Un escándalo de proporciones se destapó en Bélgica durante el cierre de la temporada regular del campeonato nacional de aquel país, porque Genk y Westerlo empataron 1-1 en la última jornada de la primera fase y el resultado quedó marcado por llamativas escenas entre los dos equipos, que se vieron favorecidos por el marcador, pero ahora afrontan una investigación sobre un posible arreglo dentro de la cancha.
Ambos necesitaban un punto para lograr sus metas porque el local, Westerlo, se salvaba del descenso, mientras que su rival quería lograr esa unidad para entrar en la zona campeonato (desplazó al Gent), que otorga la lucha por el título y la posibilidad de clasificar a la UEFA Champions League. Las emociones esperaron hasta el último cuarto de hora del encuentro porque Ravil Tagir adelantó al dueño de casa a los 80 minutos y Bryan Heynen empató para la visita a los 86′. A partir de ahí, el partido se terminó.
Las imágenes de la transmisión son elocuentes. Genk nunca intentó ir en búsqueda del triunfo y sus contrincantes evitaron presionarlos, a pesar de contar con un hombre más por la expulsión de Christopher Bonsu Baah. Las miradas del árbitro hablaban por si solas frente a la situación atípica que observaba, porque uno de los jugadores incluso aprovechó para realizar ejercicios físicos sumado a que dos protagonistas se dieron la mano antes del pitazo final.
Sin embargo, la acción más sorprendente del duelo llevado a cabo el 17 de marzo pasado sucedió cuando Joris Kayembe, del Genk, le cedió la pelota a Nicolas Madsen, del Westerlo, como si fuera una práctica entre compañeros. Madsen tenía posibilidades de rematar al arco porque el arquero, Maarten Vandevoordt, estaba mal ubicado y, de hecho, el guardameta amagó a ubicarse de prisa bajo los tres postes, pero el dueño del balón evitó convertir y se lo devolvió a su rival.
Lo acontecido en Amberes trajo aparejado una investigación, porque los responsables de la Asociación Belga de Fútbol denunciaron una “farsa de imparcialidad” en el resultado y una “parodia”. Se estudian severas sanciones para los entrenadores y todos los futbolistas que estaban dentro de la cancha.
A la espera de la audiencia que tendrá lugar el 5 de abril, la Radio Televisión Belga de la Comunidad Francesa (RTBF) precisó la propuesta de la Fiscalía de la Unión Belga de Fútbol (URBSFA): una suspensión de dos partidos a los directores técnicos, Rik De Mil (Westerlo) y Wouter Vrancken (Genk), sumado a una multa de 2.500 euros; suspensión de dos partidos a Madsen y Kayembe más una pena económica de 2.000 euros; además, los dos clubes pagarían 10.000 euros como castigo y los otros 20 jugadores tendrían que abonar 1.000 euros.
Como si faltara algo, hay un DT que no podrá cumplir una posible sanción en su club porque Rik De Mil fue destituido de sus funciones. Así lo comunicó la entidad: “El club ha rescindido el contrato con el entrenador con efecto inmediato. A pesar de considerar una colaboración a largo plazo, nos hemos visto obligados a tomar esta decisión. El club lamenta tener que tomar esta medida, pero no puede aceptar que se cuestionen sus valores y normas. Agradecemos a Rik su rendimiento y dedicación, y le deseamos mucho éxito en el futuro”.
La Fiscalia hace hincapié en los orientadores porque eran “los únicos que podían haber impedido esta escena antideportiva, porque podían influir en los jugadores, eran los entrenadores, cosa que no ocurrió (conscientemente)”. El comunicado de este organismo fue difundido por el diario británico The Sun y manifiesta: “Es imposible determinar quién tomó la iniciativa, y nadie se sentiría llamado a hacer declaraciones al respecto. Es absolutamente increíble que no pudieran detener este espectáculo”. Calificaron el caso como un “fraude flagrante”.