Paz, tranquilidad, quietud y templanza son las palabras que describen a la perfección a María Laura Belvedere, una cordobesa de 24 años que debutará en los Juegos Paralímpicos de París 2024 con un objetivo claro: hacer un buen papel en tiro adaptado, competir contra los mejores y devolverle al deporte una poco de todo lo que le dio desde su infancia.
“Yo nací con amputación en las piernas y malformación en las manos. No fue por ninguna enfermedad ni nada, simplemente una amputación congénita”, detalla a Infobae la oriunda de Córdoba, que utiliza prótesis para caminar desde muy pequeña y que a lo largo de su vida se encontró con diversos obstáculos que supo sortear con el paso del tiempo.
Durante sus primeros años, María Laura recuerda haber transitado una infancia completamente normal, en la que su hermano se transformó en un apoyo incondicional para ella. “Mi discapacidad dentro de mi familia siempre se tomó como una normalidad. Yo nací con mi discapacidad y nunca hicieron diferencia por eso, ni se quejaron por cualquier ayuda que pudiera necesitar. Siempre fui bastante protegida en ese sentido. Además soy la hija menor”, bromea.
Sin embargo, esa normalidad que sentía en el seno de su familia iba a ser interpelada por las diferencias físicas que se hicieron más notorias cuando comenzó el colegio. Allí, en el Nacional de Monserrat, fue donde nacieron algunos sentimientos encontrados. Por un lado conoció a su gran amor: el tiro, y por el otro brotaron los cuestionamientos sobre su cuerpo. Dos caras que el deporte supo unir y entrelazar para hacer florecer la mejor versión de sí misma.
“Hacer deporte me ayudó a transitar mi discapacidad, totalmente. Empecé en 2011 con 11 años y elegí tiro porque no podía hacer educación física ya que no podía correr, saltar y demás. Me hicieron elegir una de las escuadras deportivas que sintiera que podía adaptarla a mi discapacidad para desarrollarla sin dificultades y elegí el tiro, al ser un deporte de quietud más que de movimiento. Me llamó la atención. Lo elegí sin conocer demasiado sobre la disciplina y sin saber que años más tarde me iba a ayudar a transitar mi discapacidad, a aceptarme como soy y a lograr mayor independencia”.
Gracias al deporte, y a su poder de resiliencia, Maria Laura no sólo superó algunos obstáculos físicos como puede ser una caminata en la que se encontraba con veredas rotas o calles sin rampas, sino también los mentales, sobre todo los originados durante su adolescencia: “Es una edad complicada, en la que se generan ciertos conflictos con uno mismo, con el cuerpo, con la normativa de cómo tiene que ser el ser humano”.
“A mi no me gustaba cómo era físicamente, me daba vergüenza mostrar que tenía una discapacidad, entonces la ocultaba. Pero años más tarde, gracias a este deporte, conocí otras personas que practicaban tiro adaptado y que también tenían una discapacidad. Cuando los vi me parecieron personas super geniales y eso me impulsó a que me diera igual tener una discapacidad y aceptarme con ella”, reconoce María Laura, mientras añade que durante su etapa de aceptación tampoco le gustaba ser premiada en los eventos para discapacitados: “Yo quería competir con los deportistas convencionales”.
Durante un tiempo en sus inicios, la cordobesa se vio obligada a competir de la forma convencional, ya que no tenía con quién hacerlo en tiro adaptado: “Según mi parecer, estaba en igualdad de condiciones, entonces, ¿por qué no podía ser premiada con ellos? El rifle es el mismo, los balines, la posición, la técnica, todo es absolutamente igual, sólo que como yo no puedo levantar el rifle por mi cuenta, utilizo un resorte como apoyo para que haga el movimiento natural del cuerpo”.
En esa experiencia, María Laura demostró tener un talento natural para practicar la disciplina, al punto que alcanzó a competirles de igual a igual a los atletas convencionales, generando algunas reacciones insólitas: “Algunas personas se quejaban de que yo ganaba porque tiraba con apoyo, como si eso fuera una ventaja y era todo lo contrario. Con el tiempo me di cuenta de que yo era la que daba ventaja por el hecho de ejercer un cansancio mayor en mi cuerpo para mantener la posición, el no poder controlar mi brazo y trabajar con un objeto externo”.
“Con los días me di cuenta que está bien que yo esté en una categoría separada”.
Fue entonces cuando la atleta argentina comenzó a escalar a pasos agigantados en un deporte en el que la calma y la tranquilidad son fundamentales. “Muchos consideran que es un deporte violento, pero es un deporte de precisión y de concentración”, remarca. “Actualmente soy la única riflera paralímpica argentina. En estos años di saltos muy grandes en cuanto a logros. Di pasos agigantados en cuanto al aprendizaje”, agrega sobre lo que fue su carrera hasta lo que sucedió antes de ganar las dos medallas en los Juegos Parapanamericanos de Santiago en 2023.
“Mis mejores logros fueron durante el año pasado. Gracias a Dios pude competir afuera y eso me impulsó a aprender. Antes de mis dos medallas en Chile fui a mi primer Mundial en Lima, el torneo más importante del año aparte de los Juegos. Para mi haber clasificado por mi propia cuenta y haber competido con los mejores del mundo fue un orgullo”, recuerda con emoción y añade: “Literalmente a mi izquierda estaba el campeón del mundo francés, estaba chocha”.
“En Perú obtuve mi mayor logro personal. No lo podía creer, quedé en el puesto 9 entre 60 tiradores del planeta en mi primer Mundial. Hice mejor puntaje que muchos otros tiradores que siempre admiré”, relata. Cabe destacar que Maria Laura compite en una categoría mixta, ya que es un deporte en el que no se utiliza la fuerza: “Todos apoyamos el rifle en el resorte por eso hay una igualdad de condiciones”.
Tras su participación en la cita mundialista, Maria Laura Belvedere se consagró como la tercera mujer mejor clasificada y la primera de América. Además, por el hecho de que las dos competidoras que estaban por delante suyo ya habían obtenido su plaza a París, la argentina pudo asegurarse su lugar en los Juegos Paralímpicos como la novena mejor tiradora del mundo: “Después de estar dentro del TOP 10, voy a Francia con altas expectativas”.
Así como en Perú, en Chile y a lo largo de su camino dentro del esta disciplina, María Laura estará muy bien acompañada en París, ya que a su lado tendrá a su madre, quien al mismo tiempo es su louder (asistente de tiro). “Que sea ella la persona que me asiste me da mucha más confianza y tranquilidad porque lo hace por amor a mí. Ella me conoce más que nadie, solo con mirarla ya sabe lo que necesito. Siempre fue muy importante para mí, en lo personal siempre estuvo para mí y nunca hizo que me falte nada”.
Si bien serán sus primeros Juegos Paralímpicos, María Laura va a Francia con un objetivo claro: devolverle algo al deporte en forma de agradecimiento: “Es un compromiso. El tiro me ayudó a superar un montón de obstáculos en mi vida y siento que yo le debo al deporte. Siento que influyó demasiado en mi vida y forjó un montón de cosas que me hacen ser lo que soy hoy en día”.