*El primer gol de Diego Herazo con la camiseta de San Lorenzo ante Tigre
La historia de Diego Fernando Herazo es de superación constante, de continuos cambios que fueron armando su corta carrera. El jugador nació el 14 de abril de 1996 en Condoto, en el departamento de Chocó, en Colombia. Desde muy pequeño practicó béisbol, su deporte preferido. Su padre Alfredo trabajaba de lunes a viernes en una mina de oro y cuando regresaba a su casa los fines de semana llevaba a su hijo a practicar este deporte en un club de su barrio. Luego, iban a ver los partidos de la liga local.
Frente a la ausencia de su papá en los comienzos de semana, el chico intentó distraerse con las clases que más le gustaban como historia, ciencias sociales y educación física. Pero les escapaba a las matemáticas, que se transformaron con el tiempo en un dolor de cabeza cuando cursó los primeros años de la escuela primaria. Además, el joven se la pasaba en compañía de su mamá Elizabeth Moreno y de su hermano menor, quienes lo llevaban al colegio de Condoto para cumplir con sus obligaciones de estudio.
Durante su cursada en la secundaria fue cuando empezó a tener sus primeros pasos con la número cinco, aunque nunca dejó de lado el béisbol. Es más, cuando llegaban las vacaciones en diciembre, toda su familia se trasladaba a San Juan Nepomuceno, en el Departamento de Bolívar, para disfrutar de un tiempo juntos. “En su pueblo, mi papá me llevaba a ver partidos de béisbol, íbamos a las corralejas y hacíamos muchas cosas bacanas”, contó en su momento el jugador al diario El Espectador.
Desde el 2012, el adolescente no volvió a acompañar a Alfredo a su lugar de nacimiento porque con 16 años decidió partir hacia Medellín para cumplir con su meta de ser futbolista profesional. “Tenía un amigo del pueblo que jugaba en Águilas Doradas y me dijo que fuera, que él me ayudaba para que hiciera pruebas ahí. No quedé. Pero seguí intentando en varios clubes”, aseguró Herazo.
Su perseverancia lo llevó a probarse al club Envigado. Fue uno de los mejores en la prueba que le hicieron pero tuvieron que optar entre él y un muchacho de Cartagena y se quedaron con éste, ya que solo podían elegir a uno. “Un señor me dijo que fuera a probarme al equipo de la Fundación Deportiva Jackson Martínez”, describió el futbolista, que finalmente siguió el consejo del hombre y fue recibido en la capital antioqueña por una tía con la que compartió tiempo de convivencia.
Así que su primer equipo fue el de la Fundación de Jackson Martínez (ex delantero de la Selección de Colombia), donde vivió su proceso de crecimiento como futbolista. Para asistir todos los días a los entrenamientos, se levantaba a las 5 de la mañana y junto con un amigo tomaban un bus que los dejaba en el centro de la ciudad. Desde ahí, caminaban una hora para llegar a la cancha. Luego de la jornada deportiva, tenían otros 60 minutos de caminata para tomar un bus de regreso hacia su barrio porque llevaba muy poca plata en los bolsillos; sólo tenía plata para pagar un pasaje de ida y otro de vuelta, así que le tocaba caminar el resto del trayecto.
Tanto sacrificio a diario hizo el futbolista que el DIM pagó por sus derechos deportivos y lo fue formando como profesional. “Hoy en día le digo a mi hermano que a uno le ha tocado difícil. He estado toda la vida guerreando y nada te lo regalan. Hay jóvenes que no son capaces de separarse del papá y la mamá para ir en búsqueda de sus sueños”, contó en su momento. Desde que comenzó a jugar al fútbol, Herazo tuvo como máximo referente en su puesto al holandés Ruud Van Nistelrooy, a quién ponderó cada vez que pudo. “Sueño con poder ir a jugar al fútbol europeo desde que era pequeño y veía por televisión los partidos de Ruud van Nistelrooy, es mi mayor referente”, reveló el chocoano.
No obstante, el colombiano suele mantener una costumbre que arrancó en su pueblo natal y que lleva a cabo en la Argentina: en la previa a cada partido, para atraer las buenas energías, mantiene charlas telefónicas con su esposa, Andrea Aguilar de los Reyes, y su madre para que le traigan buena suerte. Su pareja es comunicadora social, con pasado en Radio Nacional Colombia, con quien tiene dos hijos: Salvador Herazo de 3 años, y Salomón de 16 meses.
El Tanque, otros de sus apodos más populares, debutó en el 2015 en Independiente Medellín, donde jugó nueve partidos y no marcó goles. Una temporada más tarde, fue cedido al Cúcuta Deportivo, donde disputó 12 cotejos e hizo un gol en la Primera B colombiana. En el 2018, se desarrolló en el Valledupar FC, arrancando con una senda goleadora de 17 gritos en 32 cotejos en el fútbol del ascenso. Dos años más tarde, volvió a Primera División tras ser fichado por Atlético Bucaramanga, donde jugó 24 partidos y logró 9 conquistas.
En el 2021, producto de sus buenos números, La Equidad se interesó para hacerse de sus servicios. En ese club, convirtió 12 goles en apenas 28 partidos. Luego, el atacante se sumó a Millonarios y se transformó en el Pichichi de la liga local con 12 tantos en 50 partidos. Con dicha camiseta, anotó en la Copa Sudamericana en dos oportunidades. Finalmente, en el 2022 arribó a Deportes Tolima, donde tuvo un año pasado muy bueno con 16 gritos en 40 encuentros, siendo el goleador de la Liga BetPlay durante el 2023.
El delantero de 27 años hizo su debut en San Lorenzo un día después de haber llegado al país para sumarse al plantel comandado por Insua. No tuvo un entrenamiento, y marcó un precedente en la historia del club de haber debutado sin una práctica previa. Jugó frente a Estudiantes de La Plata en el empate en uno en el Nuevo Gasómetro y en su segundo encuentro marcó su primer tanto en la Argentina en el 2-0 ante Tigre. “Escuché lo de ´Lukaku colombiano´. Me gusta, no tengo problemas”, aseguró el delantero en declaraciones a la prensa, y agregó: “Siempre me ha gustado el fútbol argentino. Soy muy fanático del fútbol de acá y su forma de juego. Me gusta el fútbol aguerrido y muy físico porque es mi característica. No hay que ahorrarse ni una gota de sudor y que la gente lo disfrute”.
“Me motiva mucho que el técnico (Insua) quiera contar conmigo. Ahora me toca entregar todo por San Lorenzo”, manifestó el futbolista el día de su revisión médica. El delantero cafetero fue pedido por el Gallego previo al cierre del último mercado de pases. “El delantero que quiere Insua”, había asegurado en su momento el presidente de la institución, Marcelo Moretti.
El chocoano llegó a cambio de 1 millón de dólares por el 100 por ciento de la ficha y firmó un contrato por tres años, hasta diciembre de 2026. Su arribo se produjo tras la salida del uruguayo Fabricio Formiliano que no era tenido en cuenta por Insua, y además liberó un cupo de extranjeros para la llegada del atacante procedente de Deportes Tolima.