La ola de niños prodigio del ajedrez: de la escasez al nuevo boom representado por el argentino Faustino Oro

Un ejército infantil que aprendió el juego a través de tutoriales bullen a diario rompiendo marcas y registros en la actividad milenaria. El representante albiceleste de diez años es uno de los astros de la generación Alfa que superó en precocidad a Bobby Fischer

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Bobby Fischer, Judit Polgar y
Bobby Fischer, Judit Polgar y Faustino Oro

Faustino Oro, el niño argentino de 10 años, es una de las grandes promesas del mundo del ajedrez; en menos de tres años -su ingreso al ranking fue en septiembre de 2021- consiguió batir todos los récords en precocidad existentes hasta este momento. Fue el mejor ajedrecista Sub 8, Sub 9, Sub 10 del planeta, alcanzó que su fuerza de Elo -sistema de puntuación del ranking del ajedrez – trepara como nunca antes fuera visto, y consiguió los títulos de Maestro Candidato y Maestro Internacional con plusmarcas. Sus logros, al igual que los de otros prodigios, no son ya una novedad, pero las formas de sus conquistas marcan un cambio de paradigma en el historial de esta actividad.

Es que hasta fines del siglo XX la cantidad de niños y niñas prodigios -personas con cualidad en grado extraordinario- en el mundo del ajedrez eran apenas un puñado; se los contaba con los dedos de una mano. El norteamericano Paul Morphy, el polaco Samuel Reshevsky, el cubano José Raúl Capablanca, el norteamericano Bobby Fischer y la húngara Judit Polgar fueron, acaso, las primeras figuras más destacadas; los primeros en establecer récords en precocidad y hacedores de hazañas inimaginables en una actividad que, por entonces, era de dominio exclusivo de los hombres mayores. Los libros y las revistas eran sus alternativas de entrenamientos, y a las que recurrían aficionados y expertos para desentrañar las celadas y los misterios del juego.

Morphy, en 1853, a los 16, hablaba cuatro idiomas (inglés, castellano, francés y alemán) y en el ajedrez era imbatible. Sin rivales en Estados Unidos viajó a Europa y desafió al mejor del mundo (no existía el título de campeón mundial), el inglés Howard Staunton, que sólo esgrimió excusas para no enfrentarlo. Durante el año de espera disputó varios duelos con ingleses, alemanes y franceses; no perdió ninguno. Regresó a su país y se retiró del ajedrez. Tenía 22 años.

Sofia, Susan y Judit Polgar,
Sofia, Susan y Judit Polgar, la madre con sus dos niñas que aprendieron con el método de su padre

Capablanca, a los 4 años aprendió a mover las piezas observando a su padre jugar al ajedrez. A los 12 fue campeón cubano, y a los 26 el Zar Nicolás II lo nombró gran maestro. A los 33, en 1921, se consagró campeón mundial.

Reshevsky aprendió a jugar a los 4 y a los 8 derrotaba a experimentados jugadores en exhibiciones simultáneas. Sus padres sacaron provecho de sus cualidades, y en 1920 se instalaron en Estados Unidos obligándole al niño, de 9 años, a dar maratónicas sesiones simultáneas cobrando por ello. En 1922, el gobierno norteamericano los obligó a enviar al niño al colegio, y durante diez años no jugó al ajedrez. En 1933 se graduó de contable en la Universidad de Chicago y regresó al juego; ganó 7 campeonatos norteamericanos, fue uno de los 5 aspirantes al título mundial en 1948 y mantuvo una fuerte rivalidad con la llegada de otro genio: Bobby Fischer.

Fischer descubrió el ajedrez a los 6, y jamás se apartó de él. En 1959, obtuvo el récord en precocidad en la conquista del título de gran maestro a los 15 años y 6 meses. Fue campeón mundial a los 29 años y a partir de entonces se retiró de la práctica oficial del juego.

Polgar. Lazlo y Klara Polgar fue un matrimonio húngaro que ideó un método de enseñanza “criar genios”, el que llevaron a la práctica con sus tres hijas mujeres: Susan, Sofía y Judit. Todas brillaron en el mundo del ajedrez, pero Judit además se destacó frente a los hombres. Fue la única mujer en el historial de este juego que fue Top ten del ranking de varones y en 1992, a los 15 años y 4 meses, batió el récord de Fischer como el gran maestro más joven que haya tenido el ajedrez.

Pero con la llegada de la Internet, todo cambió; en los últimos 30 años, el crecimiento informático, el avance de las comunicaciones y los primeros pasos de la Inteligencia Artificial (I.A.) redescubrieron el juego. Por eso, cuando la pandemia del COVID-19 causó el confinamiento, en muchos hogares, los niños y niñas “alfa” -generación nacida en la era digital- encontró en las complejidades del ajedrez un desafío para el ingenio.

“Aprender a jugar al ajedrez es como aprender un idioma: cuanto más joven empieces será mejor; el tratamiento consiste en crear las conexiones cerebrales que agilizarán el aprendizaje. Además, con Internet, los niños tienen la posibilidad de jugar con los mejores. ¿Si aguantarán la exigencia? Ahí es fundamental el apoyo de la familia porque algunos están dispuestos a renunciar a la vida social, pierden su infancia e incluso dejan de ir al colegio”, contó el húngaro Peter Leko, de 44 años, que, en 1994, a los 14 años, 4 meses y 22 días, fue el gran maestro más joven de este juego superando la marca de su compatriota, Judit Polgar.

El ascenso del indio Gukesh,
El ascenso del indio Gukesh, el segundo Gran Maestro del ajedrez por juventud

Atraídos, primero, por su raíz lúdica y, más tarde, por su adaptación casi intrínseca a las nuevas tecnologías, los niños y niñas Alfa se convirtieron en dominadores con asombrosa inmediatez. Dejaron atrás los diagramas de los libros por enseñanzas activas, visuales y prácticas de videos tutoriales. El prodigio argentino Faustino Oro aprendió a jugar en mayo de 2020, con casi 6 años, se convirtió hace algunas semanas en el ajedrecista que a más temprana edad conquistó el título de maestro internacional. Fausti -así le dicen sus amigos y familiares- o “Chessi” -como lo llamó Kasparov- estableció la plusmarca con 10 años, 8 meses y 16 días.

“Faustino es un alumno excepcional, atento, dedicado y con gran voluntad para entrenar”, le dijo a Infobae, Leandro Perdomo, uno de los cinco entrenadores que acompañan al pequeño talento argentino. Y completó: “En mi opinión, su gran nivel de juego en tan poco tiempo se explica, especialmente, por su gran memoria asociativa que desarrolló por la práctica repetitiva y que le permite reconocer patrones del juego y encontrar soluciones creativas e intuitivas durante la mayor parte de la partida”.

En el mismo sentido, Jorge Rosito, el primer entrenador de Faustino Oro, dijo: “Entre las muchas cualidades de Fausti, tal vez la que más me sorprende sea su memoria. Nunca tuve que enseñarle o explicarle un tema dos veces. Él lo aprende y no se le olvida más”.

Pero no es sólo Faustino el joven de las grandes hazañas. Existen cuatro menores de 20 años en el Top ten del ranking mundial de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas); tres de ellos son indios: A. Erigaisi (20 años), D. Gukesh (17) y R. Praggnanandhaa (18), y el restante uzbeco, N. Abdusattorov (19).

 Abhi Mishra (de 15,
Abhi Mishra (de 15, al que le batió el récord Faustino Oro, pero que aún posee la plusmarca del gran maestro más joven, a los 12 años, 4 meses y 25 días) (St Louis Chess Club)

Y muchos otros jóvenes ya lucen el título de gran maestro: el alemán Vincent Keymer (19 años, y N°21 del mundo), el norteamericano Abhi Mishra (de 15, al que le batió el récord Faustino Oro, pero que aún posee la plusmarca del gran maestro más joven, a los 12 años, 4 meses y 25 días), el turco Yagiz Erdogmus (de 13), y el norteamericano Andy Woodward (de 14). Pero, aún, hay más jóvenes.

Hace una semana, el niño inglés Ethan Pang, de 9 años, batió por siete días el récord que Faustino Oro había logrado en 2023, de Maestro Candidato al superar los 2200 puntos de Elo, con 9 años y 4 meses. Ethan lo logró a los 9 años y 3 meses.

“Parece que al final todo se redujo a la práctica constante y a las oportunidades de competir contra diferentes tipos de oponentes; esos fueron los factores clave para su desarrollo ajedrecístico”, le contó Raymond Pang (papá de Ethan) al periodista noruego Tarjei Svensen del sitio Chess.com. Y agregó: “Creemos que la pandemia ha jugado un papel muy importante en su desarrollo ajedrecístico, ya que el puñado de sesiones del club de ajedrez a las que asistió despertó su interés, y luego el confinamiento de repente obligó a todos a quedarse en casa. Este período le brindó a Ethan la oportunidad de profundizar aún más en su nueva pasión, y podemos decir genuinamente que sus avances fueron gracias a los videos de enseñanza de Chess.com y de ChessKid (la plataforma de ajedrez para niños con más de 10 millones de miembros, y que el argentino Faustino Oro es embajador de ese sitio)”.

Bodhana Sivanandan. Cambridge International Open
Bodhana Sivanandan. Cambridge International Open

Una niña inglesa Bodhana Sivanandan, que en marzo cumplió 9 años, y en 2022 ganó el campeonato europeo de ajedrez blitz (partidas a 3 minutos por competidor) acaba de ser inscripta como representante del equipo femenino de su país en la próxima Olimpíada de Ajedrez que se realizará en Budapest, en septiembre próximo. Será la jugadora más joven que haya tenido esa competencia, que se celebra desde 1927, y que a partir de 1957 incluyó la categoría femenina.

El niño singapurense Ashwath Kaushik, de 8 años, se convirtió en el ajedrecista que a más temprana edad derrotó a un gran maestro. En febrero de 2024, en el Open de Suiza venció al polaco Jacek Stopa, de 37 años.

Roman Shogdzhiev, un niño ruso de 8 años, hizo su debut en diciembre último, en el campeonato mundial Blitz y Rápido que se realizó en Uzbekistán; allí completó una brillante actuación y derrotó a ¡cinco grandes maestros!

Todos ellos pertenecen a la generación de niños que descubrieron el ajedrez en tiempos de pandemia. Tienen un alto desconocimiento de la bibliografía, los campeones y la historia de este juego, pero con la ayuda de YouTube pulieron sus rudimentos con las asiduas y profusas prácticas de partidas on line, además, asistidos por los módulos de I.A. de los nuevos algoritmos de ajedrez lograron perfeccionarse y mejorar su fuerza frente al tablero; resuelven las ecuaciones con la intuición de un experto.

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