El partido entre Inglaterra y Serbia, correspondiente a la primera fecha de la Eurocopa 2024, comenzó a las nueve de la noche en el Veltins-Arena, en Gelsenkirchen, donde hace de local el Schalke 04 de la Bundesliga 2. Las tribunas evidenciaban un marco completo de más de sesenta mil personas. Pero no todos los hinchas pudieron ingresar al estadio: horas antes de que empezara el certamen continental para ambas selecciones, desde la tarde del domingo se registraron disturbios en los alrededores del estadio entre los hinchas de ambos países.
Las fuerzas de seguridad alemanas estaban advertidas: conocían que los grupos más radicales de Serbia e Inglaterra asistirían a Gelsenkirchen para presenciar el estreno de sus selecciones en la competición de naciones europeas. Las escenas de violencia que se temían finalmente ocurrieron. La situación se desbordó cuando se identificaron dos bandos violentos en horas de la tarde. Ocurrió en el casco urbano de la ciudad, que había sido conquistada por los aficionados de ambos países.
Las imágenes se difundieron rápidamente por las redes sociales. En todos los videos se evidencia la brutalidad, el desborde, la inacción policial y cómo hay quienes prefieren mantenerse ajenos al enfrentamiento. Un video enseña corridas, golpes puños, sillas arrojadas y cristales rotos frente al asador “Hirt” en el casco antiguo de la ciudad de la región del Ruhr. Quien filma el altercado en esa calle comercial dice: “Son los serbios”. Pero, según un portavoz oficial le dijo a la agencia AFP, las razones de lo que ocurrió no están claras.
“Hubo un repentino estallido. Vino de la nada. No estaba claro quién empezó qué. Pero a mí me pareció que un grupo de fans se abalanzó sobre el bar donde los serbios estaban bebiendo y todo empezó con mesas, sillas y botellas arrojadas”, testificó un hincha en diálogo con el medio inglés Daily Mail. El testigo identificó a su vez que había varios heridos y que el enfrentamiento dejó rastros de sangre por la zona. Se presume que los disturbios comenzaron alrededor de las tres de la tarde, cuando se desató el enfrentamiento entre ingleses que tiraban botellas y piedras contra serbios que respondían con sillas, vasos y lo que tuviesen a mano.
La policía local debió intervenir cuando contaron con un nutrido grupo de agentes del orden. Un periodista de AFP constató la presencia de cristales rotos tras el incidente y a un grupo de hinchas serbios acompañados por agentes de policía. Según la agencia de noticias, la policía alemana anunció la detención de siete aficionados serbios implicados en los enfrentamientos ocurridos con hinchas ingleses horas antes del inicio del partido. Uno de los arrestados enfrenta una denuncia penal por lesiones.
Por su parte, la United Kingdom Football Policing Unit (la Unidad de Vigilancia del Fútbol del Reino Unido) emitió un comunicado diciendo que se habían realizado “una serie de arrestos”, sin detallar que en verdad los detenidos son hinchas oriundos de Serbia. Y en pos de evitar nuevos enfrentamientos, la policía alemana terminó acompañando a un grupo de hooligans serbios a la estación de tren para que llegaran al estadio del Schalke supervisados.
Las autoridades estiman que unos veinte hinchas ingleses y unos diez mil fanáticos serbios acudieron a la ciudad alemana para presenciar el partido. De hecho, a sabiendas de potenciales enfrentamientos, la presencia policial aumentó drásticamente y fue mayor que cuando el equipo local se enfrenta a su clásico rival, el Borussia Dortmund. Incluso, en el estadio de Gelsenkirchen sólo se sirve cerveza con bajo contenido alcohólico, en un intento de reducir la posibilidad de problemas.
No es el primer caso de violencia que sucede en la Eurocopa. En Hamburgo, un hombre amenazó con una pequeña hacha y un objeto incendiario en la transitada calle turística de Reeperbahn a un grupo de hinchas en la previa del duelo entre Países Bajos y Polonia. La policía intentó controlar al agresor, le pidió que dejara el arma en el suelo y ante la negativa, dispararon contra él. En un comunicado, la policía local dijo que el agresor se encuentra herido y recibiendo tratamiento médico. Fuentes de seguridad habían informado previamente al diario Bild que el individuo es un alemán de 39 años, oriundo de Buchholz, en el estado de Baja Sajonia, y tiene problemas de esquizofrenia.