La leyenda cuenta que el domingo 13 de marzo de 1966 hubo conmoción en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. Un Renault Gordini 1093 les mojó la oreja al resto de los autos de Turismo Carretera. El conducido por Eduardo Copello fue obra de Oreste Berta, cuyo primer “gran truco” quemó los libros. Esa herejía estremeció al ambiente y al diminuto coche se lo conoció como el “Ratón Escandaloso”. Al poco tiempo se le perdió el rastro y tras 40 años apareció desarmado y con sus partes oxidadas. Fue recuperado y volvió a vivir.
Oreste Berta es uno de los preparadores más grandes en la historia del automovilismo argentino. El rafaelino de nacimiento dejó la universidad por una discrepancia con un profesor de la UTN de Córdoba, pero su capacidad fue tal que se hizo autodidacta y aprendió construir autos de carrera y preparar motores de competición. En esa época tenía 27 años y trabajaba para IKA-Renault y el modelo Gordini fue uno de los primeros con los que empezó a experimentar para las carreras de autos.
El coche tuvo un motor original Ventoux de 850 cm3 que Berta llevó a 1.000 cm3 y a 7.400 RPM (revoluciones por minuto) y lo logró a 100 caballos de potencia. La caja de cambios era estándar. El secreto de Oeste estuvo en saber combinar el liviano peso con la potencia. Esto le permitió acelerar mejor que los otros autos, tener una mayor capacidad de frenaje, aunque su fuerte estuvo en las curvas. Supo capitalizar el ritmo en el Curvón previo a la “S del Ciervo” y la curva de Ascari, ya que el circuito elegido fue el extinto número 1 del escenario porteño (perimetral que llegaba hasta una horquilla que estaba cerca del ingreso principal del Autódromo).
El Gordini era más para el Turismo Nacional (TN) que el TC por el tamaño del vehículo. Sin embargo, Berta tuvo en aquel auto su primera revolución de alto impacto. Logró hacer competitivo a un auto chico sobre las cupecitas y los otros modelos que comenzaron a aparecer, pero con motores de 6 cilindros como el “Chevitú” de Jorge Cupeiro o el “Cuadrado” de Ricardo Peduzzi, un Chevrolet de 1929.
“Fuimos a Buenos Aires y clasificamos cuartos delante de los Ford Falcon oficiales (sus pilotos eran Nasif Estéfano y Atilio Viale del Carril), cuyo equipo lo manejaba Oscar Gálvez, a quien conocí ese día. Terminó la clasificación, me vino a abrazar y me felicitó por lo que habíamos hecho. Me dijo ‘chico, te felicito, pero me tengo que ir porque me da vergüenza’. Retiró los autos y no corrieron”, reveló en una disertación que está subida en You Tube.
El Gordini tuvo la osadía de superar a los tres litros de los TC de aquella época. En el epílogo del verano, el Maestro Copello llegó a liderar tres vueltas en el circuito porteño. Nadie entendía qué estaba pasando. Se pellizcaron para saber si era verdad lo que estaban viendo. Una escena surrealista que sólo Berta fue capaz de cristalizar y produjo una revolución.
El diminuto producto del Rombo dio el golpe. Los 100 caballos del motor Gordini no podían igualar la velocidad en recta de los TC que erogaron alrededor de 300 HP, o más. Pero la velocidad de curva era muy buena gracias a su bajo peso cercano a 800 kilos que permitió un buen desempeño de los frenos. Berta contó en la edición 1987 de la revista CORSA en 2009 que “logramos aumentar la potencia del auto. Luego el peso y Copello hicieron lo suyo. Pero vinieron las fallas mecánicas, previsibles por el desgaste que tuvo el coche”.
El mando del Gordini con el número 25 fue efímero, ya que sufrió una merma en el radiador, pero sin dudas quedó en la historia. La revista Automundo lo denominó como el “Ratón Escandaloso”.
Tras aquella carrera en la que se impuso Luis Rubén Di Palma (Dodge), ese Renault Gordini fue conducido en otra competencia por Carlos Ruesch el 8 de mayo. “Corrimos dos carreras en Buenos Aires. Anduvimos muy bien en las clasificaciones y en las series, pero en las finales abandonamos. Comenzamos a trabajar en un proyecto sobre un auto en particular y lo fui a ver a Heriberto Pronello (uno de los mejores diseñadores argentinos) que hizo una trompa de plástico”, explicó Berta sobre su ambicioso proyecto de hacer aún más competitivo el Ratón Escandaloso. “Se alivianó todo al máximo y cortamos el techo en los costados y lo soldamos. Inclinamos el parabrisas. Le sacamos las ruedas originales y le pusimos las llantas 13, que eran las que se usaban en la Fórmula 3. El TC se avivó y prohibió el auto”, afirmó Oreste.
En ese desarrollo posterior se pudo ver la trompa fabricada por Pronello que ayudó a bajar la altura de la parte frontal en su alto y ancho. Esto facilitó la entrada de aire, permitió una mejor refrigeración. Al sistema de transmisión se le colocó un embrague de disco múltiple. Además, se hizo un delicado trabajo realizado sobre la admisión y escape. Al coche también le inclinó levemente el parabrisas y luneta trasera. El habitáculo tuvo una altura de 1,07 metros. Se mejoró la tapa del motor lo que permitió ganar cinco kilómetros en velocidad pura, según informó el número 54 de Automundo de julio de 1966.
En dicha edición de la recordada revista se explicó el apodo del Gordini: “En conjunto se trata de un verdadero alarde de ingenio técnico - científico, producido en Alta Gracia, que nos animamos a bautizar como el ‘Ratón Escandaloso’. Lo de ‘ratón’ salta a la vista si lo comparamos con los contrincantes a los que deberá enfrentar. Y aquello de ‘escandaloso’ va por muchos motivos. Porque es blanco (los ratones blancos siempre son escandalosos); porque Copello tiene pronta la inauguración de ‘Scandale’, ‘boliche’ que en el futuro concentrará a los tuercas mendocinos, y fundamentalmente, porque se trata de aquellas máquinas que la jerga automovilística así denomina”.
Esa versión mejorada del Ratón Escandaloso resultó una amenaza más fuerte para el TC y ante los reclamos de Ford y Chevrolet la categoría decidió prohibir los autos cuyo peso fuera menor a 1.000 kilos. Con ello el Gordini ya no tuvo su lugar y otras versiones de este auto se prepararon para correr en el TN.
¿Qué pasó con el Ratón Escandaloso? “Se lo regalé a un joven colaborador mío llamado Armando Tesore, que era de Pergamino. Él tenía una empresa de hidráulicos y todo lo que necesitábamos nos regalaba. Capaz que cuando venía a nuestro taller se quedaba trabajando una semana con nosotros. Cuando prohibieron el Gordini le saqué las piezas que necesitábamos y se lo regalé a él”, contó Berta sobre el destino del auto en aquel momento.
En este contexto, Oreste, ya mudado a Córdoba por sus constantes presencias en la planta de IKA-Renault en Santa Isabel, empezó a hacer méritos para el apodo que lo marcó para siempre, “El Mago de Alta Gracia”, debido a que sus autos y desarrollos de motores lograron cosas increíbles, aunque el preparador confesó en la mencionada edición de CORSA que “no me gustaba que me dijeran Mago”, porque lo suyo era trabajo.
Luego al Gordini se le perdió el rastro por 40 años hasta que en 2006 dos amigos entusiastas de los autos históricos, Daniel Van Lierde y Eduardo D’Auria dieron con él. El coche se encontraba aún en Pergamino, pero Tesore se lo había vendido a otra persona que lo guardó en su casa particular. Hablaron y se lo adquirieron por un valor estimado de 20.000 pesos.
“Terminada la temporada el auto se lo llevó un mecánico que trabajaba con Oreste y se fue para Pergamino. Se lo vendió a este hombre al que se lo compré. Pero hubo mucho tire y afloje, que me lo vendía, que no. Llegó un momento en que aflojó y lo fuimos a buscar. El coche estaba todo desarmado”, le cuenta a D’Auria a Infobae.
El auto primero fue guardado celosamente en un complejo de General Pacheco. Las referencias de su autenticidad fueron ratificadas por el propio Berta. Otros datos se basan en la trompa con inclinación hacia abajo y la modificación en el baúl, en el que la unidad llevaba su impulsor.
D’Auria también reveló cómo confirmaron que era el original: “El auto es totalmente diferente a otro Renault Gordini. Es único, no hay otro igual. Tiene el techo embutido. Está estampado con chapa más fina. Tiene frenos a discos en las cuatro ruedas franceses” y recuerda que “el motor lo llevó a casi 1.000 cm3. Usaba dos carburadores Webber de 40/40 verticales. Le sacó casi 100 caballos por litro”.
Más tarde el coche se restauró y Eduardo cuenta que “parte del trabajo lo hizo un señor de 25 de Mayo que corría con Renault y de apellido Parisi, quien también le armó el motor”. El auto lo tiene Daniel Van Lierde en San Fernando. El Ratón Escandaloso reapareció en público en la edición 2022 de Autoclásica, que es la exposición de clásicos de autos y motos más grande de Latinoamérica, y generó el asombro de los más chicos, que no podían creer cómo un auto tan chico sorprendió en el TC. Se trató de una leyenda que traspasó generaciones.
En tanto que Oreste, en diálogo con Gran Premioweb en 2013, al respecto afirmó que “hablé muchas veces con uno de los dueños del auto y ellos están más en contacto con Brian (uno de sus hijos), quien es el responsable de este proyecto. No soy de emocionarme por estas cosas, ya que siempre miro hacia delante y no suelo refugiarme en la nostalgia. No obstante, es muy bueno que alguien se haya ocupado por recuperar el Gordini y otros autos que fabricamos”.
Aquella proeza del Gordini no hubiese sido posible sin Berta en la preparación del auto. Un genio que estuvo a cargo de otras proezas deportivas surgidas desde su “Fortaleza” de Alta Gracia, como se denominó el inmenso taller ubicado en el kilómetro 28 de la ruta provincial 5. Las “Liebres de Torino campeones en el TC, los Torino de la Misión Argentina en Nurburgring en 1969, el Berta LR del Mundial de Sport Prototipo, el Fórmula 1 argentino, sus monoplazas en la Fórmula 2 Codasur, sus éxitos en el TC 2000 con las cupé Renault Fuego que consagraron a Juan María Traverso, o su última aventura europea con el coche para la Fórmula 3 Alemana que tuvo tecnología aeronáutica, son algunos de los hitos del gran Oreste, que entre 1966 y 2005, con autos concebidos en La Fortaleza, ganó un global de 63 títulos en TC, TC 2000, TN, Sport Prototipos, Rally Argentino, Fórmula 1 Mecánica Argentina, Fórmula 2 Nacional, Fórmula 2 Codasur y Fórmula 3 Sudamericana.
También fue clave en la historia del Gordini el manejo del Maestro Copello, uno de los mejores pilotos argentinos de la historia, referente de los años sesenta y setenta. Fue el primer ganador y campeón con Torino en el TC en 1967. Luego repitió en 1970 en la Fórmula B, que era la variante de la categoría que sólo corría en autódromos. También se coronó en la Fórmula 1 Mecánica Argentina en 1968 y en el Sport Prototipo en 1969. Falleció el 27 de febrero de 2000 a los 74 años.
Hoy Oreste Berta tiene 85 años y está retirado, aunque suele hacer algunas visitas a “La Fortaleza” para ver los trabajos y desarrollos que quedaron a cargo de sus hijos, Brian y Oreste. Vive con su esposa en una casa de campo en Alta Gracia y hasta hace un tiempo también ofició como guarda fauna, pues cuidó animales en la zona. En su extraordinaria campaña como preparador hizo y ganó de todo, pero su primer gran capítulo lo escribió con el Ratón Escandaloso.
EL RATÓN ESCÁNDALOSO: