La Selección Sub 23 liderada por Javier Mascherano cerró una serie de amistosos frente a Paraguay con dos victorias contundentes. El sábado, en el Tomás Adolfo Ducó de Parque de los Patricios, la Albiceleste se lució con un humillante 4 a 0, mientras que el lunes por la tarde, en el Ciudad de Lanús - Néstor Díaz Pérez, el combinado nacional se impuso por 2 a 0.
En el segundo compromiso brilló Giulano Simeone, el potente goleador que marcó por duplicado para que el elenco que participará de los próximos Juegos Olímpicos en París finalice su período de preparación con un claro triunfo frente a la Albirroja. Con apenas 21 años, el hijo del Cholo se robó todas las miradas gracias a su impresionante desempeño en La Fortaleza. Con dos gritos, el delantero exhibió su potencial y determinación que alimenta su sueño de viajar a la capital francesa.
“Estoy muy conforme, porque pude sumar minutos y tuve la chance de mostrar lo que puedo dar. Hay una lista de 50 jugadores y será decisión del cuerpo técnico elegir a los que viajen. Estoy muy contento con este presente y también muy feliz por el apoyo de la familia que siguió el partido a la distancia”, destacó el goleador en declaraciones brindadas a la transmisión oficial, luego del partido.
Sin dudas, el apellido Simeone marca una dinastía con la Albiceleste desde los tiempos del ex volante surgido de Vélez. El actual entrenador e ídolo del Atlético de Madrid dejó su sello en la bandera celeste y blanca, tras representar al país desde el ciclo glorioso de Carlos Salvador Bilardo hasta la dolorosa y prematura eliminación que sufrió el período de Marcelo Bielsa en la Copa del Mundo que organizaron en conjunto Corea del Sur y Japón en 2002.
El debut del legendario Simeone se dio en 1988, durante la última etapa del Doctor antes de completar su proyecto con la final del Mundial de Italia en 1990. Referente indiscutido en el bicampeonato de la Copa América que obtuvo el conjunto del Coco Basile entre 1991 y 1993 (también conquistó la Copa Confederaciones de 1993), el Cholo también fue un pilar clave en la etapa de Daniel Passarella, donde participó del Mundial de Francia ‘98 (cuartos de final) y se quedó con la medalla olímpica de plata en Atlanta ‘96, un premio que tuvo un sabor amargo en la delegación sudamericana tras caer en la final por 3 a 2 contra Nigeria.
El ex Inter, Pisa, Vélez, Sevilla y Racing concluyó su participación con la camiseta nacional cuando el Loco renunció y le dejó su cargo a José Néstor Pekerman. Lo llamativo de la dinastía Simeone es que Gio, su hijo mayor, también participó de un Juego Olímpico (Río 2016) cuando el fútbol argentino exhibió sus problemas internos y llevó a Brasil a un equipo improvisado liderado por el Vasco Olarticoechea. La Selección que no comía se volvió de la ciudad carioca con una temprana eliminación en la fase de grupos.
Nacido en Roma en diciembre de 2002, Giuliano se instaló con su familia en el país y de inmediato se sumó a las categorías juveniles de River Plate. Sin embargo, su destino daría un giro inesperado en 2019, cuando el Atlético Madrid lo recibió con los brazos abiertos. El ascenso del más chico de los Simeone en el Colchonero fue vertiginoso. Desde su paso por las filiales hasta su debut en el primer equipo en 2022, el delantero se destacó como goleador y promesa indiscutible del Aleti. A pesar de una lesión devastadora en el pasado, que lo mantuvo fuera de las canchas durante cinco meses, su determinación nunca flaqueó.
Entre préstamos y renovaciones de contrato, Giuliano ha forjado su camino en España, donde cosechó experiencias valiosas en equipos como el Zaragoza y el Deportivo Alavés. Con una extensión de contrato hasta 2028 con el Atlético de Madrid, el futuro del goleador podría estar en la capital ibérica. Naturalmente, cuenta con la posibilidad de representar a su país en los Juegos Olímpicos de París, un desafío que servirá para volver a dejar el legado familiar en lo más alto del podio. Pero como diría Mascherano, para eso todavía falta bastante.