La fuerte historia de Maravilla Martínez, el refuerzo de Racing que pasó sus días más oscuros en la cárcel: “En los picados se cagaban a puñaladas”

Diez años antes de su arribo a la Academia, el delantero estuvo detenido en el penal de Campana. “En muchos casos, si tus familiares no te llevan la comida, no comés”, reveló en diálogo con Infobae

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El delantero se amparó en
El delantero se amparó en la religión durante los días que estuvo en prisión. Foto: Racing Club

Su vida pareciera pertenecer a un guión cinematográfico de Hollywood. Una historia de superación basada en la humildad y el sacrificio. Durante su infancia, jamás se imaginó vestir la camiseta de un grande. Ni siquiera se le pasaba por la cabeza vivir del fútbol. Es que sus únicos contactos con la pelota los mantenía en el club Las Acacias, una pequeña institución de Campana en la que su madre se desempeñaba como presidenta.

En diálogo con Infobae, Adrián Martínez asegura que su actividad le llegó gracias a una promesa que le hizo a Dios. Para entender el vínculo que generó con la religión, hay que remontarse al 2014, cuando permaneció detenido durante seis meses, acusado de liderar una venganza familiar, luego de que su hermano recibiera tres balazos en el pecho en un violento episodio que jamás fue esclarecido. “Desde que salí de la cárcel, mi vida estuvo enfocada en Dios. Un ejemplo es lo que pasó en este mercado de pases, porque Racing tenía el dinero para contratar a un 9 de trayectoria y me eligió a mí. Fue Dios quien me puso en este camino, aunque después todo depende de quién hace los goles. Me puede pasar de tocar 2 ó 3 pelotas y que vayan adentro o que peguen en el palo y se vayan afuera. Yo voy a hacer el esfuerzo y estar en todos los detalles para que salgan las cosas bien”, describió en un crudo relato sin la necesidad de ponerse algún tipo de filtro para evitar la estigmatización.

Su experiencia en el penal de Campana le dejó un aprendizaje intangible. En la prisión apeló a la supervivencia que impone el deficiente modelo penitenciario. “Trato de no quedarme con los recuerdos malos. Las cosas pasan por algo. Algunas personas pueden sufrir una enfermedad y otras pueden pasar por la cárcel. El tema es cómo lo supera cada uno. Yo estoy agradecido, porque si no hubiera llegado a esa situación, nunca hubiese conocido a Dios. Más allá del fútbol, la religión cambió mi vida”, reveló con una naturalidad asombrosa.

Maravilla comprende que su historia es llamativa para el resto de sus compañeros. Las anécdotas violentas que trata de olvidar sobre el tiempo que estuvo privado de su libertad reaparecen durante las concentraciones, dado que la curiosidad del resto de los futbolistas se impone en cada almuerzo o cena grupal. “Cuando nos juntamos a comer, todos me preguntan cómo es la cárcel por dentro. Si es como lo muestran en las películas. Y la realidad es que los presos se matan y pasan hambre. La mayoría de los convictos están todo el día drogados o empastillados. No es como en las series, que te pasan la comida con una vianda. En muchos casos, si tus familiares no te llevan la comida no comés. Después de pasar por esa situación, uno mira la vida de otra manera, y disfruta de todas las cosas que a uno se le están dando”, destacó.

Un caso similar, aunque por otra causa y de mayor exposición fue la que atravesó Ronaldinho en Paraguay, donde fue detenido por intentar ingresar a Asunción con documentación falsa. En diversos videos virales en las redes sociales se pudo observar a la leyenda con pasado en el Barcelona protagonizando diversos picados dentro de la cárcel. Y la comparación le causó una risa espontánea al refuerzo académico. “Adentro se podía jugar, pero había una sola cancha. Y cuando se armaban los partidos, la mayoría salía a descargarse. Se cagaban a puñaladas, porque jugaban con facas. Imagino que Dinho podía jugar más tranquilo, por lo que él representa: lo cuidaban mucho. En mi caso, se armaban quilombos bastante seguido”, subrayó.

Maravilla quiere afianzarse como goleador
Maravilla quiere afianzarse como goleador en Racing

A pesar del flojo debut ante Unión de Santa Fe del conjunto de Gustavo Costas, Adrián Martínez percibe “buenas sensaciones”, porque en Avellaneda se generaron “expectativas muy altas”. “En cada entrenamiento hay muchas cámaras y periodistas. Esperemos que sea un gran año para todos”, remarcó. Y sobre su arribo a un plantel cargado de figuras, el delantero confesó que se vio sorprendido por “la humildad del grupo”. “No siempre pasa que todos se lleven bien como sucede acá. Cuando llegué, me agarró el capitán y me mostró las instalaciones. Todos me hicieron sentir que soy parte del equipo y de inmediato me empecé a sentir muy cómodo con todos los compañeros”.

Tras su paso por Defensores Unidos de Zárate, Altanta, el fútbol paraguayo, Coritiba de Brasil e Instituto de Córdoba, el goleador se encandiló con las comodidades que goza en Racing. “Cada parte que uno recorre es increíble. El predio Tita Mattiussi es hermoso. Cuando llegué, me crucé con Marce de los Racing Stones y me contó la historia. No lo podía creer. Es un lugar fantástico. Y eso se debe al esfuerzo de los hinchas. Ahora está en nosotros esforzarnos y dar lo mejor para que la institución siga creciendo”, explicó.

Aquella conversación que mantuvo con el fanático que lideró el proyecto para que la institución tuviera un lugar propio para el desarrollo de las juveniles le recordó al sacrificio que debían hacer los socios de Las Acacias. “Me pasó lo mismo que vivió mi vieja cuando era la presidenta del club en el que jugaba de chico. Veía a los mismos de la Comisión Directiva vendiendo choripanes o arreglando las redes de la cancha. Siento que en Racing pasó algo parecido con el Tita y eso debe ser un orgullo. Ojalá que la gente se sienta identificada con nosotros”.

Su caso es llamativo. Sin pasar por ningún proceso formativo, a los 23 años decidió apostar por la disciplina que lo apasiona. “Desde que me choqué con el fútbol, todas las sensaciones son buenas. A los tres años de dedicarme a esto, ya estaba jugando Copa Libertadores, con futbolistas de Selección o en estadios increíbles como el Maracaná. Fue una bendición lo que me pasó. Estoy agradecido con la vida. Y hoy me toca defender esta camiseta, que es muy grande. Después depende de si la pelota entra al arco o no, pero nosotros vamos a hacer todo lo posible para que las cosas salgan bien. Aunque, a veces, también pasa que uno hace las cosas mal, hace el gol y sale en todos los diarios”, reflexionó entre risas.

Además de forjar una trayectoria en equipos de otras divisiones, clubes del exterior y la reciente temporada en La Gloria, en su curriculum también se destacan otras actividades, como la de recolector de basura o albañil, trabajos que le permitieron forjar un rendimiento físico ejemplar. “Cuando empecé, jamás me imaginé llegar a jugar la Libertadores o la Sudamericana. Ni se me pasaba por la cabeza. Y terminar como uno de los goleadores del torneo más importante de América fue una locura. Se dio todo muy rápido, no me lo esperaba. Pensé que iba a tener una carrera en el Ascenso, pero hoy llegué a Racing y no sé lo que pasará el año que viene”... Después del golpe inicial frente al Tatengue, el delantero quiere construir paredes con Juanfer Quintero, Roger Martínez o Johan Carbonero. No importa quién sea su socio, sabe que después de la salida de Enzo Copetti, el puesto del 9 está vacante. Mientras tanto, aguarda con ansiedad la oportunidad que en algún momento le brindará Costas para demostrar su potencial, porque en la Academia faltan goles. Y Maravilla los puede aportar.

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