“Un momento inolvidable”. Así titularon las cuentas de redes sociales de la Copa América la conmovedora escena. Ángel Di María, capitán de la selección argentina contra Perú ante la ausencia de Messi por lesión, y transitando su último torneo con la camiseta albiceleste, saltó al campo de juego del Hard Rock Stadium de Miami de la mano de Mía, su hija mayor.
Aún con el apetito de títulos intacto tras la conquista en el Mundial de Qatar, Fideo se dio un gusto que quedará grabado para toda su vida. Y también la de su heredera. Además, el zurdo surgido de Rosario Central le añadió participación estelar en la apertura del marcador, al inicio del segundo tiempo. Tras una enorme jugada colectiva que contó 16 toques en poco menos de un minuto, Di María profundizó con una asistencia de primera para Lautaro Martínez, que resolvió con pericia.
A los 70 minutos de acción, fue el hasta este domingo hombre del Benfica -aún no decidió su futuro y desde el lunes será agente libre- el que encabezó la contra para luego descargar hacia Montiel, quien envió un centro y provocó un penal por mano. No obstante, el ejecutor seleccionado resultó Leandro Paredes, quien estrelló el remate en el palo. Pudo haber shoteado Fideo, pero optó por cederle el honor a su compañero. Luego, dejó el campo a los 76 minutos -lo reemplazó Valentín Carboni-.
Pero nada de lo que ocurrió a lo largo del desarrollo fue más importante para el futbolista que ese instante para la posteridad con su hija, quien lo acompaña en este “last Dance” junto a su hermana y su mamá Jorgelina.
“Estoy contento, lo quería hacer desde hace mucho tiempo. Hoy pude salir con una de mis hijas y fue muy lindo”, dijo tras el cotejo. “Es buenísimo poder ser capitán de la Selección, aunque cada vez que me toca es porque Leo tiene algo. Entre todos intentamos hacer lo necesario para que no se sienta su ausencia en la cancha. Por suerte está bien y esperemos que lo podamos tener en el próximo partido”, completó.
Ángel y su esposa Jorgelina enfrentaron un desafío significativo en 2013 cuando su hija Mía nació prematuramente y con pronóstico poco optimista. Los médicos les advirtieron que existía un 30% de posibilidades de que sobreviviera. El suceso ocurrió mientras Di María, futbolista del Real Madrid, estaba en plena temporada, En los primeros meses, la niña sufrió una infección severa y una anemia, que requirieron de transfusiones para estabilizarla.
Después de 60 días en la unidad de neonatología y varios intentos de mejora, los médicos retiraron el respirador a Mía y la niña logró respirar por sí sola por primera vez. Esta recuperación fue un momento crucial para la familia.
Cinco años más tarde, en 2018, Di María compartió sus sentimientos en una carta publicada en “The Players’ Tribune”. En esa carta, el jugador expresó: “Quizás me ven llorando con la Copa (la de la Champions League) y se piensen que yo lloro por el fútbol. Pero en realidad estoy llorando porque mi hija está ahí en mis brazos para vivir ese momento conmigo”.
Hoy Mía no sólo es su orgullo. Es uno de sus sostenes en esta última etapa en la Selección. “Yo sufro. Sé que cada vez queda menos. Ojalá, Dios quiera, me ayude una vez más y lleguemos hasta el final”, confesó hace unos días el ídolo. Por lo pronto, Argentina ya está en cuartos de final y el jueves, en Houston, buscará dar otro paso hacia el bicampeonato. Y allí estará la familia Di María para respaldar al mediocampista ofensivo, que vive en estado de homenaje permanente.