Omar Gallardo surgió en San Lorenzo de Almagro, donde hizo todas las Divisiones Inferiores. Se desempeñó como volante central defensivo y es conocido por el apodo de Indio. Debutó en Boedo en 1999 de la mano del Coco Basile. Su ficha perteneció a la institución hasta que quedó libre y trasladó su carrera al Ascenso argentino.
A lo largo de su trayectoria, defendió los colores de varios equipos: Almagro, Aldosivi, Nueva Chicago, Chacarita, Atlético Tucumán y Excursionistas, club en el que decidió retirarse a sus 37 abriles. Su paso por el fútbol le permitió comprarse su casita en Barrio Diamente, localidad de Lanús, para él y sus cuatro hijos. Además, ni bien colgó los botines, se puso a trabajar como camillero en una clínica privada, recorriendo todo el Gran Buenos Aires.
Pero desde el martes pasado, la casa en la que convive junto a sus herederos sufrió grandes daños como consecuencia de las copiosas lluvias que cayeron en las últimas horas en el AMBA y causaron inundaciones, cortes de luz y caos. El hombre de 44 años no cuenta con el dinero suficiente para recuperar todo lo perdido. “La estamos pasando muy mal. Necesitamos ayuda”, subraya en diálogo con Infobae.
- ¿Cómo estás atravesando esta situación?
- De a poquito estamos sacando el agua; es lo último que queda, porque al entrar tierra estamos lavando las paredes. Pero mucho no podemos tocarlas porque tienen electricidad y tenemos miedo de electocutarnos. Es complicada la situación. Seguimos esperando que baje el agua de la calle que se mete en mi casa.
- ¿Hasta dónde les llegó el agua?
- A los tobillos, dentro de la casa. Pero si voy a la calle, me pasa los gemelos. Yo estoy viviendo en Barrio Diamante desde hace 15 años. Conozco Lanús de punta a punta.
- ¿Con quiénes vivís?
- Con mis cuatro hijos y nadie más, porque estoy separado. A mis hijos los llevé a la casa de su abuela cuando empezó a inundarse todo. Cuando baje el agua, los iré a buscar. Por ahora, se quedan allá.
- ¿Qué perdiste hasta ahora?
- Perdí un lavarropa, una heladera, varios colchones, roperos de mis hijos, así que son varias cosas. Además, tengo que tirar ropa porque está con barro. Es imposible usarla porque tiene un olor a podrido...
- ¿Pudiste hablar con alguien de la intendencia de Lanús para que te den una mano?
- Nadie me llamó. Nadie. Nadie se acercó a mi casa. Tampoco a las de mis vecinos que están en la misma que yo.
- ¿Cómo pasaste la noche?
- Solo, en mi casa. Me acomodé como pude y lavé todo. Pero quedó un olor a humedad impresionante. Tengo humedad por todos lados. Fue imposible dormir bien porque escuchás un ruido y te despertás por miedo a que siga subiendo el agua; no se duerme bien. Encima, sigue lloviendo y todo empeora. La verdad es que la estamos pasando muy mal.
- ¿Alquilás o sos dueño de la casa?
- La casa es mía. Me la pude comprar con lo que hice en el fútbol. Lo que cobro es para mantenerme, y mantener a mis cuatro hijos.
- ¿A qué te dedicás?
- Trabajo en una clinica privada de camillero. No voy a poder solventar los gastos. Es imposible. Gracias a Dios los chicos de San Lorenzo están viendo si me pueden dar una mano y colaborando con algo. Pero es imposible comprar lo que perdí. Hoy en día, el lavarropas no lo puedo comprar. Si lo compro, no como durante un mes. Mis ex compañeros de San Lorenzo crearon una cuenta de Mercado Pago para que me puedan dar una mano. La gente que pueda, me ayuda depositando plata en esa cuenta.
- Previo a la llegada de estas tormentas, ¿estabas bien económicamente?
- Vivo con lo justo y necesario. Yo soy camillero y el que menos plata gana. Si ves las estadísticas, lo que gana un camillero es casi 400 mil pesos.
-¿Cuánto hace que trabajás como camillero?
- Desde hace tres años y medio, cuando dejé de jugar al fútbol. Ya no estaba para seguir a los 37 años, no me daban las piernas. Cada vez los pibes corren más rápido (risas). Era imposible agarrarlos.
- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
- Soy de la cantera de San Lorenzo de Almagro. Jugué ahí hasta los 27 años. Luego, me dejaron libre. Me iba a préstamo, volvía. Salí nuevamente a préstamo y regresaba; así fue siempre. Debuté en Primera del Ciclón de la mano de Alfio Basile.
- ¿Que tal el Coco Basile como entrenador?
- Muy bueno, por la manera que te hablaba el Coco. También, su ayudante de campo, el Panadero Díaz. Recuerdo que el Coco me ponía la mano en el hombro y me preguntaba: “¿Estás preparado Omar? Mirá que entras, eh”. Yo lo miraba serio, porque estaba nervioso antes de ingresar al campo de juego; era un pibe.
- Luego del Ciclón, pasaste por varios clubes del ascenso argentino...
- Sí. Estuve por Nueva Chicago, Chacarita Juniors, Almagro, Aldosivi, San Martin de San Juan, Atlético Tucumán, Brown de Puerto madryn, Estudiantes de San Luis, hasta que me retiré en Excursionistas en el 2017.
- ¿Qué tal fue tu experiencia en el Ascenso?
- Linda experiencia. Son cosas nuevas que no vivís en San Lorenzo de Almagro, donde te lo dan todo. En el Ascenso es como jugar en el potrero. En San Lorenzo tenés todo servido: toallas, boxers, canilleras, camisetas, botines. En cambio, en el Ascenso debés llevarte tus cosas. Así que está bueno porque aprendés un poco de todo.
- ¿La tuviste que luchar en el Ascenso como hoy la estás luchando para sobrevivir?
- Sí, tal cual, es así. Justo me acaban de llamar para ver si me dan un colchón. El que tengo está todo empapado. Necesito ropa para los chicos. Tengo un hijo de 11 años, una nena de 13, un adolescente de 17 y otro de 20. Para comer tengo, gracias a Dios.