Un enfrentamiento a tiros entre facciones de la barra brava de Colón de Santa Fe terminó este martes con un muerto y tres heridos.
El enfrentamiento se produjo en la Manzana 11 del Barrio Fonavi Centenario de la capital provincial. Los heridos fueron trasladados por unidades del servicio de emergencia 107 al Hospital Cullen y uno de ellos ya fue dado de alta. El estado de las dos personas que permanecen internadas es reservado.
Los cuatro alcanzados por el tiroteo pertenecerían a La Negrada, la barra disidente del Sabalero, que pelea por el poder con Los de Siempre. La víctima fatal fue identificada como Santiago Baroni, de 20 años.
Según le informaron fuentes policiales a Infobae, un hombre se acercó a ellos, intercambiaron unas palabras y cuando se iba les disparó.
Este tipo de escenas se hacen cada vez más habituales en la capital provincial. En septiembre del año pasado, fue Santiago Olivares, de la barra oficial, quien fue atacado a tiros y quedó gravemente herido.
La historia de la disputa por el poder de la tribuna sabalera lleva un buen tiempo. Orlando Nano Leiva, quien tiene antecedentes por asesinato, ganó el paravalanchas en 2016, sucediendo a su hermano “Quique”, condenado a 30 años por otro crimen. Su estilo de conducción violento y poco afecto a repartir los beneficios que la barra recibe del club, el narcomenudeo y la política, terminó por generarle en 2018 una ruptura con quien era su segundo, apodado “Chucky”, con presencia en el barrio Fonavi, escenario del enfrentamiento de este martes.
En la última semana, el clima estuvo más que efervescente. La semana pasada, un hijo de Leiva fue baleado. Además, en el último partido de Colón, contra Patronato, les negaron la entrada al estadio a los de La Negrada, que terminaron generando disturbios fuera de la cancha.
Los Leiva siempre dominaron en la populosa barriada Centenario. Desde ese momento, se desató una guerra sin cuartel que dejó muertos, heridos por doquier y en la que Leiva y su cuñado recibieron en mayo de 2019 cuatro y dos impactos de bala, respectivamente (Leiva, padre de seis hijos, ya había perdido un primogénito por asesinato llamado Jonathan años atrás), mientras que Chucky salvó su vida por milagro aunque la que resultó herida fue su pareja.
De ese reguero de sangre, Los de Siempre salieron mejor parados gracias a sus históricos vínculos con la dirigencia política, deportiva y sindical y pusieron a fines de 2019 sus banderas por todo el estadio, como señal de triunfo definitivo. Pero llegó la pandemia y Chucky, aún con el pedido de captura vigente, reorganizó a su grupo.
La dirigencia jugó decididamente para los Leiva, lo que quedó de manifiesto en una causa judicial de septiembre del 2022 en la que el vicepresidente de la institución, Horacio Darras, fue condenado por connivencia con los violentos. Y como no conseguía su parte, Chuky decidió hacer una guerra de guerrillas contra la Comisión Directiva y contra sus rivales en la popular. Y aunque logró que su grupo entre al estadio, a la tribuna Sur (la Norte, la clásica de los violentos, quedó para Los de Siempre), nunca se quedó con la barra, su objetivo principal. Y aún quiere conseguirlo.
La historia de los barras de Colón es la historia del delito en Santa Fe. Si bien los Leiva tienen causas y condenas hasta por asesinato, Brian Ríos no se queda atrás. Su primera causa fue por un robo a mano armada por la que le dieron una condena de tres años, excarcelable. No terminó de cumplirla que volvieron a detenerlo en una causa por narcotráfico, cuando lo agarraron con más de tres kilos de cocaína. Terminó preso en 2014 y salió en 2017, y empezó a merodear por Colón y rápidamente se le abrieron dos causas judiciales más: una por las balaceras para ganar la barra y otra por intento de homicidio.
Insólitamente, aún con esos procesos sobre su cabeza y con un pedido de detención que lo llevaba a la situación de estar prófugo, seguía yendo a la popular a desafiar el poder de los Leiva, hasta que en octubre del año pasado terminó detenido. Pero desde el penal siguió gobernando a su gente. Y sus relaciones se ampliaron a otros sectores: el año pasado su nombre y el de su familia quedaron asociados a una causa por lavado de dinero y a cuevas financieras tras un allanamiento en el que se secuestraron 45 millones de pesos, 85.000 dólares, 25.000 euros y 20.000 reales, además de 40 tarjetas de débito de gente vinculada presuntamente a la barra brava de Colón.