El mundo del rugby vive horas de profunda conmoción con una noticia que seguramente abrirá la puerta a nuevos debates. Hace un año, Nueva Zelanda conocía la noticia de la misteriosa muerte de Billy Guyton a los 33 años. Su familia decidió permitir que el “Brain Bank” de la Fundación Neurológica de Auckland realice un exhaustivo estudio para evaluar si este trágico fallecimiento estaba vinculado a lesiones cerebrales generadas durante su trayectoria deportiva.
Tras varios meses, el proceso finalizó y las conclusiones fueron comunicadas a sus padres: “Sufrió una lesión cerebral que probablemente estuvo relacionada con repetidos golpes en la cabeza”, informó el diario local The New Zeland Herald.
Guyton había militado en la liga local hasta que en 2014 saltó a los Hurricanes del Super Rugby, liga que también lo vio vestir con la indumentaria de los Crusaders y los Blues. Fue en esa época que llegó su llamado a los Māori All Blacks. Sin embargo, en 2018, con apenas 28 años, anunció su retiro. Su caso volvió a ser noticia mundial el año pasado cuando se conoció que había fallecido por “presunto suicidio”, según detalle el NZ Herald.
Lo cierto es que el cerebro de Guyton fue donado por su familia para que sea examinado y detectaron que mostraba signos de encefalopatía traumática crónica (CTE) en etapa 2. El informe indicó que tenía “cambios de fondo consistentes con encefalopatía isquémica hipóxica global” tras ser analizado por un patólogo de Nueva Zelanda y recibir un segundo examen llevado a cabo por un especialista australiano, que fue quien “le dio la designación de etapa 2″, según declaraciones del profesor Maurice Curtis del Brain Bank.
El medio Sky Sports indicó que la “CTE es una enfermedad cerebral degenerativa que se sabe que causa estados de ánimo violentos, depresión, demencia y otras dificultades cognitivas” y se relacionó a distintos deportes durante los últimos años, ya que los “investigadores han encontrado evidencia de que la gravedad de los síntomas aumenta en aquellos que sufrieron golpes conmocionales o subconmocionales a una edad más temprana”.
Este específico estudio “sólo se puede diagnosticar de forma póstuma”, por eso la importancia de lo sucedido con el ex All Blacks: la etapa 1 es la más leve y la etapa 4 la más grave. Curtis explicó que el estadío 2 “se caracteriza por anomalías cerebrales definidas a grandes rasgos por acumulaciones de proteína tau en las hendiduras del cerebro, los surcos, sobre todo en la parte frontal del cerebro”, según definió el NZ Herald.
La familia del deportista tomó noción de que la muerte de su hijo podía estar vinculada a esta enfermedad poco después del dramático desenlace: “Me di cuenta de que Billy tenía CTE unos días después de su muerte. Mi mujer y yo estábamos viendo un documental sobre el tema y me dije: ‘No me jodas, es Billy. Eso es lo que tenía’. Si puedo averiguarlo basándome en un documental, ¿qué demonios le faltaba a todos esos especialistas que vio Billy? Espero que la muerte de Billy eche por tierra muchas tonterías. El rugby está tan interesado en hacer pasar todo por depresión que están felices de ignorar lo que es obvio”, declaró su padre John Guyton ante el Herald neozelandés.
Desde la New Zealand Rugby habían emitido una declaración formal ante lo ocurrido con Billy: “Compartimos la preocupación de la familia por su diagnóstico. NZR está preocupado por la posibilidad de que los impactos repetidos en la cabeza durante la participación en el rugby puedan contribuir a enfermedades neurodegenerativas en la vida posterior”.
El padre de Guyton insiste en que espera que el caso de su hijo cambie el paradigma deportivo: “Estos chicos no están deprimidos, están enfermos. Hay cientos de ellos. Leí que Carl Hayman (ex All Blacks) lo describió como una epidemia, y tiene razón. Creo que la muerte de Billy fue su ‘fuck you’ final a todos los que ignoraron lo obvio cuando él intentó e intentó e intentó conseguir ayuda”.
Con estas pautas de alarma, sus padres decidieron contactar a un patólogo independiente para que el cerebro de este ex deportista de 33 años sea estudiado. Cinco años antes, Billy había dado un paso al costado del deporte profesional planteando problemas de conmoción cerebral. En una nota realizada entonces por el portal local Nelsonweekly, Guyton había advertido que esa determinación la tomó tras un entrenamiento en el que “tuve dolores de cabeza durante todo el día y mis niveles de fatiga había subido”.
Aunque estos problemas se profundizaron a medida que pasaron los años, según el relato de su padre: “El pobre se pasaba horas en un armario pequeño y oscuro porque no soportaba estar a la luz. Algunas mañanas se quedaba llorando en la ducha, tratando de reunir la energía necesaria para moverse”.
Incluso afirma que empezó a ver síntomas en sus reacciones que le llamaron la atención. “Empezó a cometer algunos errores financieros y, en lugar de meterme y ayudarle, decidí darle un poco de espacio para que se las arreglara solo. En mi mente intentaba ser un buen padre, pero él no necesitaba espacio, me necesitaba a su lado. Un par de veces recibí mensajes suyos hirientes al azar y, de nuevo, mi actitud fue considerarlo como algo que le pasaba y dejarle en paz”, expresó.
Este diagnóstico trajo paz a una familia que no podía comprender algunas actitudes de Billy. Su padre reconoció que se sintió “disgustado” con él mismo durante mucho tiempo porque “no entendía lo de la ETC”.
El diario británico The Guardian asegura que este es el “primer diagnóstico confirmado de encefalopatía traumática crónica (CTE) en un jugador de rugby totalmente profesional”. Y ante esto se abre una nueva etapa del debate que se está realizando desde hace tiempo en distintas disciplinas por la sospechas de esta enfermedad: decenas de jugadores, posiblemente afectados por este tema, se han unido “para tomar medidas contra los órganos rectores de World Rugby, Rugby Football Union y Welsh Rugby Union, alegando que no fueron atendidos adecuadamente durante sus días de juego ni informados de lo que se sabía sobre los vínculos entre traumatismo craneoencefálico repetido y CTE”, afirmó el diario inglés.