Nadie puede dudar que Bjorn Borg es una de las leyendas del tenis masulino de la historia. Su impacto en la década de 1970 y principios de los 80 ‘s quedó marcada a fuego luego de conquistar 11 títulos de Grand Slam entre Roland Garros y Wimbledon. Más allá de lo que fue su carrera, en la que también accedió a ser el mejor del ranking mundial de la ATP, su decisión de retirarse a los 26 años llamó la atención de todos en su época.
En las últimas horas, el nombre del ex tenista sueco volvió a ser noticia por la aparición de su ex esposa. La cantante y actriz Loredana Berté brindó una extensa entrevista en la TV italiana para el canal Rai 2 en la que confesó el drama que vivió en su relación con Borg y cómo se produjo el abrupto final de su matrimonio.
“La adicción a la cocaína influyó en que rompiéramos, en un momento de la relación él prefería la cocaína a mí y no podía aceptarlo”, expresó la que en su época de apogeo era conocida como la Sofía Loren del rock italiano. “Nunca entendí por qué lo hizo”, arremetió en relación al intento de suicidio que tuvo el ex jugador que hoy tiene 67 años en 1989.
Durante la charla junto a la conductora Francesca Fagnani en el programa Belve, Berté también dio detalles de la situación que culminó en la separación de la pareja. “Estábamos alojados en un hotel de Palm Beach y él había tenido un partido de exhibición. Cuando regresó al hotel, llamó por teléfono y preguntó por dos prostitutas: llegaron vestidas de cuero y con látigos y él me dijo que debíamos pasar a otro nivel en el sexo”, relató.
“Me fui y cuando regresamos a Milán no lo dejé entrar a la casa. A partir de ese día se acabó”, agregó en relación al punto final de su matrimonio que duró cuatro años, del 89 hasta 1993, año en el que ambos decidieron separarse.
La cantante oriunda de Italia de 74 años conoció a Borg durante unas vacaciones en Ibiza en 1988. En su autobiografía, Berté dio aún más detalles de la vida de excesos que tenía el sueco en la parte final de su carrera. “Tenía una dependencia monstruosa con la cocaína. Por ella dejó ganar a McEnroe en Wimbledon en 1981″, explicó en una de las citas del libro.
La trayectoria de Iceman es legendaria. En sus ocho temporadas como profesional, fue uno de los dominadores del circuito. Además de los seis títulos en Roland Garros y los cinco en Wimbledon, fue campeón del Torneo de Maestros en dos oportunidades y alcanzó a jugar cuatro finales del US Open. También acumuló 109 semanas como número uno del mundo y cosechó 66 triunfos en certámenes en el circuito ATP en su carrera.
Berté también recordó una anécdota que marcó las complicaciones que tenía el sueco en su vida fuera de las canchas. “Borg estaba muy perdido por los burdeles que frecuentaba. Hacía dos días que no lo veía y cuando apareció le tiré por la ventana un sofá, platos de plata y todos los trofeos ganados en sus torneos. Lo recibí a golpes, con raquetazos y cuando asustada intervino la madre le dí el resto diciéndole: ‘Yo me he casado contigo porque tenías que ser padre de mis hijos’. Borg balbuceaba confuso, mientras la madre me decía que él solo habría tenido hijos de pura sangre sueca. Tiré otro par de medallas por el balcón y me fui definitivamente”, contó sobre el final de su caótica relación.
Tras retirarse del tenis, donde tuvo grandes enfrentamientos en una época que dominó con otros grandes nombres como los de Guillermo Vilas y el propio McEnroe, Borg tardó tiempo en lograr sentirse en forma con su vida. Él mismo lo contó en una charla con el periódico The Guardian hace 17 años.
“Me tomó muchos años encontrar paz conmigo mismo y encontrar lo que realmente quería hacer. Tuve mucha decisión y oportunidades. Intenté muchas cosas, algunas buenas, otras malas. Me ha tomado todos estos años llegar a donde quiero estar”, dijo el hombre que tras su recuperación volvió a ser parte del mundo del tenis. Frecuentemente se lo puede ver en grandes citas, como Roland Garros y Wimbledon, ya sea como espectador o en la función de entregar premios. Lo mismo ocurrió con su aparición como entrenador de uno de los equipos de la Laver Cup, el trofeo que organizó Roger Federer y que nuclea a los mejores tenistas del planeta.