En un partido cargado de tensión que definió el segundo puesto del Grupo B de la Copa América, y la plaza para enfrentar a Argentina en los cuartos de final, México y Ecuador no se dieron tregua. Los aztecas debían ganar para avanzar y buscaron más, aunque sus rivales lograron lastimar de contra. Los dirigidos por Jaime Lozano finalizaron enojados con el arbitraje por dos acciones puntuales: un penal que debió ser marcado y resultó ignorado por el colegiado guatemalteco Mario Escobar, y otro sancionado, pero que fue anulado a instancias del VAR a cargo del argentino Silvio Trucco.
Corrían 56 minutos cuando Gerardo Arteaga penetró en el área y Félix Torres se arrojó desde atrás para extirparle la pelota. Aunque en el derrape le tocó el pie de apoyo, hecho que terminó derrumbando a su adversario. La secuencia siguió y Pacho rechazó apurado, pero una vez que el balón traspasó los límites del campo, todo el elenco mexicano rodeó al juez reclamándole la falta. La autoridad se llevó la mano al intercomunidador, advirtiendo que la jugada estaba siendo revisada, e instantes después señaló el córner, confirmando que la posible infracción había sido desestimada.
El problema es que la falta existió. Se trató de una entrada desde atrás, imprudente, sin precaución al disputar el esférico. El punto de contacto y su consecuencia le otorgan identidad de infracción. Luego, ya en el descuento, nuevamente Torres intentó frenar a Guillermo Martínez, quien lo venía tomando. El defensor logró puntear al córner la pelota y el atacante se dejó caer. Escobar cobró penal, pero allí el VAR intervino correctamente y lo llamó a revisar. En consecuencia, la sanción fue desestimada.
La controversia se agravó porque a cargo de la tecnología estuvo Trucco, un argentino, precisamente del país que esperaba en el duelo del próximo jueves 4 de julio en Houston. Un terreno de suspicacias que podría haber sido evitado designando un árbitro de otra nacionalidad, algo que, por usos y costumbres, también debió suceder en el triunfo de la Albiceleste ante Perú, en el que el juez fue el mexicano César Antonio Ramos. Y un error pudo haber provocado una reacción similar por parte de La Scaloneta.
Hubo otras dos manos en el área que México reclamó como penal; una de ellas de Torres, protagonista excluyente de la jornada. No obstante, ninguna puede ser considerada como que se amplió volumen. Se trató de un pobre arbitraje, que también se notó en el control de la faz disciplinaria. Y en las dos polémicas más marcadas, Escobar y su equipo tuvieron un error y un acierto; el del final.