Las confesiones de Dybala: sus lágrimas al recordar a su padre y el momento en el que pensó que Argentina iba a perder la final del Mundial

La Joya abrió su corazón en la entrevista hecha por su pareja, Oriana Sabatini, a pocos días de contraer matrimonio

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La Joya dio un crudo testimonio sobre lo que pensó luego del empate señalado previo a los penales

Con menos de 20 años, Paulo Dybala emigró desde Instituto al Palermo de Italia, donde pasó a cobrar en euros y vivir otra vida, mientras en la Gloria solo percibía $4.000, el sueldo más bajo del plantel. Diez años después de su venta al Calcio, en 2022, ese joven se transformó en campeón del mundo y, a pesar de perderse la Copa América, mantiene un lazo estrecho con el ciclo de Lionel Scaloni. Esa final ante Francia y el recuerdo de un hecho que le cambió su carrera fueron los ejes de una entrevista realizada por su pareja, Oriana Sabatini, en el canal de YouTube A dónde vamos cuando soñamos.

La pareja se casará este sábado 20 y, a pocas horas de concretar el matrimonio, Dybala ofreció su mirada sobre cuál es el momento que más lo marcó de aquella definición ante los Galos en la Copa del Mundo organizada en Qatar. Algo le hacía pensar que el sueño podía quedar trunco: “Hay un momento en particular que obviamente no se vio porque fue muy rápido, que cuando nosotros pasamos a ganar 3 a 2 quedaba muy poco para que termine el tiempo extra. Cuando pasa lo del penal que empata Francia el 3 a 3, a mí se me vino el mundo abajo al punto de empezar a casi lagrimear, porque en el deporte, en el fútbol, en estas situaciones vas a los penales y perdés. O sea, vas ganando, te empatan, vas ganando, te empatan”.

Es como decir ’todo esto pasó porque tenemos que perder‘. Si no el partido terminaba 3 a 2. No había penal. Francia no lo empataba de nuevo. Entonces, en ese momento yo entro como a lagrimear y en ese lapso de minutos que faltan, entre que termine el partido y el gol de Francia, yo entro”, señaló sobre su ingreso a los 120 minutos en lugar de Nicolás Tagliafico.

En ese sentido, el ex hombre de la Juventus declaró: “No había tiempo ni para lagrimear, ni para pensar, ni para nada. Son minutos en los que pueden pasar miles de cosas, en los que no te esperás un llamado, queda un solo cambio. Hay muchos jugadores. El técnico tiene que tomar decisiones y me tocó entrar. Entonces ahí las emociones quedan un poco de lado y es full concentración, enfocado en lo que tenés, que lo mío era prácticamente estar muy concentrado para los penales”. “El momento que un poco me marca a mí es ese, el empate de Francia, cuando yo me vengo abajo emocionalmente, al nivel de casi llorar”, sentenció.

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A continuación, la Joya se metió de lleno a un debate al cual se ha referido el propio Tagliafico, quien admitió haber sentido un vacío después de lograr la tercera estrella. Frente a esto, Dybala se posicionó en la vereda opuesta: “Es normal la pregunta, pero yo tengo muchos otros objetivos también a nivel futbolístico, tengo otros trofeos que quiero ganar. Sí, es lo máximo, pero me quedan muchas cosas. En ningún momento hubo un vacío para mí”.

“Después de haber ganado el Mundial tuve otra final muy importante para jugar con la Roma y la perdimos. Y a mí me mató. Me acuerdo que estaba destruido. No podía más. Quería irme a mi casa, no salir. A mí me pegó muy fuerte haber perdido esa final, porque yo sé que para nosotros en ese momento hubiese sido algo histórico, como fue ganar el Mundial. Sé que para la gente de Roma hubiese sido algo único en toda su historia y yo hacía un año que estaba ahí. Y no hay comparación entre una cosa y la otra. A nivel de magnitud, de escenarios”, manifestó. En ese momento, dejó una frase concluyente ante las personas que objetan la sensación de que ya no hay nada después del Mundial: “Ante esa respuesta, es decir ‘bueno, entonces no juego más‘”.

La continuidad de la charla derivó en un tema muy sensible para Paulo Dybala, quien perdió a su padre a los 15 años por una enfermedad. Él iba a ver todos los partidos de su hijo en cada oportunidad que tenía y la confianza entre Oriana y su novio le permitió ir más allá con una pregunta que tocó la fibra íntima del atacante de 30 años: “Me atrevo a preguntar: ¿cómo fue la primera vez que hiciste un gol y no estaba ahí...”. La emoción comenzó a asomar en el rostro del entrevistado. “Sos mala”, atinó a responder y, del otro lado, recibió un “perdón, te amo”.

A continuación, el oriundo de Laguna Larga se confesó: “No me acuerdo. Sé que volví a jugar en mi pueblo. Porque yo jugaba en Córdoba y yo viajaba con él. Entonces después para mí se hizo muy difícil viajar, más allá de los tiempos, porque yo me iba en auto con él. Quería estar en mi casa con mi familia e Instituto me dijo que podía volver a mi casa seis meses hasta final de año. Y después veíamos el pase. Yo volví a jugar al pueblo con mis amigos en uno de los clubes de allí. Estaba más contenido también, aunque mi familia también quería que yo volviera a Córdoba, porque todos creían en mis cualidades, en que podía llegar a cumplir mis objetivos. Y después, a los seis meses, a final de año, yo tuve que volver a Córdoba y ahí me fui a vivir a la pensión del club”.

El jugador de la Roma se refirió a su pérdida en un momento clave de su carrera

La mudanza no aminoró el duelo, que seguía cada noche en su habitación: “Los primeros meses fueron difíciles. Después, cuando me fui a Córdoba también fue muy difícil porque yo estaba solo en la pensión. Tenía 16 años. Me acuerdo que me encerraba y lloraba solo. Había entrenado a la mañana o a la tarde y a la noche lloraba solo en la pieza, no aguantaba. No quedaba otra: me iba a mi casa o luchaba por mi sueño”.

En último orden, sorprendió al revelar cuál fue su segundo deporte antes de dedicarse de manera plena al fútbol. Fue debut y despedida: “Cuando tenía siete años, ocho años, estaba un poco cansado del fútbol. Quise empezar a jugar básquet y me anoté en un club de mi pueblo. Y empezamos con los entrenamientos a conocer un poco, porque no conocía nada. En mi casa no había una pelota de básquet, no se miraba básquet, nada. Creo que era más la desesperación de hacer otra cosa que el deporte en sí. Y en el primer partido como oficial yo levantaba la pelota cuando venía muy baja con el pie. No me agachaba a agarrarla con la mano. Entonces, cuando terminó el partido, el entrenador me dijo: ‘O empezás levantar con la mano o volvés a jugar al fútbol porque acá se juega con las manos‘. Ahí dije que tenía que volver al fútbol”.

Además, Paulo confesó el pacto que mantiene con Oriana Sabatini, debido a que el jugador acompañará a su pareja cuando se retire, como ella lo hizo con él, y se permitió hablar del momento en que cuelgue los botines. Más allá de admitir que se imaginaba tener seis años más de carrera, no se mostró temeroso de tener mayores momentos alejado del fútbol: “Si vos me preguntás ahora qué es lo que más querés y yo te diría tener más tiempo para disfrutar. No tengo tiempo para disfrutar, a lo mejor con la gente que más quiero porque mi gente está en Córdoba o mi gente está muy lejos de donde estoy yo, y estoy muy abocado en mi profesión. Tenemos muy poco tiempo libre, cada vez se juega más, cada vez hay menos días libres, cada vez hay más competencias, cada vez hay menos vacaciones. Entonces, si vos me preguntas hoy qué querés y no podés tener, es tiempo y en el retiro pasa todo lo contrario”.

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