Cuando se creía que los dos Balones de Oro que recibió Diego Maradona se habían perdido para siempre, una noticia sacudió a los fanáticos: reapareció el premio que obtuvo por haber sido el mejor jugador del Mundial de México 86 en el que se consagró con Argentina, y será subastado. Había sido robado hace 35 años de una caja de seguridad en un banco de Nápoles y el delito se le adjudicó a la Camorra. Tras mover sus contactos en ese mundo subterráneo, Pelusa y su familia lograron recuperar algunos objetos de valor tales como relojes de lujo, pero el galardón se esfumó.
“No fue posible recuperarlo porque ya lo habían derretido. También envié al lugar una suma de 15 millones de liras, pero me las devolvieron porque el trofeo ya se había ido”, supo declarar Salvatore Lo Russo, uno de los líderes de la mafia, que alentó la teoría de que había sido fundido para vender el oro, la misma que se había extendido hasta estos días, hasta el fabuloso hallazgo.
El artículo había sido encontrado por un franco-argelino llamado Abdelhamid B, un ex galerista fanático de las subastas. Y será subastado el 6 de junio de 2024 en Aguttes, una casa especializada en el rubro, ubicada en París. Se estima que su precio rondaría entre los 12 y los 15 millones de euros. Las hipótesis sobre su destino todo este tiempo, claro, se dispararon. ¿Acaso, cuando la Policía regresó los elementos, algún miembro infiel de las fuerzas se quedó con el más preciado? ¿Lo Russo y sus secuaces lo mantuvieron oculto sabiendo que su valor ganaría fuerza con los años? ¿Es, efectivamente, el Balón de Oro real? Y si es así, tratándose de un objeto robado, ¿existirá alguna presentación judicial por parte del entorno del astro para que sea regresado a sus herederos y no termine en una puja de billeteras? Todas preguntas que aún no tienen respuestas.
La aparición revivió además la historia del otro Balón de Oro recibido por el Diez: la estatuilla tampoco tuvo un final feliz. Maradona nunca ganó de manera tradicional el premio que entrega la revista France Football. Y no precisamente porque no lo mereciera. De hecho, en 1986, la cúspide de su carrera, el acreedor fue el ucraniano Igor Belanov. ¿Por qué? Por una absurda reglamentación: hasta 1995, sólo podían recibirlo futbolistas europeos.
En pos de subsanarlo, la publicación decidió entregarle ese año un Balón de Oro honorífico, de las legendarias manos de Alfredo Distéfano. Pero el premio, que la familia del ídolo cuidaba como un hijo más, quedó reducido a cenizas.
En julio de 2014, la casa en la que residía Don Diego en Villa Devoto sufrió un incendio, con foco en la planta baja. “No quedó nada”, declaró entonces el entorno de Pelusa. Entre los bienes materiales perdidos había varias reliquias que representaban distintos hitos en la historia del astro. Y el mencionado Balón, que habitaba en la amplia sala. Otros se salvaron, como una de las Copas UEFA ganadas con el Napoli, que el club italiano le dio en tutela a su ícono. Si bien la alcanzaron las lenguas de fuego y le dejaron algunas marcas, hoy es cobijada en el hogar de una de las hermanas del fantasista.
“Transcurrió a primera hora de la mañana, yo ya me había ido, estaba otro compañero. Fue un tema que impactó mucho a la familia, por la historia que tiene la casa y las cosas que se perdieron”, le contó a Infobae Claudio Vigi Langelotti, el histórico guardián del chalet que fue restaurado y hoy custodia parte del legado del enlace.
En 2020, en el umbral de su cumpleaños N° 60, Maradona se ilusionó con recuperar lo que las llamas le arrebataron. Desde France Football le pidieron una entrevista y el entonces director técnico de Gimnasia La Plata accedió, aunque puso como único requisito reponer su Balón de Oro. O, al menos, una réplica. Un gesto que la publicación no tuvo con ningún otro futbolista en la historia. Sí, ni con Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, los máximos ganadores.
Fue ahí cuando el reportaje casi cae en el abismo: según le explicaron sus representantes al círculo íntimo de Maradona, la revista nunca había encargado (y en consecuencia, entregado) una copia de su Balón de Oro. El premio (pesa más de 7 kilogramos) tiene un costo de confección de alrededor de 3.000 euros, está bañado en oro, se posa sobre un pedestal de pirita y en él trabajan seis orfebres de un taller francés. Sin embargo, finalmente, accedieron.
En efecto, entrevista se llevó a cabo: durante más de una hora, Diego recorrió su carrera, recordó la negociación trunca con el Olympique de Marsella en los 80, cuando estuvo a punto de dejar Napoli para mudarse a Francia, y firmó una de las tantas frases que con el tiempo se transformaron en remera; en aquella oportunidad, en alusión al cruce contra Inglaterra por los cuartos de final del Mundial de México 1986, que lo pintó con el barniz de la eternidad: “Sueño con poderle marcar otro gol para los ingleses, ¡esta vez con la mano derecha!”.
Pero el adiós de Maradona se precipitó. Y llegó el fatídico 25 de noviembre de 2020, el día de su muerte. La anhelada réplica para completar la vitrina quedó en una promesa en privado. Hasta que la tormentosa relación del ícono con el Balón de Oro sumó otro capítulo con la “resurrección” del trofeo del 86.