El escándalo en Argentina-Marruecos es una muy mala señal para el fútbol y para el deporte olímpico

Todo lo ocurrido en el debut de la Albiceleste es un llamado de atención en el inicio de estos Juegos. A los ya advertidos problemas con el VAR, se sumó la relación muy particular entre la FIFA y el COI

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Tras el gol argentino (anulado casi dos horas después), los fanáticos marroquíes ingresan al campo de juego ante la escasa seguridad (REUTERS/Thaier Al-Sudani)
Tras el gol argentino (anulado casi dos horas después), los fanáticos marroquíes ingresan al campo de juego ante la escasa seguridad (REUTERS/Thaier Al-Sudani)

Primero, pensemos el hecho sin ubicarnos en París, ni siquiera en el ámbito de estos Juegos Olímpicos. Esto que pasó todavía es para poder dimensionarlo en cualquier torneo de fútbol, en cualquier nivel profesional u oficial. Que un partido se suspenda sin consecuencias para los responsables de haberlo suspendido, porque acá hay una hinchada que tira petardos, una hinchada que invade la cancha. Que por ese motivo no se revise una jugada, que se demore una hora y veinte en volver a tomar una decisión, que se anule un gol después de todo ese período, haber vuelto a hacer la entrada en calor, en cualquier torneo de fútbol más o menos serio, incluido el argentino, sería un escándalo.

Entre otras cosas porque son anomalías muy nítidas. O sea, no podés no tener consecuencias por suspender un partido si tu hinchada agrede con petardos. En un Juego Olímpico es extremadamente serio. Por el nivel de rigor que hay en términos de seguridad, por cómo se trata de cuidar a los protagonistas y porque en este caso puntual que es el de Francia. En París venimos hablando de que hay una saturación de seguridad impactante que evidentemente no es tan impactante.

Se les escapó mal una situación como ésta que debería tener alguna consecuencia interna. Quizá no se haga pública respecto de los marroquíes, no del público en sí, ni tampoco una cuestión de Estado. Pero sí de decir ‘¿che, muchachos, qué está pasando con esto? ¿Qué pasa?’. No puede ser así. Y además, esto es un prejuicio si se quiere: difícilmente esto sucedería en otro contexto que no sea un partido de fútbol en una relación muy particular como la que tiene la FIFA con el Comité Olímpico Internacional. Es una relación inestable, con derechos adquiridos, como por ejemplo tener 16 equipos compitiendo, cosa que no pasa con la mayoría de deportes colectivos, que son 12.

Todo se vuelve un disparate. Después está la evaluación y de algo que hablamos desde siempre: el VAR arruinando el fútbol. Una vez más el VAR, porque no se revisa siquiera la jugada de la mano, si es que haya habido mano en la jugada previa al gol anulado. Es muy difícil de detectar. Pero no se lo revisó.

¿Y el procedimiento del árbitro? ¡Es asombroso! Que no haya procedido en ese momento y optar por ingresar en ese período de incertidumbre que parecía eterno. El mismo árbitro asumió que había una anomalía que hizo que todos salgan corriendo de la cancha y que no haya dado por terminado el partido. Ni siquiera se hubiera cobrado el gol. Es muy, muy extraño, la verdad. Infrecuente. Y es una muy mala señal, no solo para el fútbol, sino también para un Juego Olímpico. Tampoco debemos prejuzgar que hay cosas que se permiten en el fútbol y no en otros deportes. Pero la verdad es que en el 95% de los deportes en estos Juegos Olímpicos algo así no sucedería ni de casualidad.

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