Francia clasificó a los cuartos de final de la Eurocopa en un grupo que tenía como rivales a Austria, Países Bajos y Polonia. En tres partidos, el último subcampeón del mundo marcó dos goles (uno fue en contra y el otro de penal), empató dos partidos y solo ganó uno. Pasó de ronda como segundo y chocará contra Bélgica el lunes primero de julio. Nadie está satisfecho con el rendimiento del equipo, ni el cuerpo técnico ni los jugadores ni los hinchas ni la prensa. Las críticas se acumulan, las tensiones trepan y las polémicas escalan. Los rendimientos ponen en relieve el desagrado.
Después de empatar 1 a 1 con Polonia en el BVB Stadion Dortmund el martes 25 de junio, Didier Deschamps se dirigió a la tribuna para saludar a los hinchas. Tenía el gesto adusto pero sentía la obligación de agradecer el apoyo. Mientras se acercaba a la frontera de la cancha, se cruzó con Eduardo Camavinga y tuvieron un intercambio poco feliz: el técnico le reprochó la cantidad de veces que el volante del Real Madrid se resbaló. Había ingresado al minuto 60. Deschamps estaba disgustado por el rendimiento de sus suplentes.
En rueda de prensa lamentó que los cambios no hayan servido para modificar la tónica del partido. “Podemos hacerlo mejor, pero no es para que se sientan culpables, porque nunca es fácil remontar. Algunos dirán que no marcamos a menudo la diferencia. En general, estamos por delante. Pero cuando vamos en busca de un resultado, no siempre ha tenido el efecto deseado. Podría haber sido mejor”, apuntó el técnico. Camavinga le contestó sin nombrarlo: “La gente piensa que es fácil salir en ese momento al campo, pero no es así. Hemos dado el máximo”. Hablaba también de los otros cuatro futbolistas que ingresaron en la segunda etapa: Oliver Giroud, Youssouf Fofana, Antoine Griezmann y Randal Kolo Muani.
El diario L’Equipe habla de cierta tensión entre el entrenador y Camavinga. En el entrenamiento, las cámaras enfocaron cómo el seleccionador le pregunta al futbolista que se encuentra atándose los botines: “¿Cama está listo? Podemos empezar”. Luego, en medio de la práctica, el video revela un diálogo que en base a la expresión corporal de ambos recrea una discusión sugerente: Deschamps abre los brazos en señal de irritación o inquietud y Camavinga revisa dos veces los tapones de sus botines. La discusión que empezó tras el empate con Polonia siguió días después.
El medio francés apunta reproches internos, grietas en el vestuario, jugadores no satisfechos con la cantidad de minutos y con los métodos, un entrenador que teme filtraciones y que no se muestra cercano a las preocupaciones de sus futbolistas, y líderes en proceso de formación. “Un segundo episodio da fe de ello. Ocurrió minutos después de la entrada de Antoine Griezmann. Descontento con la presión del jugador, Deschamps se enfadó y criticó su actitud. En los días previos al partido, Didier Deschamps no dudó en criticar individualmente a algunos miembros de su equipo”, enfatiza el artículo, que subraya cambios constantes en la gestión del equipo, formas no prolijas para anunciar la formación y en las críticas que despertó enviar al banco a Griezmann, un baluarte de su era.
Hay quienes hablan de un vestuario roto, de una relación demasiado tirante, de entrenamientos poco exigentes y de un trato severo y asertivo. Deschamps lleva doce años al mando de la selección y este plantel carece de los antiguos líderes que llevaron al conjunto galo a ganar la Copa del Mundo de Rusia 2018, la Liga de las Naciones de la UEFA de 2021, un subcampeonato en el Mundial de Qatar 2022 y un segundo puesto de local la Eurocopa de 2016. Se retiraron Hugo Lloris, Raphaël Varane y Steve Mandanda. Ahora el líder del vestuario es su nuevo capitán, Kylian Mbappé, en compañía del segundo capitán, Antoine Griezmann y de voces con peso específico como Mike Maignan, Adrien Rabiot y N’Golo Kanté.
Las críticas lo atraviesan. Emmanuel Petit, exjugador de la selección francesa, públicamente manifestó su queja con el juego exhibido por Francia en la Euro: “No me sorprende, lleva siendo diez años lo mismo. Deberíamos jugar mucho mejor en ataque dada la calidad y las opciones que Deschamps tiene en este equipo”. Daniel Riolo, periodista del medio francés RMC Sport, valoró: “La vida del grupo y el carácter del equipo es lo que siempre ha sido la fuerza de este equipo francés, y en cualquier caso la fuerza de Deschamps. Más que el juego, es ante todo el deseo de este grupo de defender juntos, no de atacar juntos ya que atacan poco, sino de resistir a cualquier oponente y sobre todo de asustar con una mente extraordinaria, y ahí descubriremos que están empezando a haber fallas en el monstruoso edificio construido por Deschamps durante los últimos doce años”.
Para él, doce años es mucho tiempo en el fútbol para sostenerse. “Doce años de un discurso, de una manera de hacer, de motivación, de discusiones en el vestuario. No sé si un entrenador debe durar tanto, aunque tenga enormes cualidades, al cabo de un tiempo, el discurso y la renovación es complicado. Es el desgaste del poder. A estas alturas, en medio de un contexto tan popular como el fútbol, creo que quedarse doce años ya es mucho. Siempre pensé que era demasiado”. El partido ante Bélgica podría significar el fin de la era Deschamps en Francia.