Eran una tarde de domingo en Santiago del Estero. Más precisamente del 13 de agosto de 1989. Muchos dormían la clásica siesta, pero había un grupo de hinchas expectantes, definiendo el futuro deportivo de tres instituciones. Dicen los que estuvieron que no llegaban a 1000, todos convocados en una asamblea para resolver si tres clubes de la capital seguían como estaban, penando económicamente, para conseguir apoyo, o se unían para salir adelante. No fue fácil, algunos estaban en contra, hablaban de perder la identidad, de ya nunca ser lo mismo, pero la mayoría votó, tras cuatro horas de debate, que lo mejor era que Inti, Estudiantes y Santiago BBC se unieran para, juntos, ser más fuertes. Así nació la Asociación Atlética Quimsa, hoy conocida como la Fusión. Una decisión inédita en la región y hasta en el país. Clubes que, durante décadas habían sido rivales acérrimos y hasta referentes en la zona, decidían aunar fuerzas para superar los dramas económicos y sociales que los tenían contra las cuerdas. El nombre provino de Kimsa, palabra que en quichua significa Tres.
Y hoy, tras transitar un camino largo durante más de tres décadas, lo tiene como el dominador del básquet nacional. Ya suma 11 títulos, luego del último, hace días, en el Súper 20 que organizó su archirrival, Olímpico. Ya tenía uno más esta temporada, la Supercopa, también está clasificado para el Final 4 de la Liga de las Américas -la Libertadores del básquet- y mientras va camino a un récord -superar la marca histórica de Ferro en fase regular- amenaza con una campaña perfecta, algo que lograría si repite su título de Liga Nacional, en mayo. No sorprendería, porque de a poco y desde hace 15 años que la Fusión santiagueña viene creando una nueva era…
Desde un inicio, la nueva institución comenzó a dar pasos cortos pero sólidos, con el fin de ser un referente en el Norte del país y, de a poco, lograr trascender a nivel nacional. Así fue que, en el 2002, logró subir desde la Liga B al Torneo Nacional de Ascenso. En el TNA (hoy Liga Argentina) finalizó 8° y en la siguiente avanzó un poco más, terminando 6°. En 2005 llegó a la final de la Zona Norte por el ascenso a la Liga Nacional, pero se quedó cortó ante La Unión de Formosa. Pero una certeza les quedó a todos: se podía. En el 2006 repitió el arribo a la definición, pero esta vez no lo dejó escapar. En el estadio de Obras logró el ansiado ascenso tras vencer al Tachero por 3-1.
Desde su debut en la élite, Quimsa demostró estar a la altura y de entrada terminó noveno (marca de 25-23). Transitaba apenas su segunda campaña cuando sorprendió al llegar a la final, que si bien perdió 4-0 ante Libertad, dejó claro que el proyecto estaba firme y que la ambición podía ser absoluta. En la 08/09 vivió una temporada soñada porque llegó al plano internacional, con su participación en la Liga Sudamericana. Tras ser primero en su grupo, llegó al Final 4 que se disputó en su estadio. Ganó dos partidos y sólo cedió en la final ante un más experimentado Flamengo.
Pero el tiempo le daría revancha a la Fusión. Pocos meses después, en la siguiente edición, Quimsa se consagraría en la Sudamericana tras vencer en casa a Minas Tenis de Brasil, Libertad y Sionista durante el Final 4. También sumaría la Copa Argentina, ratificando ser siempre un candidato. Pero al club le faltaba algo, ir por la ansiada Liga Nacional. Para eso, en 2014, apostó fuerte, con las contrataciones de Silvio Santander como coach y el Penka Aguirre –hijo pródigo de la provincia, quienes se sumaron a una base que venía consolidándose.
La conquista del Súper 8, tras vencer a Obras en la final, dejó claro que ir por todo era posible. El triunfo por 4-2, en la serie final, ante Gimnasia CR, le dio la soñada LNB. Pero, claro, a la Fusión le quedaba un paso más. Y lo que faltaba llegó este 30 de octubre del 2020, otra vez a nivel continental. La mayoría creyó que sería casi imposible ante un Flamengo con más figuras, pero la realidad demostró que este Quimsa es capaz de todo. Fue triunfazo, muy festejado y la ratificación de que no había imposibles.
Quimsa siguió apostando fuerte pero le tocó sufrir duras derrotas. Como aprendizajes. En 2021 cayó en la final ante San Lorenzo y al año siguiente, el verdugo fue Instituto, en un último partido dolorosísimo, en casa, para la historia, porque nunca un equipo local había perdido un séptimo juego en su estadio. Los títulos en Supercopa y Super 20, en 2021, menguaron el dolor y le permitieron seguir buscando su segunda -y ansiada- Liga.
La espina se la sacó en junio pasado, con un lapidario 4-1 a Boca en la definición y esta campaña, nuevamente con Leandro Ramella al mando del equipo, no puede estar siendo mejor. Primero fue la Supercopa ganada ante Comodoro, luego la clasificación a la instancia final de la LDA y ahora el título en el Súper 20, nada menos que venciendo a Olímpico, su clásico adversario, en el partido decisivo. Y, en el medio, una fase regular fantástica que lo tiene hoy como único puntero, con marca de 23-2. Esas dos derrotas lo tienen a tiro de alcanzar el mejor récord de la historia que aún ostenta el Ferro de 1986, con 24-4, una eficacia de 85.7.
“Realmente estamos haciendo una temporada muy buena, el tiempo dirá si es perfecta o si, en el camino, logramos ese récord del que no estamos ni al tanto. Vamos partido a partido, porque es una campaña con muchos y si no vas de a uno, podés perder el foco y el ritmo. Estamos enfocados en el día a día, en seguir puliendo cosas del juego y llegar a las instancias decisivas, como el Final 4 de la Liga de las Américas y los playoffs de la Liga Nacional, de la mejor forma”, explica Ramella, su entrenador, en charla con Infobae.
De repente, en la charla. Aparece la palabra invencible. O casi. Y el coach frena todo. “No somos invencibles, para nada. Somos un equipo de laburantes. Hemos ganado muchos partidos por poco puntos, no nos sobra nada”, es su primer análisis sobre el tema. Ramella cree que la fortaleza “más allá de algunos jugadores que nos potencian, es lo colectivo, porque hemos ganado partidos sin Robinson, sin Brussino, con Ramírez Barrios siendo irregular… Somos un equipo bastante sólido, competitivo, que debe seguir sin relajarse, buscando más”, agrega.
Cuando hay que hablar de virtudes, señala primeramente a la defensa. “Ayuda bastante que tengamos jugadores como Basabe, Ramírez Barrios y Gallizzi que toman muchos desafíos en defensa. Así nos fortalecemos. En ataque tenemos a Brandon Robinson, uno de los mejores extranjeros de la competencia, que toma decisiones en momentos difíciles pero si un día no tiene protagonismo, se adapta. Luego también hay jugadores como Brussino, Ramírez Barrios y Gallizzi, que con los espacios que genera la atención de Robinson, tienen recursos para anotar. Y una tercera virtud diría que es tener un equipo largo, de 10 jugadores, una buena rotación que me gustaría distribuir aún mejor los minutos en estos meses que nos quedan de competencia”, resalta el entrenador marplatense.
Ahora lo inmediato será jugar el F4 de la LDA que se jugará en Santiago del Estero y en la que se medirá con Hebraica Macabi de Uruguay, mientras espera lo que suceda en el otro cruce, entre Halcones de Xalapa (México) y Flamengo. Luego vendrán la postemporada en nuestra Liga, una competencia que está más devaluada que en el pasado pero que Ramella defiende. “La Liga no escapa a realidad del país. Hoy es mucha la diferencia entre las propuestas de afuera y las de acá, lo que hace que muchos jugadores emigren y no sea la competencia que podría llegar a ser. Con los que están afuera, jugadores y entrenadores, podría ser la mejor de América, como antes. No es lo ideal lo que pasa, pero sigo creyendo que el desarrollo de la competencia está seguro en el top 3 del continente, en lo técnico y táctico. En duración, un torneo de 10 meses, sólo se puede comparar con Brasil. Después es verdad que veo que se toman decisiones de formas de juego, reglas y calendario que a veces no salen como los dirigentes piensan y a veces podemos tener diferencias en eso, en distintos estamentos, pero eso pasa en todos lados. Yo soy crítico constructivo y no tengo dudas de que, pese a todo lo que se vive, la Liga Nacional sigue siendo gran torneo”, fundamenta.
Lo que está claro es que Quimsa viene marcando una época, de a poco, pero de forma sostenida, aunque Ramella cree que todavía debe ganar más para estar en la elite de los clubes que crearon una huella profunda. “Las eras se marcan cuando los logros son muchos y durante varios años. Quimsa viene por el buen camino, hace rato que es siempre competitivo y juega finales, acá y afuera, pero los históricos como Ferro, Peñarol, Atenas y San Lorenzo han quedado en la historia por la cantidad de equipos que han ganado. Quimsa debe seguir en esta línea y podrá lograrlo”, explica.
Por último, consultado sobre sus ambiciones personales, especialmente con la Selección, donde supo estar brevemente y algunas personas lo piden por su gran presente, el marplatense prefiere no meterse en el tema, más que como apoyo al ciclo actual, tan criticado luego de que el país se quedara afuera del Mundial y los Juegos Olímpicos. “Con Pablo (Prigioni) hablé por los Panamericanos, en su momento, y luego ya no. Pero siento que a la Selección, en este momento, hay que apoyarla. No tenemos el mismo material que en décadas anteriores, la Generación Dorada fue un fenómeno muy especial, pero siento que Argentina seguirá siendo igual competitivo. Es momento de tener paciencia, apoyar, hasta que volvamos al lugar que supimos conseguir en la elite”, comenta.
Mientras sigue su camino. Con Quimsa. Y se ilusiona. Como se ilusionaron aquellos hinchas que rompieron el molde y votar aquella fusión en 1989.