La selección argentina derrotó a Canadá y se metió en la final de la Copa América con una actuación destacada de Lionel Messi, quien gritó su primer gol en la competición y engrosó sus distintas estadísticas personales a nivel selecciones.
Por un lado, la Pulga se convirtió en el segundo máximo artillero de la historia detrás de Cristiano Ronaldo (130). Con el tanto de este martes, llegó a los 109 goles e igualó la línea del iraní Ali Daei.
Por otra parte, alcanzó las 14 anotaciones en el certamen continental y quedó a tres de los máximos goleadores históricos, el argentino Norberto Tucho Méndez y el brasileño Zizinho. En esa tabla también figuran Teodoro Fernández (Perú, 15 goles), Severino Varela (Uruguay, 15), Paolo Guerrero (Perú, 14) y Eduardo Vargas (Chile,14).
Además, Leo -que es el que más presencias tiene en el torneo, con 38 encuentros disputados- se transformó en el segundo futbolista hacer golpes en seis ediciones diferentes de la Copa América: marcó en 2007, 2015, 2016, 2019, 2021 y 2024 (la única en la que no lo hizo fue en 2011). El otro es Zizinho (anotó en 1942, 1945, 1946, 1949, 1953 y 1957).
El rosarino venía de superar una distensión en el aductor derecho -que lo marginó del partido ante Perú en la última fecha del Grupo A- y de una presentación discreta frente a Ecuador en los cuartos de final, cotejo en el que lució disminuido físicamente.
Esta vez, estuvo más cerca de su mejor versión. Se lo vio más suelto, activo e intenso, con otro ritmo, a tal punto que fue uno de los puntos más altos del equipo conducido por Lionel Scaloni.
Su primera intervención de relevancia se dio a los 11 minutos, cuando combinó con Ángel Di María en el sector derecho y remató desde la puerta del área mayor: la ejecución se fue a pocos centímetros del poste izquierdo del arco que defendió Maxime Crépeau.
A los 34, Messi inició una acción ofensiva que derivó en otra ocasión de riesgo. Por la zona central, construyó una pared con Rodrigo De Paul y filtró un pase entre la defensa canadiense para la llegada de Nicolás Tagliafico, cuyo disparo se fue por encima del travesaño tras un desvío en un rival.
Nueve minutos más tarde, otra vez estuvo cerca de convertir a partir de la conexión rosarina con Di María. Recibió un pase de Fideo y, al ingresar al área, desairó al lateral Alistair Johnston con un amague y sacó un derechazo furibundo que salió al lado del palo derecho.
La jugada encendió a los más de 80 mil espectadores que colmaron el Metlife Stadium de Nueva Jersey. Los hinchas comenzaron a corear su nombre, mientras él se lamentaba y se tomaba la cabeza.
Luego, en una de sus últimas participaciones antes del entretiempo, probó de emboquillada desde la medialuna.
El desahogo del capitán albiceleste llegó en el inicio del segundo tiempo. El reloj marcaba los 50 minutos cuando enhebró un nuevo ataque por el costado izquierdo de Canadá. Con su socio De Paul, intentó una pared, pero el balón quedó suelto en el área y lo interceptó Enzo Fernández. El mediocampista del Chelsea le pegó de primera y Lionel, con su botín izquierdo, alcanzó a desviar el remate con un toque leve para así vencer la resistencia de Crépeau.
De la mano de Messi, la Selección buscará revalidar el título ante el ganador de la semifinal que disputarán mañana Uruguay y Colombia. La gran final será el próximo domingo a las 21 (hora argentina) en el Hard Rock Stadium de Miami.