Sabalenka aplastó a Zheng y se proclamó bicampeona: su extraña cábala que la llevó a la gloria en el Abierto de Australia

La bielorrusa, que no perdió ningún set durante todo el torneo, retuvo la corona en el primer Grand Slam del año al superar 6-3 y 6-2 a la tenista china

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El Rod Laver Arena fue el escenario de otra actuación histórica. La bielorrusa Aryna Sabalenka demostró todo su talento y aplastó por 6-3 y 6-2 a la china Qinwen Zheng para retener la corona y proclamarse como bicampeona del Abierto de Australia. La tenista de 24 años y número 2 del mundo, además, dominó el primer Grand Slam de la temporada sin perder ni un solo set en todo el torneo. El encuentro duró 1:17 horas.

La trayectoria de Sabalenka hacia la gloria en Melbourne estuvo marcada por victorias contundentes contra competidoras de elite, incluidas Coco Gauff y Barbora Krejcikova, ambas top-10 del ranking mundial, así como un impresionante rendimiento inicial con resultados como 6-0 y 6-1 ante adversarias de renombre. El encuentro final contra Zheng no solo fue un despliegue de la habilidad y la preparación de la tenista bielorrusa sino también la confirmación de su hegemonía en canchas duras, superficie que favorece su estilo de juego agresivo.

La segunda clasificada mundial se convirtió en la primera tenista en defender con éxito el título en el ‘major’ oceánico desde las conquistas de su compatriota Viktoria Azarenka en 2012 y 2013.

La bielorrusa no estuvo acompañada por las banderas de su país en las gradas, debido a una prohibición por el papel de Minsk en la invasión rusa de Ucrania, pero la carismática jugadora de 25 años cuenta con una gran base de seguidores en Melbourne y aprovechó el apoyo de la Rod Laver Arena para llevarse la victoria.

Aryna Sabalenka venció a Qinwen Zheng y se proclamó bicampeona del Abierto de Australia (REUTERS/Edgar Su)
Aryna Sabalenka venció a Qinwen Zheng y se proclamó bicampeona del Abierto de Australia (REUTERS/Edgar Su)

Aunque continuará siendo la número dos del mundo en el ranking -pero ya pasó por el primer puesto-, amenaza con fuerza para recuperarlo y destronar a la polaca Iga Swiatek. Esta versión más madura de Sabalenka madurada pareciera haber encontrado estabilidad gracias a su equipo de trabajo. El fiel reflejo de la armonía que reina dentro del staff es lo acontecido con el preparador físico, Jason Stacy, quien aceptó que su calva llevara la firma de su pupila en cada partido de este torneo, como un ritual que se mantuvo al funcionar el primer día. “Ya le dije a Jason que ahora es una rutina porque funcionó en el primer partido”, reconoció en la previa a este compromiso.

“Han sido dos semanas increíbles. Como siempre, el discurso va a ser un tanto extraño. Puse un poco de presión a mi equipo después de la final en Brisbane y aquí lo hemos hecho mejor”, manifestó una vez finalizado el encuentro. “Quiero agradecer a Evonne (Goolagong) porque eres una inspiración para todas nosotras. Quiero también felicitar a Qinwen, sé que es un sentimiento muy duro pero eres muy joven y una gran jugadora. Vas a llegar a muchas finales como esta y se que lo conseguirás. Quiero agradecer también a mi familia, porque siempre me olvido de ellos en estos discursos. No sé si debería seguir en inglés porque no se van a enterar de nada”, añadió.

Por otro lado, Qinwen Zheng, de 20 años y clasificada en la posición 12 antes del torneo, se presentó en su primera final de un Grand Slam. La tenista china, quien fue capacitada por el exjugador y entrenador español Pere Riba, ha demostrado un ascenso notable en su carrera, apalancado por esta sobresaliente actuación en Melbourne. Zheng, cuya preparación fue intensiva, se enfrentó a rivales fuera del top-50 para llegar a la final, lo que representa un logro histórico no solo personal sino para el tenis chino.

“Quiero felicitar a Aryna por haber jugado tan bien. Es mi primera final y siento un poco de pena. Es una situación difícil, podría haberlo hecho mejor. Gracias a mi equipo por haberme ayudado a llegar hasta aquí. Me ha encantado jugar este Abierto de Australia”, declaró la asiática.

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