Caso Policial Número: PD240715221263. Calabozo Número: 240147186. Caso Judicial Número: F24014795. Nombre del acusado: Ramón Jesurún.
Así comienza la carátula de la Declaración Jurada de Detención que tiene como protagonista al presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), Ramón Jesurún y su hijo Ramón Jamil, luego de que fueran apresados y trasladados a un centro de detención el lunes a las 00.30 de la madrugada tras protagonizar un ataque a miembros de la seguridad del Hard Rock Stadium en Miami Gardens, tras la caótica final de la Copa América organizada por la Conmebol, el ente rector del fútbol sudamericano comandado por Alejandro Domínguez.
El acta es claro y contudente: Jesurún y su hijo fueron detenidos por agredir a tres “oficiales/empleados” que estaban encargándose de la seguridad en el estadio finalista.
“El 15 de julio de 2015, en la Copa de fútbol en el Hard Rock Stadium, a las 00.20 horas, el partido de fútbol Colombia vs. Argentina acaba de terminar”, comienza el documento. Y sigue: “El Sr. Ramón Jamil Jesurún Jr. (acusado número 1) y su padre Ramón Jesurún (acusado número 2), eran patrocinadores de este evento. Ambos sujetos caminaban hacia la entrada del campo (túnel sur, cerca del Club Gallagher). A la seguridad del estadio (Best Security) se le había encomendado la tarea de garantizar la seguridad de los peatones en el túnel y ayudar con una eficiente entrada y salida para las funciones despúes del partido. Durante este tiempo, la Dirección de Best Security dio instrucciones al Señor Jakari Shaw, que estaba trabajaba como oficial de seguridad con un uniforme claramente marcado con el emblema de la empresa de seguridad, que retuviera temporalmente a los peatones para que no entraran al siguiente tramo del túnel”.
Quizás influidos por la ira de haber perdido la final en el último momento del partido, es en ese momento cuando ambos, padre e hijo, enfurecen y comienzan con sus agresiones a Shaw. El patrón del fútbol colombiano creyó que el poder que ostenta a diario en su país podía traspolarlo a Miami.
“El señor Jakari Shaw (víctima número 1) se dirigió verbalmente a la multitud para que esperara y se mantuviera a la espera, entre los que se encontraba el señor Ramón Jamil Jr. y su padre, quienes estaban con amigos y otros patrocinadores. Cuando el señor Shaw los retrasó temporalmente para que no pasaran del acceso, ambos acusados se enfurecieron y comenzaron a gritarle. El señor Jesurún Jr. se acercó agresivamente a Shaw y le gritó a escasos centímetros. El señor Jesurun padre también se acercó y empezó a gritarle a Shaw. El señor Shaw les pidió que se apartaran. Cuando el señor Jesurún Jr. no retrocedió, el señor Shaw colocó una palma abierta sobre el pecho del señor Jesurún Jr para guiarle hacia atrás. En ese momento, el señor Jesurún padre se adelantó, enfrentó a Shaw y lo empujó”, cuenta la crónica oficial por la cual ambos fueron detenidos por las autoridades de Miami.
El relato muestra la ira desmedida que tenían dentro los protagonistas, como la falta de organización por parte de la Conmebol, organismo del que Jesurún también es miembro como representante ante la FIFA. Fuera de sí, “Jesurún Jr. le agarra por el cuello a Shaw y le tira al suelo. Inmediatamente le propinó dos puñetazos que impactaron en Shaw, que estaba tendido en el suelo. Luego, volvió a acercarse a la víctima agresivamente, que seguía tendido en el suelo, de espaldas y le dirigió una patada directa a la cabeza del señor Shaw, que impactó de lleno”.
En ese momento de violencia salvaje por parte de los Jesurún, hizo su entrada la oficial Daphne Aguste, la segunda de las víctrimas de los patrones del fútbol colombiano. “Se acercó al incidente en un esfuerzo por separar a los acusados de la víctima. Inmediatamente, Jesurún Jr. gritó y empujó a Aguste con sus manos. Luego se acercó nuevamente, levantó su puño derecho de forma agresiva dispuesto a golpearla en el rostro. En ese momento, en lugar de gopearla la sujetó con sus manos y comenzó a empujarla y zamarrearla”, detalla el acta.
“En ese momento, varias personas desconocidas de la multitud que les rodeaba empezaron a retener al señor Jesurún padre de reanudar el agresivo altercado físico. El señor Jean Garoute (víctima número 3), que es parte de Best Security, y que llevaba su uniforme y un emblema claramente visible, intentó ayudar a calmar la situación. El señor Jesurún padre continuó empujando y mostrándose combativo, terminando golpeando a Garoute, lo que causó que se le saliera el gorro reglamentario”, indica el documento al que accedió Infobae.
En ese momento, momentos después, la policía detuvo a los agresores, que permanecían fuera de sí y fueron trasladados al Turner Guilford Knight Correctional Center de Miami, donde pasaron varias horas, fueron uniformados con un mameluco naranja, como los criminales ordinarios, hasta que finalmente pagaron la fianza fijada por la corte y recuperaron la libertad. Juntos, retornaron a su lujosa vivienda con vista al mar en el edificio The Metropolitan sobre la avenida Brickell.
Las palabras del patrón del fútbol colombiano
Luego de recuperar bajo fianza la libertad, Jesurún intentó justificar su violento accionar. ““Mi credencial decía acceso total”, señaló como principal argumento ante los medios el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol y uno de los más cercanos dirigentes a Domínguez en la Conmebol. El pope del fútbol colombiano estaba acompañado además por su hijo, que no cumple rol alguno en dicho organismo, y quien se mostró más exaltado durante los disturbios posteriores al partido.
Como consecuencia de su accionar, el patrón del fútbol colombiano estuvo ausente durante la premiación de los equipos, donde él tenía que entregar la medalla al segundo puesto a la Selección Colombia, uno de los mejores equipos del torneo continental disputado en Estados Unidos y organizado por Conmebol. Su ausencia no pasó inadvertida y fueron muchos los rumores que comenzaron a circular tras su faltazo. Sin embargo, pocos sabían que el pope dirigencial estaba tras las rejas y siendo fotografiado por las autoridades policiales de Miami.
Hasta el momento no se conoció una condena pública de Alejandro Domínguez -como máxima autoridad de Conmebol- sobre el violento accionar de uno de sus más próximos colaboradores en el organismo rector del fútbol sudamericano, que empaña a toda la dirigencia del continente por igual. Tampoco se supo si está evaluando aplicar uno de sus estrictos y rigurosos estándares disciplinarios que ejecuta tan a menudo contra futbolistas y técnicos, los verdaderos protagonistas del espectáculo.