Jugó en River y en el fútbol inglés, se retiró a los 31 años y hoy trabaja en el campo y adiestra halcones: “Disfruto de la naturaleza”

Jerónimo Morales Neumann surgió del Millonario, pasó por San Lorenzo y Estudiantes, y hasta se destacó durante cinco años en el fútbol australiano. Pero la muerte de su hermana lo alejó del fútbol y orientó su vida hacia otras actividades

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Morales Neumann y su halcón
Morales Neumann y su halcón

Jerónimo Morales Neumann tomó la decisión de colgar los botines “bastante joven”, a los 31 años. El ex delantero mendocino había debutado en la Primera de River de la mano de Daniel Alberto Passarella en abril de 2006, en un 3 a 3 contra Gimnasia y Esgrima La Plata por el Torneo Clausura. En su debut, marcó uno de los goles millonarios y compartió equipo con Gonzalo el Pipita Higuain, Juan Pablo Carrizo, Rubens Sambueza, Nicolás Domingo, Augusto Fernández y Lucas Pusineri, entre otros.

Con la camiseta riverplatense jugó tres partidos en la máxima categoría hasta que lo bajaron a la Cuarta División por una “cuestión política”: “Me pidieron 500 mil dólares para poder seguir jugando en Primera durante un campeonato más. No estaba ese dinero, así que me bajaron a la Cuarta directamente”, denuncia el ex atacante, quien prefirió no dar los nombres de quienes le demandaron el dinero.

Tras un paso corto por Nuñez, recaló en Emelec de Ecuador para jugar la Copa Libertadores. Luego, pasó por San Lorenzo de Almagro, Instituto de Córdoba, donde anduvo muy bien y fue vendido a Estudiantes de La Plata, pedido por Alejandro Sabella.

“Me perdí la final del Mundial de Clubes 09 frente al Barcelona de Messi porque me agarró mononucleosis. Me reemplazó Enzo Pérez. Me quería matar”, cuenta el oriundo de Godoy Cruz, Mendoza.

Tras un año en el Pincha, fue vendido a la Premier League para sumarse al Barnsley FC. Luego, su carrera también lo llevó por Independiente Rivadavia de Mendoza, antes de emigrar al fútbol australiano para vestir las camisetas de Adelaide United y Newcastle United. “Me fue muy bien en Australia durante cinco años, pero me volví porque prioricé mi familia tras el fallecimiento de mi hermana”, detalla Morales Neumann en un mano a mano con Infobae.

Con el Pipita Higuaín, en
Con el Pipita Higuaín, en River

El ex futbolista se retiró profesionalmente al sufrir distintas lesiones que lo llevaron a “padecer el fútbol”. Se “jubiló” a los 31 y está por cumplir 38. Hoy, vive lejos de las canchas, disfruta del campo y de sus negocios personales, y tiene un hobby por demás particular: adiestrar halcones.

- ¿Que es de tu vida, Jerónimo?

- Estoy tranquilo y relajado, llevando adelante una vida de campesino en La Pampa. Soy de Mendoza, pero me encuentro acá trabajando en un campo. Además, tengo unos negocios en Bariloche con unos amigos que tienen campo, y en Mendoza manejo propiedades.

- ¿Es verdad que entrenás halcones?

- Es un hobby que tengo, no me dedico a eso. Pero soy adiestrador de halcones desde hace mucho tiempo. Me gusta la cacería con halcones. Se adiestra al halcón como si fuese un perro. Lo tengo que ir llevándolo de poco y tenerlo en el campo. Tengo un amigo que sí es entrenador de halcones y me ha ayudado mucho, pero yo no sé entrenar. Yo solo voy con él y aprendo.

- ¿Cuánto tiempo hace que tenés un halcón?

- Hace cinco años. El halcón salvaje vive 20 años y el que está en cautiverio, que es el que tengo yo, vive 25 años, porque está mejor alimentado y cuidado.

- ¿Con qué lo alimentás?

- Compramos pollo y le damos el alimento justo y necesario. Con eso viven cinco años más, comparado con los halcones salvajes.

- ¿Se te escapó alguno alguna vez?

-Sí. En verdad no se escapan, porque les pongo un chip para rastrearlos. Se van lejos persiguiendo un pájaro, pero como tienen un chip incorporada desde el IPAD puedo ver dónde está. Una vez me pasó que me agarró un viento muy fuerte y me llevó al halcón 40 kilómetros. De noche no lo pudimos rescatar, pero sí al otro día. A la noche se encontraba en un bosque, arriba de un árbol y no lo veíamos. Pero al otro día, con la claridad del sol, lo rescatamos. No tiene buena visibilidad en la oscuridad, pero una vez que te ve, viene a vos, a buscarte. Lo único que hice fue estirar uno de mis brazos para que se colocara ahí como si fuera a comer. ¿Dónde duerme? En una jaula no, porque si vuela se golpea con las alas. Duerme en un galpón.

- ¿Cómo fue pasar de ser futbolista a adiestrar halcones?

- En mi último año como futbolista, ya lo hacía estando en Mendoza cuando jugaba en Independiente Rivadavia, A mí siempre me gustaron los pájaros, y hace tiempo conocí una persona que me pasó el contacto para comprar un halcón y lo compré. Entonces, empecé cuando era jugador profesional y me quedó el hobby que conservo hasta el día de hoy.

Llegó a Estudiantes pedido por
Llegó a Estudiantes pedido por Sabella y compartió equipo con Verón, la Gata Fernández, Enzo Pérez y el Chapu Braña, entre otros grandes jugadores

- ¿Te gustan muchos los animales?

.-Sí, me gustan mucho. En Mendoza tengo águilas rapaces. Es un deporte, casi una ciencia. Tenés que entrenar bien a las águilas, porque si no vuelan y no vuelven más. Lo que hago es salir a cazar con águilas. Es un hobby. Siempre me gustaron los animales de campo, como el búfalo y los ciervos. Pero antes no los pude tener por mi carrera de futbolista, que me permitía estar viajando constantemente. Me gusta mucho la naturaleza y el campo, y disfruto de hacer esto en estos momentos.

- ¿Seguís despuntado el vicio de jugar a la pelota?

- No, me alejé del fútbol por las lesiones. Además, tengo los dos hombros rotos y una rodilla muy complicada. Intenté jugar, pero se me salen los hombros de lugar. Si en algún momento me nacen las ganas de jugar, voy a hacerlo, pero ahora no tengo esas intenciones.

- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?

- Arranqué a los siete años en Godoy Cruz, Mendoza. Después, a los 12 viajeéa Buenos Aires para probarme en River Plate. Quedé fichado y estuve en la pensión de River hasta que debuté en Primera, donde jugué tres partidos: un amistoso contra Temperley, me estrené profesionalmente contra Gimnasia y Esgrima La Plata por el torneo local marcando un gol, y luego enfrenté a Racing de Avellaneda. Luego, vino el Mundial 2006, y por cuestiones “políticas”, me bajaron a la Cuarta División de River Plate.

- ¿Cuál fue el motivo que hizo que dejaras la Primera?

- Me pidieron 500 mil dólares para poder seguir jugando en Primera durante un campeonato más. No estaba ese dinero, así que me bajaron a la Cuarta División, directamente.

- ¿Quién te pidió plata en River?

- Prefiero no dar nombres, y cuando me bajaron a la Cuarta me quise ir. Así que desde ahí me fui a Emelec de Ecuador.

- ¿Con quiénes compartiste el plantel millonario?

- Gonzalo Pipa Higuain, Marcelo Gallardo, el Burrito Ortega, Radamel Falcao, Lucas Pusineri, Germán Lux, entre otros. Con Falcao me llevé muy bien, fuimos excelentes compañeros durante cinco años en la misma categoría. Y todavía integramos el grupo de WhatsApp de los de la 86, y hablamos seguido.

- ¿Es verdad que Falcao fue el que te avisó que estabas concentrado por primera vez con el plantel de Primera?

- Sí. Yo estaba entrenando en Reserva, y un día me agarra y me lleva al vestuario local, donde se cambiaba la Primera. Entramos y me muestra la lista de convocados y me mostró que estaba mi nombre. No me voy a olvidar nunca más el gesto que tuvo Radamel. Aquel día fue una alegría inmensa por todo lo que había luchado para cumplir el sueño que tuve desde chiquito. Tenía 19 años y fue impresionante. No había llegado a la Primera, pero estaba muy cerca, ya que iba a concentrar con los profesionales. Entré a la concentración con semejantes monstruos. Eso no me lo va a quitar nadie.

Además de halcón, adiestra águilas
Además de halcón, adiestra águilas

- ¿Qué tal era Gallardo como compañero de vestuario?

- Fue un padre para mí. Debuté en Primera con unos botines que él me regaló él. Marcelo con los chicos era muy generoso y atento. Nos hacía mucho el aguante. Además, era el capitán y muy respetado. Por ahí, alguno de los mayores se sobrepasaba y Gallardo nos defendía y apoyaba mucho. La verdad es que como compañero fue excelente.

- ¿Cómo eran esos botines para tu debut? ¿Todavía los conservás?

- No, no los tengo, los usé hasta que se rompieron. Eran Adidas, color amarillo con dorado. Una vez al mes, Marcelo venía con una mochila y me regalaba botines. Me daba de a tres pares, así, de una. Para mí era imposible comprármelos, ni para la mochila me alcanzaba. Gallardo sacaba plata de su propio bolsillo para comprarme botines.

- Luego de River te fuiste al Emelec de Ecuador.

- Sí, estuve durante un tiempo, antes de volver a la Argentina para jugar en San Lorenzo de Almagro. En el Ciclón estaba Andrés el Cuqui Silvera, Juan Carlos Menseguez, el Pocho Ezequiel Lavezzi, Bernardo Romero, la Gata Fernández, el Látigo Peirone, Gonzalo Bergessio... Un equipazo. Teníamos la mejor delantera de la Argentina. Entonces, no pude jugar y recalé en Instituto de Córdoba con Jorge Ghiso, a quien había tenido en la Reserva de River. Allí me fue muy bien por suerte, por eso me compra Estudiantes de La Plata.

- ¿Llegaste al Pincha por pedido de Alejandro Sabella?

- Sí, me pidió él. Pero me perdí la final del Mundial de Clubes 09 frente al Barcelona de Lionel Messi porque me agarró mononucleosis. Es más, iba a jugar de titular, pero terminó haciéndolo Enzo Pérez. Dos semanas antes, me empecé a sentir muy mal, me hicieron los estudios y estuve durante 60 días en cama. Tuve cosas que podrían haber cambiado mi futuro, porque quién te dice que luego de Estudiantes hubiera pegado el salto a Europa.

- ¿Qué balance hacés de tu paso por el Pincharrata?

- Teníamos un equipazo. Si bien no era titular indiscutido, demostré que estaba en condiciones de jugar en Primera. Había muy buenos jugadores, como la Gata Fernández, Mauro Boselli y el uruguayo Juan Manuel Salguero. Así y todo, en algunos partidos fui titular, en un equipo que era difícil meterse porque venía de ganar la Copa Libertadores 08. A pesar de todo, jugué bastante, y por este motivo me compraron de la Premier League.

- ¿Qué club?

- El Barnsley inglés. Pero yo tenía todo arreglado de palabra para irme a Francia. Estábamos en Buenos Aires, en la casa de mi ex mujer y me llamó mi ex representante para decirme que me cambiara rápidamente porque me iba a jugar a Inglaterra, ya que me habían vendido. Llegué al Barnsley, firmé el contrato y me quedé, pero me costó la adaptación. Era muy chico. Mi sueño siempre fue jugar en el Premier League. Es más, cuando era chiquito me quiso comprar el Crystal Palace para que me sumara a las Inferiores, pero no se pudo dar.

- ¿Por qué?

- Porque River no me quiso vender, y me quedó la espina clavada. Previo a irme a Inglaterra, había firmado un precontrato con un equipo francés, pero cuando salió lo de Barnsley no lo pensé. Al llegar, me costó el idioma inglés, tampoco tuve traductor. No pude tener diálogo con el entrenador de turno para entender lo que pretendía. Yo me destacaba como delantero, pero él me ponía de mediocampista. Así que no me terminé adaptando y me fui. Yo era un adolescente y no me interesaba la plata, aunque la paga era buena. Entonces, hablé con mi representante para que me sacara de ahí. Volví a la Argentina, pasé por el Tatengue y la Lepra mendocina.

- Luego, te fuiste a la liga australiana. ¿Qué tal es el fútbol de aquel país?

- Parecido a lo que es el fútbol inglés, salvando las distancias. Pero con el mismo sistema de juego. Cuando llegué a Australia, era un poco más grande. Jugué de extremo y también de delantero. Estuve durante cinco años y me fue muy bien. Estuve durante tres temporadas en el Adelaida United y dos años en el Newcastle Jets de Sidney. Pero luego, por un tema personal, volví a la Argentina, más precisamente a Independiente Rivadavia en Mendoza.

- ¿A qué edad te retiraste?

. A los 31, siendo bastante joven. Tuve un problema personal, ya que mi hermana tuvo cáncer y falleció. Eso me afectó mucho anímicamente. Estaba muy mal para seguir siendo jugador profesional. Debía estar fuerte de la cabeza, pero no pude manejarlo. No me sentía bien y no rendía al máximo. No disfrutaba del fútbol, lo padecía. Entonces, al sufrir y no jugar como quería, al no estar bien anímicamente y encima el tener que ir a entrenar todos los días, decidí colgar los botines. A partir de ahí, empecé a hacer las cosas que me gustaban para volver a ser feliz.

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