”, monimizó al adversario Thiago Almada.
Del otro lado, los medios franceses elevaron la temperatura. ”Una instancia para ajustar cuentas” y “un partido eléctrico, un shock esperado en más de un sentido”, atizó Le Parisien. En ese entorno, se esperaba un árbitro de otro calibre.
Los motivos de esta designación responden seguramente a que los árbitros con los que contaban eran de Concacaf y Asia Central y no tenían ningún tipo de reservas para optar por otra alternativa. Lo más inteligente, ante este tipo de evento y por la poca oferta que fue quedando a raíz de las programaciones, hubiera sido invitar con “carácter especial” a un juez internacional con la experiencia necesaria para este tipo de compromiso; aunque no estuviera entre los concentrados para esta cita olímpica.
¿Cuáles son las características técnicas de Tantashev? Es un árbitro pragmático y dialoguista, un estilo que muchas veces lo lleva a situaciones de pérdida de control del juego. Su historial nos dice que cuando este tipo de hechos ocurren, le cuesta superarlos, con decisiones técnicas y disciplinarias discutibles, cumpliendo tareas deslucidas con resoluciones muy polémicas.
Es un colegiado acostumbrado a tener un desplazamiento promedio de 9 kilómetros por encuentro y, por su forma de manejarse, cuando ambos equipos proceden a proponer un juego abierto, el promedio de los encuentros que conduce alcanza los 65 minutos.
No es el árbitro que favorecerá al partido si ambos equipos consideran hacer prevalecer lo físico sobre lo técnico y seguramente la presión del público local va a hacer notar este tipo de predominio.
Lo único que podemos esperar es que los jugadores y los departamentos técnicos superen los resquemores que trae este encuentro de características de eliminación directa y decidan ofrecer un encuentro con espíritu olímpico, en el que la autoridad pueda exhibir ese perfil dialoguista y pase inadvertido.
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