Emiliano Martínez seguramente cuenta su propia historia hasta sus últimos días. Pero siempre hay un detalle que sobresale respecto al mano a mano que condujo a la Copa del Mundo de Qatar 2022 a la selección argentina. Frente a Randal Kolo Muani, al minuto 123 en el estadio Lusail, el arquero albiceleste se extendió todo lo que le dio la humanidad para cerrar la valla e impedir el triunfo agónico de Francia, justo antes de los penales. Ahora el Dibu reveló una cuestión que todavía no había sacado a la luz.
“Recuerdo el gol de Di María contra Brasil en el Maracaná, cuando Ederson salió y se la picó. Si estás corriendo, te lo van a hacer. Ederson corrió hacia él, hacia Di María, y ganamos la Copa América porque Di María se la picó. Eso me vino a la cabeza. A pesar de que estaba tan cerca, dije ‘me quedo’”, confesó Martínez en diálogo con el ex arquero inglés Ben Foster, quien lo entrevistó para Fozcast.
Al repasar esa brillante salvada en su cabeza, el marplatense repitió: “Lo que primero digo siempre es que no pensé que fuera tan buena atajada, hice mejores, solo esperaba que pierda la pelota. Estaba teniendo un partido tranquilo, me sentí muy bien con la pelota en los pies durante 75 minutos y de repente tres goles, dos de penal... Pero igual estaba tranquilo. Y pensé la pierde, la pierde, la pierde. Si no estoy esperando que Otamendi pierda la pelota, no la tapo”.
Antes de su consagración en la tanda de penales, Martínez tuvo que estar compenetrado durante 124 minutos en los que recibió un triplete de Kylian Mbappé. Respecto a su careo con Kolo Muani en la última, amplió: “Vi la trayectoria de la pelota y tuve que adaptarme al viaje. Si me quedaba mucho, él tenía lugar para dar un pase. Pensé ‘cierro el arco, cierro el arco, cierro el arco’. Si corres hacia él, te miran aunque tengan la cabeza gacha, cualquier delantero de nivel top la toca (hace un silbido) y perdés la Copa del Mundo”.
Y prosiguió con una comparativa entre guardametas alemanes, ingleses y sudamericanos: “Sigo con mi compañero, entro en el ángulo, cuando está a punto de tapar, me tiro. Trabajo con arqueros alemanes, ingleses y sudamericanos. Los alemanes se quedan arriba con las manos robóticamente. Los ingleses se extienden. En Sudamérica adivinan, ese es el estilo. Si adivino, y adivino mal, partido terminado. Si sigo con el estilo alemán, realmente no llegaba a los costados. Si me extiendo, tal vez no cubría todo lo que quería cubrir. Tenés que tomar una decisión, vas, te quedás, saltás o te tirás”.
Respecto a su resolución instantánea, recordó: “Pensé en la forma que me cortaron el ángulo diagonalmente. Creí que si la cruzaba, podía fallar, se alejaba del arco. Mi lado izquierdo estaba bastante abierto porque voy hacia adelante, pero sabía exactamente dónde estaba el arco porque veo el punto de penal”. Y precisó: “Trabajamos mucho en la forma del cuerpo respecto a la pelota. La pelota rebota, así que no tengo las manos bajas, normalmente en V abajo, porque si las dejo así dejo todo esto abierto (su lado izquierdo). Pensé en zambullirme con la mano y pierna izquierda, que las puse duras como una pierda. Pedía por favor que me pegara en la cara, rezaba. Podés taparla o no, pero no me moví. Me mantuve”.
Y cerró haciendo referencia al contragolpe en el que Lautaro Martínez dilapidó el cuarto tanto de Argentina de cabeza: “Fue tan rápido todo que después casi lo ganamos”.