Una de las grandes sorpresas del fútbol argentino durante la temporada pasada fue la inesperada salida de Gabriel Milito tras un ciclo fructífero al mando de Argentinos Juniors. Los rumores sobre la salud del entrenador se instalaron con fuerza luego de las declaraciones del propio presidente del Bicho, quien afirmó por entonces que el Mariscal había tenido algunos “problemas de salud producto del estrés”.
A seis meses de ese adiós, el ídolo de Independiente brindó una entrevista en la que fue escueto pero contundente respecto a las versiones en torno a su salud: “Me río un poco por la pregunta porque es verdad que cuando me fui de Argentinos obviamente expliqué muy bien a Cristian Malaspina, a los dirigentes, el motivo principal, que fue lo que dije en conferencia de prensa: uno se va cansando. Cuando lo vivís de una forma tan intensa, día a día... Nosotros en tres años jugamos muchos partidos, torneos internacionales, entonces llegó un punto que sentí que el equipo había llegado, bajo mi punto de vista y de los que me acompañan, a un techo donde no podía yo sacarle mucho más, por eso decidí irme”.
“Después cuando me fui, al poco tiempo, me empezó a escribir gente que me conoce y que conozco, pero no hablo, que no me escribo habitualmente, para preguntarme cómo andaba, hasta que un día me llegó la información que estaban comentando que tenía problemas de salud, que tenía ELA (Esclerosis lateral amiotrófica); no sé qué otra cosa. Obviamente me sorprendí pero al mismo tiempo quise de alguna manera averiguar por qué ese comentario y de alguna manera lo pude averiguar, un poco de dónde vino, pero me lo guardaré siempre para mí”, aclaró en la extensa entrevista que brindó con TyC Sports. Hay que recordar que meses atrás, en una nota con La Nación, afirmó que en 2016 le encontraron una “diabetes tipo 1″ que está controlada.
Precisamente ese tema de salud surgió luego de su estadía como entrenador de Independiente, el club de sus amores para el que sonó como técnico nuevamente y en las últimas semanas hasta como un posible candidato a presidente en las elecciones de la entidad de Avellaneda que deberían realizarse a fines del 2026. “Uno nunca sabe, pero como técnico lo veo complicado y voy a seguir dirigiendo porque me apasiona. Me gusta dirigir, pero lo veo muy complicado sinceramente. Me tocó estar, llegué con una expectativa enorme al club de mi vida y lo único que soñaba y quería era ser campeón en los primeros seis meses donde jugábamos tres competencias (Copa Argentina, Sudamericana y torneo local). Me puse ese objetivo y era cumplir eso o irme a casa. Y fui tremendamente exagerado conmigo mismo, con la realidad del club. Ese momento de Independiente no estaba para lo que yo quería o soñaba. Casi me pudo más la pasión del hincha que muchas veces el sentido común”, señaló.
Sin que le puntualicen en el tema de ser candidato a presidente, fue el propio Milito el que se plantó sobre los rumores que circularon en las últimas semanas: “No la pasé mal, la pasé muy bien, pasa que mi exigencia fue muy alta. Quería ser campeón, ganar. Por ahí con más tiempo hubiésemos conseguido algo, estaba seguro. Va a estar complicado dirigir a Independiente porque se me mezcla un poco ahí tanto la profesión con la pasión de pertenecer a ese club, quererlo tanto, ser hincha de Independiente. Es por eso que he dicho en alguna oportunidad que de volver a Independiente volvería como hincha, como ya fui a la cancha con Rosario Central y seguramente el domingo con Racing también. Y en un futuro cuando se me acaben las ganas de dirigir o no tenga más oportunidades de poder dirigir, me gustaría involucrarme en el club. No sé en qué cargo, sinceramente. Si me proponen ser presidente tendría que analizarlo, prepararme, hay un montón de cosas, pero sí involucrarme en el sentido de poder colaborar y dar una mano. Esto lo digo y lo aclaro: cuando no tenga más ganas de dirigir. Y eso por ahora no va a ocurrir, tengo ganas de seguir trabajando, dirigiendo, por muchos años más”.
Gaby, de 43 años, se retiró en el 2011 luego de una destacada trayectoria tanto a nivel clubes como en la selección argentina. Inició su camino de entrenador en la Reserva del Rojo, hasta que pegó el salto al primer equipo de Estudiantes de La Plata en 2015. Finalmente desembarcó en Avellaneda como DT principal a mediados del 2016 en reemplazo de Mauricio Pellegrino, pero se marchó poco tiempo después y su lugar fue ocupado por Ariel Holan. Tras dirigir en Chile (O’Higgins), tuvo un nuevo paso por el Pincha hasta dar inicio a un ciclo de tres temporadas en Argentinos Juniors.
“El mercado de pases (en Independiente) fue el peor mercado de pases creo yo de los último ocho o diez años. Llegué con la promesa que íbamos a traer un montón de jugadores, de hecho hablé con un montón de jugadores y pudimos traer a Nico Figal que estaba en Olimpo de Bahía Blanca a préstamo. Llegaron Sánchez Miño, Damián Martínez y Maxi Meza, pero Maxi Meza llegó porque en el primer partido del campeonato se lesionó los ligamentos Leandro Fernández. Eso nos dio la posibilidad de incorporar a un jugador y decidí que sea Maxi Meza: se me reían en ese momento algunos de los dirigentes del club. Les dije, sí, es Maxi Meza el jugador que necesitamos, así llegó y le fue muy bien”, se sinceró sobre aquella estadía en el club de sus amores.