Es el Pato Fillol en los 90 minutos, con atajadas históricas para ganar un Mundial contra Francia o para aguantar a Ecuador cuando sorprendió en el inicio del juego. Tapadas de sticker con los pies. Es el Goycochea en los penales, cuando nació la leyenda contra Colombia, la noche del mirá cómo te como en la Copa América 2021; en la Copa del Mundo en Qatar 2022 o en el momento oscuro después de que Messi la picara al travesaño. Atajadas de película con las manos. Es Dibu Martínez, un arquero completísimo, infernal, una mezcla de los mejores de la historia para meterse él en ese podio. Uno que ataja goles. Y que achica al arco, al nivel extremo que los rivales saben que tienen que ajustar el tiro para poder mover la red. Los asusta hasta en el peor instante. Se había puesto difícil el mata mata de un cuartos de final, demasiado pronto para que un campeón tomara el vuelo de vuelta. Un sudor frío corría por la espalda de los argentinos al ver que había fallado al capitán. Pero ahí apareció el Dibu para dar la cara por todos. En el juego mental de los penales tiene la cabeza más fuerte que el resto. Justo alguien que pondera tanto la terapia, que llegó a decir que todo futbolista necesita un psicólogo, fue quien le devolvió la confianza a Argentina. Voló para un lado. Metió un guantazo descomunal en el otro. Por si faltaba un capítulo más en su relación de idolatría, Dibu Martínez ratificó que es el arquero del pueblo. “Yo me lleno con la gente”, explicó mientras que la TV dejaba ver su ida y vuelta con la tribuna. Y los hinchas se llenan con él. Es el superhéroe de muchísimos chicos que quieren ser arqueros después de verlo. Fue el héroe de los grandes que jugarán seis partidos por cómo atajó...
Dibu Martínez escondió los defectos que tuvo la Selección para caminar en puntas de pie por la cornisa. Fue el peor partido de Argentina en la Copa América. La actuación con nivel más bajo en largo tiempo. Algunas jugadas del compacto del partido actúan como prueba. Cuando había perdido la posesión, Ecuador falló un penal. En el minuto 91 le empató. Y en el 94, un cabezazo pasó cerca del palo izquierdo... Un equipo como la Selección, que se ordena con la pelota, que tiene imaginación en el medio, no se pudo imponer desde su técnica ni por su jerarquía individual. Perdió muchos duelos defensivos pese a que jugó Romero, hoy el mejor 2 del mundo, bien acompañado por Licha Martínez. Y no emparejó cuando armó línea de 5 en el final con Cuti-Otamendi-Tagliafico como centrales, Montiel por la derecha y Nico González en el lateral izquierdo en retroceso. Scaloni pareció demorar los cambios cuando Argentina perdía volumen de juego y caía en el ida y vuelta físico. Con Enzo Fernández extrañamente impreciso, pagando caro su inactividad por la operación. Pisó tres veces el área, otra de sus virtudes, y no pudo romper. De hecho el gol de la Selección llegó de pelota parada, con un córner de Messi que peinó perfecto Mac Allister en el primer palo y dejó en una soledad increíble a Licha Martínez en el segundo. El partido pedía antes el ingreso de Lo Celso, o tal vez Paredes para darle mejor salida y liberar a Alexis. Y Di María, el otro crack, el que destrabó el partido contra Perú. El entrenador explicó que no es un jugador para correr de atrás a los ecuatorianos. Aunque tal vez con él la pelota la tenía de nuevo la Selección. Pareció que el 0 a 0 quedó rehén de entrar por Messi o ver los 90 de afuera.
No destrabar el juego hizo que no se pudiera cuidar a Messi. El 10 confesó que hasta el último entrenamiento tenía temor de sentir alguna molestia. Y se percibió en su andar que no pudo ser el Leo de siempre. Hay una estadística que indica que tocó la pelota 32 veces, su registro más bajo en un partido completo de una competencia oficial con Argentina. Conceptualmente también se vio que no fue el eje de la Selección para manejar los tiempos, o para rescatar la falta de calidad de los ataques. Salvo el pase a Enzo Fernández, o algún arranque aislado, no pudo estar todo el tiempo en línea. En otra época se lo podía ver desconectarse. Pero casi nunca en esta era de la Selección. Siempre fue el eslabón imprescindible, el que nunca se podía omitir en un ataque. O sea: no fue consecuencia de un bajón futbolístico. Ni siquiera sirve como coartada que le faltó acompañamiento en el medio, un sector clave donde sólo rindió en nivel alto Mac Allister, inteligente para jugar en cualquier rol. Tuvo que ver más con el físico de Leo. Esta versión completa del 10, cuando la pelota era un fuego contra México en Qatar, rescató a todos. En Houston quedó atado, con algunos movimientos hasta controlados. El costado positivo es que se delata una vez más su compromiso con la camiseta, con el grupo, con la gente. “Me emociona porque lo vi sufrir un montón. Lo vi preocupado. Es como un hermano mayor para nosotros”, blanqueó De Paul. A lo Messi, porque ya lo demostró mil veces, él pidió jugar. Nunca deja tirados a sus compañeros.
Argentina siempre tiene de donde sostener su ilusión. Con Ecuador supo sufrir. O como dice Simeone, supo jugar mal. Hay días en que no salen las cosas como se planifica y no hay que perder. Va más allá de los lugares comunes que a veces sirven para explicar situaciones con cierta pereza intelectual. Pasar por penales no borra defectos pero puede generar un empujón anímico. No hay ningún equipo candidato en la Copa América que no haya coqueteado con la derrota. Uruguay, el gran enemigo de la mano de Bielsa, fue superado durante gran parte del partido con Estados Unidos y ganó con un gol que fue offside pese a las líneas del Var. A veces impresiona con su precisión en velocidad con jugadores como Valverde, Darwin Núñez, De La Cruz; otras, no deja de llamar la atención que no maneje otra velocidad de ataque si el partido lo pide. Panamá también le manejó la pelota en un tramo del segundo tiempo... Brasil, el otro equipo con escudo grande, fue superado por Colombia, otra selección a la que la tecnología le anuló una jugada tomando como referencia a un jugador equivocado. Tiene delanteros de la calidad de Vinicius, aunque le faltó juego en el medio para conectar con la individualidad y hoy en día no hacen daño con los laterales. Argentina mantiene en alto su cartel de candidato: ahora tiene más tiempo para recuperar a Messi, es el plantel con mejores jugadores, sabe disputar estas instancias decisivas, el lado de la llave más amigable le dará a Venezuela o Canadá... Y juega con 12 cuando el Dibu Martínez está en el arco.
El cuadro de la Copa América 2024: