Roland Garros es una de las principales citas del tenis a nivel mundial. Muchos atletas sueñan con alcanzar la gloria en el segundo Grand Slam de la temporada, pero la actual edición que se disputa sobre polvo de ladrillo se está destacando por cuestiones muy lejanas al buen honor del deporte por la existencia de muchas quejas por parte de los protagonistas respecto del mal comportamiento del público en las tribunas.
El belga David Goffin, número 115° del mundo, fue el principal portavoz de las críticas a los espectadores después de vencer en cinco sets al francés Giovanni Mpetshi Perricard en primera ronda. “Voy a tener que tener cuidado con lo que digo. Cuando te insultan durante tres horas y media, hay que molestar un poco al público. Va demasiado lejos, es una falta de respeto total. Esto pronto va a parecer un partido de fútbol, con bengalas y hooligans peleándose en las gradas. Esto está empezando a volverse ridículo. Algunos están ahí más para crear un desastre que para crear el ambiente. Hoy, alguien me escupió su chicle”, denunció.
Además, aclaró que no es el único en sostener estas opiniones al interior del circuito: “Se vuelve complicado, por eso quería mantener la calma. Si empiezo a enojarme por eso, puedo desestabilizarme. Muchos árbitros sienten que hay mucha falta de respeto. Este es el eco que hay en el vestuario y en las autoridades de la ATP. Tendremos que hacer algo al respecto”.
Incluso, la número 1 de la rama femenina, Iga Swiatek, también había pedido mayor respeto durante los partidos y la dirección del torneo, a cargo de la ex jugadora y ganadora de 28 títulos en la WTA, Amélie Mauresmo, tomó una importante decisión para frenar la escalada de agresividad en las canchas. La responsable ofreció una entrevista para el diario francés L’Équipe, en la que fue consultada sobre un cambio que entró en vigencia en el certamen europeo: “Hasta ahora, el alcohol estaba permitido en las gradas, salvo en las de los jugadores y la presidencia. A partir de ahora, eso se acabó en todas partes”.
De esta manera, Mauresmo se mostró inflexible frente a los infractores y les pidió máxima atención a los umpires: “Vamos a ser intransigentes con el respeto a los jugadores. He transmitido personalmente las instrucciones a los árbitros de silla, que tienen que ser hiperreactivos a todo esto, intentando controlar la pista y lo que está pasando. Si hay el más mínimo indicio de comportamiento que desborde los límites, serán expulsados. Aunque no siempre sea fácil identificar a un individuo. La energía y el entusiasmo son muy positivos, pero hay que respetar los límites”. “Si no te comportas bien, si lanzas cosas a los jugadores, te vas. La seguridad es clave, no nos va a temblar la mano”, expresó.
En este sentido, hizo foco en el punto de inflexión provocado en el partido de Goffin: “Algunas personas sobrepasaron el límite. Lo que me gustaría subrayar es que estamos encantados de ver el ambiente y las emociones, y que los espectadores están al completo”. “Nada de palabras inapropiadas ni de lanzar objetos. Las instrucciones dadas a los servicios de seguridad son muy claras y no habrá vacilaciones. Lo que quiero es mantener viva la pasión por el tenis y el juego”, determinó.
Días atrás, el argentino Diego Schwartzman también recibió insultos y abucheos en medio del partido con derrota en la Qualy ante el local Quentin Halys, según precisó el portal español Relevo. Algo similar le ocurrió al monegasco, Valentin Vacherot, durante el duelo contra el galo Gabriel Debru e Iga Swiatek se sumó a las protestas: “Tengo mucho respeto por los aficionados y sé que jugamos para vosotros, porque es entretenimiento y ganamos dinero por vosotros, pero a veces estamos bajo mucha presión cuando gritan durante el peloteo o antes del resto, es muy duro estar concentrada”.
En la entrevista posterior al triunfo contra Naomi Osaka en la segunda ronda, Swiatek declaró: “Esto es serio para nosotras. Y llevamos toda la vida luchando por ser mejores. Estamos jugando por mucho dinero. Por favor, apoyen entre los puntos pero no durante los puntos. Sería increíble”.