Lo que era un sueño familiar se transformó, de repente, en una pesadilla.
“Una de las mejores cosas de los deportes son las muchas oportunidades que ofrecen para aprender importantes lecciones de vida. Porter Basketball Academy es un programa que ofrece entrenamiento de habilidades de básquet de alto nivel, pero también acepta la realidad de que ¡la vida es MÁS! ¡Creamos un ambiente donde usted puede ser desafiado y fortalecido además de ser conocido y valorado!”.
Así se presenta la web oficial de la Academia Porter creada por el padre y apadrinada por sus hijos, varios importantes jugadores a nivel nacional, con Michael brillando en el campeón de la NBA, nada menos. No es poca cosa para arrancar una escuela de un deporte. El tema es que, del dicho al hecho, hay un largo trecho, según el refrán. “Dime lo que alardeas y te diré de lo que careces”, reza otro. Y sirve para explicar lo que vive la familia, que prometía desarrollo y valores para jóvenes mientras hoy ve cómo, en un mes, todo el castillo de naipes, el propio, se le vino a pique.
Michael, el padre, ha sido entrenador desde que dejó de jugar al básquet. No llegó a la NBA, pero jugó en la Universidad de New Orleans y luego rápidamente siguió con su nueva pasión, ser coach. La madre, Lisa, brilló en la Universidad de Iowa y hasta llegó a jugar en la liga francesa como profesional. No es casualidad que sus ocho hijos hayan jugado todos al básquet, en general con mucho suceso.
Hablamos de Bri, Cierra, Michael Jr, Jontay, Coban, Jevon, Izaak y Jayda. Los primeros cuatro jugaron para la Universidad de Missouri, donde hoy el padre es el Director de Desarrollo de jugadores. Coban, en cambio, prefirió la Universidad de Denver, ya cuando su hermano era estrella de los Nuggets de esa ciudad, mientras Jevon jugó en la Universidad de Pepperdine antes de llegar a la NBA, en 2023. Todo estaba encaminado para la familia, con sus padres disfrutando de un sueño.
Un sueño que, en semanas, se ha transformado en un calvario. El primer problema llegó en enero de este año. Coban, jugador de la Universidad de Denver, mató a una persona e hirió de gravedad a otra tras protagonizar un accidente automovilístico, a alta velocidad y bajo los efectos del alcohol. Katharina Rothman, de 42 años y madre de un niño de cinco años, era chofer de Uber y llevaba a un pasajero, cuando Coban pasó un semáforo en rojo y colisionó contra su auto, generando la muerte de ella y dejando lesionado de gravedad al acompañante. Tenía 0,19 de alcohol en sangre, cuando el límite legal es 0.08.
“Solo puedo decir que lo siento. Me creía invencible. Es la primera vez en la que conducía tras beber”, declaró el jugador. De nada sirvió que su hermano Michael, estrella NBA, lo elogiara en el proceso judicial. “No sería quién soy ahora sin un hermano como Coban. Me empujaba a ser mejor cada día”, relató en el juicio. La sentencia fue lapidaria: seis años de prisión.
El segundo golpe llegó poco más de dos meses después, cuando Jontay, otro de los hermanos, fue expulsado de la NBA por estar involucrado en apuestas en sus partidos. El primer caso de un tema que conmociona al deporte mundial desde hace años, por el dinero que hay en juego y por la cantidad de apostadores que tienen llegada a los protagonistas de la élite del deporte.
Una investigación de la propia NBA encontró que Porter violó las reglas al revelar información confidencial a apostadores, limitar su propia participación en uno o más juegos con fines de apuestas e incluso apostar en partidos de la NBA. Se encontró que, antes del partido de su equipo (Toronto Raptors), el 20 de marzo, Porter reveló info sobre su propio estado de salud a una persona que sabía que era un apostador de la NBA. Otro individuo con quien Porter se asoció y sabía que era un apostador posteriormente realizó una apuesta de 80 mil dólares en una casa de apuestas deportivas en línea, para ganar 1.100.000 dólates, apostando a que Porter tendría un rendimiento inferior en aquel juego. Jontay habría colaborado desde la cancha.
Se trata de un ala pivote de 2m08 que había llegado a la NBA en 2020, pero recién ahora se estaba haciendo un lugar, como suplente en Toronto. Había jugado apenas 11 partidos en la 20/21, con Memphis, y esta temporada había entrado en 26 de los Raptors. La NBA anunció su suspensión de por vida, dejando casi liquidada su carrera como profesional, a los 24 años. Golpe durísimo para él y para una familia fana del básquet.
El último caso es el de Jevon, jugador de la Universidad de Pepperdine, quien fue detenido en la madrugada mientras manejaba y el test de alcoholemia dio positivo. El único de los hermanos hombres que no se ha metido en líos es Izaak, el menor.
“No es fácil para mí todo lo que está viviendo mi familia y mis hermanos. Pero a la vez acá tengo otros 14 hermanos que me necesitan”, admitió Michael, quien intenta seguir concentrado en la misión de repetir el título de la NBA junto a los Nuggets.
El alero, recordemos, no la ha tenido fácil en su carrera. Brillante jugador universitario, muchos equipos de la NBA lo pasaron por alto durante la noche del draft por su historial grave de lesiones en su espalda, que lo hicieron pasar tres veces por la sala de operación. Denver hizo una apuesta eligiéndolo en el puesto N° 14, mucho más atrás de lo que se pensaba.
Lo suyo fue de menor a mayor en la NBA, hasta convertirse en la tercera espada del campeón, detrás del talento apabullante de Nikola Jokic y Jamal Murray. Pero en la conquista del anillo resultó determinante. Ahora, nuevamente, como en su época de lesiones, le toca demostrar su carácter y capacidad de resiliencia, mientras la familia y sus hermanos lidian con los problemas que les toca enfrentar.