El empate de Racing con Defensa y Justicia dejó un manto de preocupación en los hinchas de la Academia. El equipo de Gustavo Costas arrastró otro compromiso sin triunfos y la posibilidad de acceder a los cuartos de final de la Copa de la Liga se aleja cada vez más. Sin embargo, para algunos simpatizantes el mal trago pasó al olvido cuando Alexis Soto dejó el vestuario visitante para saludar, firmar algunos autógrafos y sonreír para las selfies espontáneas.
Se trató de una escena en la que los colores y los escudos no entendían de rivalidad. El capitán del Halcón, todavía con la indumentaria puesta, se acercó a los fanáticos que lo rodeaban y le manifestaban sus muestras de cariño en agradecimiento a los dos títulos que logró durante la era de Eduardo Coudet.
El lateral izquierdo se acercó a dos simpatizantes en particular, a quienes conocía desde sus días en el Cilindro. Joaquín, un joven que no podía ocultar su sonrisa de satisfacción y Hernán, uno de los responsables del Departamento de Discapacidad, perteneciente a Racing Integrado. “Siempre he estado cerca de ellos. Hacen cosas muy nobles, porque trabajan con gente que sufre alguna discapacidad; y mientras estuve en el club, los acompañé a varios eventos que organizaron para visibilizar diversas situaciones que sufren las personas. Fueron momentos muy lindos que compartimos”, explicó el zurdo en diálogo con Infobae.
“Para nosotros es un placer poder volver a verlo, porque además de ser un grandísimo futbolista, es una mejor persona”, continuó Hernán con la misma felicidad que manifestaba el chico que se llevó como recuerdo la camiseta amarilla de la entidad de Florencio Varela con la 3 en la espalda.
La historia de Alexis Soto con la institución de Avellaneda fue muy particular. Él mismo la describe como un “lindo quilombo”, porque si bien tuvo un paso por el Tita Mattiussi durante el proceso formativo, las autoridades le pidieron que se buscara un nuevo destino, ya que no iba a estar en los planes futuros. “Estuve un año en Inferiores y después me fui a Dock Sud. Con el tiempo tuve la suerte de llegar a Banfield y en 2017 me compró Racing de nuevo”, recordó con la humildad que lo caracteriza.
Lejos de sentir algún rencor por su salida durante la etapa de juveniles, el defensor no dudó cuando recibió la propuesta para volver a ponerse el uniforme albiceleste. “Cuando me enteré, le dije a mi representante que lo cerrara, porque quería mi revancha. Por suerte, tuve la posibilidad de salir campeón dos veces y quedó una parte de mi corazón en el Cilindro”, subrayó. La Superliga del 2019 y el Trofeo de Campeones fueron las conquistas que sumó cuando el Chacho estaba al frente del plantel.
Su huella en el Presidente Perón marcó también a su familia. “Tengo muy lindos recuerdos en el club. Mi nena nació y se hizo fanática de Racing. Hoy tiene 5 años y cada vez que me toca jugar en contra, ella me dice que alienta a la Academia”, deslizó entre risas. Y de inmediato evocó también el proceso de Sebastián Beccacece, uno de los entrenadores que más lo cobijó durante su ciclo albiceleste. “Él me bancó mucho. Me ponía de todo. Se notaba que me tenía mucha confianza”, analizó. En aquella época, Soto también era uno de los encargados de manejar la pelota parada.
Su caso es muy similar al de Kevin Gutiérrez y Julián López, dos volantes que también surgieron de las divisiones menores de la Academia y en la actualidad están bajo las órdenes de Julio Vaccari en Defensa y Justicia. “Hablamos mucho entre nosotros durante estos días. Es lindo volver al Cilindro, porque todos tenemos muy buenos recuerdos. El Facha no pudo venir, porque está lesionado, pero tenía ganas”, aclaró.
Con relación al compromiso que no conformó a ninguno, Alexis Soto mantuvo cautela a la hora de analizar la producción del Halcón. “Fue un lindo partido. Por suerte pudimos dar un hermoso espectáculo contra un equipo que tiene un gran plantel. De todos modos, me quedo con lo que estoy viviendo ahora, con el recuerdo que tengo de mis días acá y el agradecimiento constante de la gente”.
El agónico gol que consiguió Quintero para evitar la caída de la Academia fue otro de los factores que sirvieron para argumentar la igualdad. “Vinimos a buscar los tres puntos, no se nos dio porque Racing tiene un equipo de mucha jerarquía. Le quedó una pelota a Juanfer y la colgó del ángulo. Ese tiro libre fue como un penal para él. Si bien nos quedó un sabor amargo, nos llevamos un buen punto”, completó.
Para cerrar, el lateral advirtió que no se llevó ningún souvenir de sus ex compañeros, porque no fue la primera vez que los tuvo cara a cara. “No cambié la camiseta con nadie, porque tengo las de casi todos. Cuando me los crucé en la cancha, nos deseamos lo mejor mutuamente, porque compartimos momentos de mucha felicidad juntos”, concluyó. Lo que no quiso decir el defensor fue que su casaca la tenía guardada para una persona especial. Aquella que se trasladó hasta el vestuario visitante en su silla de ruedas para darle un abrazo y agradecerle su paso por el club. La sonrisa de Joaquín cerró una noche en la que el resultado pasó al segundo plano y la muestra de afecto trascendió los colores.