Su sonrisa es una constante en las fotos de Emanuel Bongiovanni, el piloto del karting que perdió su vida en un accidente el domingo en la ruta provincial 26 a la altura de Huinca Renancó, ciudad cordobesa de la que era oriundo. Hay dolor en el mundo del automovilismo y el más golpeado es la actividad zonal, debido a que a sus 28 años se fue un joven que se hizo querer.
En el siniestro vial, Emanuel perdió el control de su camioneta Toyota y se fue hacia la banquina, según informó La Voz. Volcó, fue despedido del vehículo y terminó contra un eucalipto, en la zona conocida como el Paraje de Nazca. Por la gravedad de las lesiones, murió en el acto. La camioneta quedó destruida, aseguró el portal Infotec, de Realicó, La Pampa, una localidad a la que Bongiovanni solía visitar.
“Huinca Renancó está al sur de Córdoba y se ubica a 25 kilómetros de Realicó, dos pueblos cuyos vecinos interactúan mucho por cuestiones comerciales o hasta para atenderse en los centros médicos”, le contó a Infobae el periodista José Sack, de Infotec.
Era un piloto amateur y el año pasado había empezado a correr en karting. Disputó tres carreras en la categoría 150 cm3 para mayores en la Federación Pampeana de Automovilismo Deportivo (FEPAD) y este año con mucho sacrificio comenzó a preparar el karting para empezar a correr de lleno.
Dicha entidad fiscalizadora lo despidió en su cuenta de Facebook y publicó “se lamenta el trágico fallecimiento de su piloto de karting, Emanuel Bongiovanni, y envía sus condolencias a la familia y amigos”.
“Lo conocí y se dedicaba a la actividad agropecuaria. Hay muchos chicos de estas zonas que tienen un karting para despuntar el vicio y lo hacen para algo más recreativo que competitivo”, agrega Sack sobre Manu, como se lo conoció.
Según se desprende de sus publicaciones en su perfil de Instagram, trabajaba en el campo y su labor pareció ser uno de sus lugares en el mundo. “Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”, escribió en un posteo con una imagen trabajando sobre el tractor.
“Era muy conocido, pero por lo que más se destacó fue su personalidad. Era un pibe muy querible, más bueno que Lassie atado. Si vos lo necesitabas, él estaba. Era el típico amigo que te invitaba a comer un asado en cualquier momento, solo con la excusa de compartir un momento. También le gustaba jugar al pádel”, subraya Sack, quien fue instructor suyo en aeromodelismo.
Manu, además, era amante de sus animales y se lo ve con sus mascotas en el campo. Siempre tuvo presente a su fallecido padre, a quien le dedicó varias publicaciones con fotos en sus brazos.
Como tantos trabajadores agropecuarios que también son entusiastas de las carreras, Bongiovanni hoy es recordado como el joven entrañable que supo ser. Y el que disfrutó siempre de sus pasiones: la vida al aire libre, el asado, la tranquilidad del campo en el Interior del país y el automovilismo.