Scottie Scheffler, número uno mundial del golf, fue detenido este viernes por la mañana por la Policía al intentar saltarse un control de tránsito en Valhalla, Kentucky, según medios de prensa estadounidenses. El deportista fue arrestado mientras se dirigía al campeonato PGA que se celebra en la misma localidad. Testigos afirmaron que el oriduno de Ridgewood, New_Jersey, intentó evadir la orden de un agente que controlaba el tráfico debido a un accidente en la zona, en el cual él no estuvo involucrado.
El deportista de 27 años es reconocido por su estilo de golf único y habilidad excepcional. Este año ha ganado los torneos Arnold Palmer, The Players, el Masters y más recientemente en Hilton Head. En palabras de Scheffler, “al final, todo se reduce al apoyo familiar: tengo una esposa estupenda y, si yo empezara a agarrar mis trofeos y a pasearme por toda la casa a lo grande, Meredith [su esposa] me daría una bofetada”.
El golfista norteamericano es un caso peculiar en la cumbre del golf mundial. Su swing desafía la lógica de los entrenadores debido a su desbalance y finalizaciones aparentemente torpes, pero sumamente efectivas. Sus golpes, aunque no ortodoxos, demuestran el talento y la determinación que lo han llevado a la cima del PGA Tour. Scheffler ha logrado diez victorias en solo cincuenta y un intentos, un logro que solo se compara con el inicio de la carrera de Tiger Woods hace más de dos décadas.
Además de su éxito en el campo, la vida personal de Scheffler también ha sido un punto de enfoque. Recientemente, se convirtió en padre, evento que celebró en medio de sus continuas victorias en el tour. Su humildad y enfoque en la familia se reflejan en sus declaraciones, indicando que “ganar torneos de golf no te hace ganar puntos en casa”.
“Me iré a casa y gozaré de esta victoria. Después disfrutaré del nacimiento de mi primer hijo. Mis prioridades cambiarán muy pronto: mi hijo o hija será ahora el tema principal, junto con mi mujer, así que el golf figurará probablemente en el cuarto lugar de mi lista. Igualmente, me sigue encantando competir y no pienso desviarme en este sentido a corto plazo”, advirtió hace algunas semanas.
Sus entrenadores, Randy Smith y Phil Kenyon, han jugado roles cruciales en su carrera. Smith se encarga de su swing, mientras Kenyon moldea su putt. Bajo su guía, Scheffler se ha convertido en el jugador más dominante después del destacado periodo de Rory McIlroy entre 2010 y 2014.
Scheffler atribuye su éxito a sus profundas creencias y a una conexión con Dios, que según él, lo hace especial para el golf. “Creo que los planes de hoy ya estaban trazados desde hace muchos años y yo no podría hacer nada para arruinarlos. Se me ha concedido el don de este talento y lo uso para la gloria de Dios; eso es todo. Entonces, cuando estoy allí en la cancha, trato de competir lo mejor que puedo, siento que así es como estoy diseñado; he sido así desde pequeño. Es algo que siempre ha sido parte de mí y no creo que vaya a desaparecer pronto”, afirmó Scheffler.
Pese a sus numerosos títulos y reconocimientos, Scheffler ha expresado que el golf profesional es “una experiencia infinitamente insatisfactoria”. Este sentimiento lo motiva a seguir compitiendo y mejorando constante mente. Sus palabras resuenan con autenticidad: “Al fin y al cabo, el jueves estaré clavando de nuevo el tee sobre el césped con la intención de ganar un torneo. Así es el corazón humano, siempre quieres más y creo que hay que luchar contra eso y concentrarse más en las cosas buenas. Pero como dije: ganar el Masters no cambia mi identidad”.
Scheffler, ganador de cuatro títulos este año (RBC Heritage, Masters Tournament, THE PLAYERS Championship y Arnold Palmer Invitational) está empatado en el puesto 12 después de terminar su primera ronda con cuatro bajo par. Como es habitual en los jugadores de un campeonato importante, el número uno del mundo llegaba al Valhalla unas tres horas antes para desayunar, hacer ejercicio y realizar el calentamiento antes de dirigirse al primer tee.