Rafael Nadal tiene motivos de sobra para festejar en Bastad pese a quedarse en las puertas de su 93ª coronación. Allí, donde alcanzó su primera final desde 2022, escaló exactamente 100 puestos en el ranking y sumó confianza de cara a los Juegos Olímpicos de París. No obstante, el gen competitivo del zurdo manacorí no se detiene en los aspectos positivos, y expresó su disconformidad en conferencia de prensa, luego de ceder 6-3 y 6-2 contra el portugués Nuno Borges (51°) este domingo.
“Sabía que las cosas no iban a ser fáciles. Solo me queda aceptarlo y seguir trabajando para mejorar. He jugado muy mal y estoy triste, veo difícil jugar peor que hoy. Nuno ha merecido ganar, jugó mucho mejor que yo”, afirmó Nadal con un tono de evidente frustración.
El español, que no levanta un trofeo desde su triunfo en Roland Garros 2022, analizó su desempeño con autocrítica y detalló las razones de su derrota. “Me he sentido vacío de energía, algo que puede ser normal porque llevaba mucho tiempo sin competir durante varios días consecutivos. He intentado encontrar soluciones en todo momento, pero el nivel ha estado muy lejos del que debería haber mostrado. Es importante que mi cuerpo haya aguantado la exigencia de la semana, pero física y mentalmente me he quedado sin energía para hoy. Esa puede haber sido una de las razones de mi mal juego en la final, pero tengo muchas cosas por analizar”.
En sintonía, el 22 veces campeón en torneos Grand Slam, que sufrió apenas su 50ª decepción sobre polvo de ladrillo, quinta durante la actual temporada, extendió: “Llegué aquí con muy buenas sensaciones de juego por los entrenamientos, pero he sido incapaz de mostrarlo en los partidos. No puedo decir que estoy satisfecho con mi tenis porque el nivel de juego ha sido muy lejano. Tengo que averiguar por qué y tratar de solucionarlo. Me llevo de aquí el mensaje de que tengo que jugar mucho mejor para ser competitivo. No hay excusas”.
Tras la final El español aseguró que esta fue la última vez que juegue en este torneo: “No creo que vuelva a jugar aquí, pero ha sido un privilegio la estancia. Gracias por todo”, apuntó el exnúmero uno del mundo que emprende ahora su viaje hacia París para su gran objetivo, los Juegos 2024.
A pesar de la derrota, Nadal mantiene su ilusión y objetivos claros, con los Juegos Olímpicos de París en el horizonte. “Me ilusiona participar en los Juegos Olímpicos, el evento más importante del deporte, y representar a España. Ojalá pueda encontrar la energía necesaria y hacer buenos entrenamientos. Sé que si logro hacer buen tenis a nivel individual, también lo haré en el dobles, pero debo analizar bien lo sucedido esta semana y trabajar duro. Estoy convencido de que Carlos Alcaraz estará en un gran nivel porque llega con confianza. Entrenaremos juntos esta semana”, cerró el doble medallista, que se presentará por cuarta ocasión en la emblemática cita, luego de Atenas 2004, Beijing 2008 y Río 2016.
La sequía de Nadal se alargó también en Bastad, donde el balear, que apuntaba al título en una estupenda y esperanzadora semana, sucumbió ante el portugués Nuno Borges, que logró el primer éxito de su carrera tras vencer por 6-3 y 6-2. No pudo alargar las buenas sensaciones que ha encontrado en estos siete días el ganador de veintidós Grand Slam, que terminó por acusar el enorme esfuerzo, el eterno desgaste, al que ha estado sometido, especialmente en el duelo de cuartos de final contra el argentino Mariano Navone y también en las semifinales contra el croata Duje Ajdukovic, resueltos ambos en tres sets.
La final fue una montaña rusa
De juego, de vaivenes. Tal y como sucedió en los dos encuentros anteriores en los que acumuló casi siete horas en pista el mallorquín de 38 años. Pero en esta ocasión, no hubo remontada. Nadal no se pudo reenganchar.
En la primera vez desde principios del 2022 que Nadal logró enlazar cuatro triunfos consecutivos en partidos de tres sets, la película se repitió en la puja por el título. Volvió a emprender el duelo con desventaja, con una escalada por subir en el horizonte. Perdió su saque que consolidó el portugués para situarse con 2-0. Es el saque uno de los asuntos a tener en cuenta para Rafael Nadal que no logra estabilizar su juego ni hacerse fuerte con el servicio. Va a contracorriente muchas veces. También en esta final. Nadal no logró ganarlo hasta el quinto juego, cuando ya perdía por 5-2.
Se acercó a 5-3 Nadal, a solo una rotura. Pero Nuno Borges, que nunca se había visto en una situación similar y ante un rival de tal enjundia, aprovechó la situación, el momento de su vida. No falló y amarró la manga.
Le tocaba remar. Igual que le sucedió ante Navone y frente Ajdukovic. El aroma de remontada era la ilusión del balear, de amarrar su éxito 93, el 64 sobre arcilla. De hecho, empezó a servir mejor y mantuvo el saque en los dos primeros de la siguiente manga. Pero Borges, séptimo favorito, rompió en el quinto juego. Y ya nada lo paró. Ganó cinco juegos seguidos y cerró, en hora y media, un triunfo impensado. Un momento sin precedentes en su carrera.
Borges se instaló en una nube. Inauguró su historial, a años luz del de Nadal, que afrontaba su sexto torneo en lo que va de curso. No había estado hasta ahora en una semifinal. Si quería horas de pista, en Bastad las ha tenido.
Llega rodado a París Nadal, con todo el horizonte de cara. “Ha habido momentos muy buenos en la semana. Esta vez no ha habido tantos momentos buenos. Pero ha sido una semana positiva”, indicó al término del partido Nadal.