La muerte de Emiliano Sala luego de un trágico –y evitable– accidente es un tema que seguirá resonando a lo largo de los años. El tema impactó naturalmente en Argentina, su país, pero también es un constante punto de análisis en todo el mundo. Especialmente en tierras británicas y Francia, sedes de los clubes involucrados en aquella transferencia que terminó de modo fatídico un 21 de enero de 2019.
Luego de cumplirse cinco años de ese hecho, en Inglaterra publicaron un estremecedor informe titulado: “Mugrienta y sin clase, la batalla legal de cinco años sobre la víctima del accidente aéreo Emiliano Sala nos lleva a las cloacas del fútbol... donde los jugadores son peones y los clubes crónicamente ineptos intentan desesperadamente ahorrar dinero”, que lleva la firma del periodista Ian Herbert en el Daily Mail.
El cronista cubrió los juicios, que terminaron con el organizador del vuelo David Henderson con la pena de 18 meses de prisión acusado de no tomar las medidas de seguridad suficientes. Allí pudo ver cómo la declaración de Mercedes Taffarel conmovió cuando fue leída por el juez de instrucción: recordaba al mundo al “niño que amó y perdió”.
“Los pequeños detalles te rompían el corazón. Cómo había viajado por las Islas del Canal después de que el avión que lo transportaba se estrellara, paseando por las playas, gritando su nombre, con la esperanza de que él pudiera oírla de alguna manera. Cómo su chico, que para ella era simplemente “Emi”, se había estado preparando para aprender inglés y “viajar a los lugares más importantes del Reino Unido””, revive. “El Cardiff lo había presionado mucho para que firmara, dijo. Había habido regateos por dinero con el Nantes, que lo vendía. Emi se sintió en medio de todo eso. Tenía dudas. Aquellas semanas fueron intensas’”, fueron las palabras que repasó de la madre del goleador argentino.
Hay que recordar que los investigadores llegaron a la conclusión que Sala, y posiblemente el piloto David Ibbotson, cuyo cuerpo nunca apareció, sufrieron un “envenenamiento grave por monóxido de carbono” que los dejó “inconscientes” antes que la aeronave se estrellara en el Canal de la Mancha. Frente a todo esto, Herbert asegura que este caso lo “llevó a las cloacas del fútbol”. “Recordándonos los peones en que se convierten los jugadores cuando los clubes, crónicamente ineptos, buscan desesperadamente soluciones en el periodo de traspasos de enero”, afirmó.
El caso dejó “interminables secuelas”, pero puntualizó una “un epílogo chabacano a la tragedia, una disputa sucia y sin clase”: el debate sobre si Cardiff había fichado a Emiliano Sala y eso lo obligaba a desembolsar los más de 19 millones de dólares pautados.
Más allá de que el columnista –autor del libro ‘Tinseltown’, the story of Wrexham FC and Hollywood– está convencido que Cardiff debe pagar esa cifra, pone sobre la mesa su mirada sobre los documentos legales de un tema que ya pasó por la Comisión del Estatuto del Jugador de FIFA; el Tribunal de Arbitraje Deportivo y el Tribunal Federal Suizo.
“Examine las imágenes de Sala firmando por el Cardiff, publicadas en la página web del club. Tiene un bolígrafo de plata en la mano. Pero el club sigue sin aceptarlo”, plantea, mientras expone su disgusto porque el Cardiff buscará conseguir un dictamen favorable ahora en el Tribunal de Comercio de Nantes, donde plantearán que los franceses son responsables de lo sucedido con Emiliano Sala porque propusieron al agente británico Willie McKay como intermediario de la transferencia, quien además participó de la organización del trágico vuelo.
Ian Herbert erosiona este argumento con su pluma: “El Cardiff estuvo más que dispuesto a permitir que McKay llevara en avión a su entrenador, Neil Warnock, al Nantes en dos ocasiones para ver jugar a Sala. El Cardiff se mostró encantado de que McKay llevara a Sala y a su agente a Cardiff, primero para ver el club y luego para firmar. Incluso permitieron que McKay organizara el transporte desde un aeropuerto local, cerca de Barry, hasta Ninian Park. Sólo cuando el avión se estrelló, el apego de McKay al Nantes se convirtió en un factor en su resistencia a pagar la cuota”.
Pero hay un detalle en las justificaciones que prepara Cardiff que lo obliga a poner nuevamente el ojo en el dolor de la familia del nacido en Santa Fe. Un “último intento” de los abogados por recuperar el dinero y obligar al Nantes a pagar más de 70 millones de dólares “por los ingresos perdidos a causa del descenso de la Premier League ese año”. ¿El foco de la entidad con sede en Gales? “Consiste en recurrir a especialistas en estadística para determinar si, en el balance de probabilidades, Sala habría marcado suficientes goles para mantenerlos en la máxima categoría”.
Estos “especialistas” del Cardiff aseguran –lógicamente– que “bien podría haberlo hecho” porque marcó un gol cada tres partidos en la Ligue 1 con Nantes y un gol cada dos partidos cuando militó en la segunda división (Niort) y tercera división (Union Sportive Orleans) francesa.
Esta extensa batalla legal tendrá un nuevo capítulo, con todos estos condimentos, el próximo mes y para Herbert es imposible no enfocarse en los sentimientos de la familia de Emiliano Sala al escuchar los artilugios que buscan los clubes para desligarse de la responsabilidad económica del hecho. “Es difícil imaginar cómo se sentirá la familia cuando los méritos profesionales del chico que perdieron se conviertan en una cuestión de debate intelectual en un tribunal. Aquella familia no podía imaginar ni remotamente la colección de casos judiciales, demandas y contrademandas que se desencadenaría tras recibir una llamada a las 6 de la mañana de un fatídico lunes, hace cinco años, informándoles de que el avión había desaparecido del radar”.
En aquel juicio en Bournemouth, posterior a la sentencia a Henderson, fue la única vez que el periodista sintió que la familia “ha tenido unas migajas de consuelo”. Por entonces, la jueza de instrucción, Rachael Griffin, se encargó de ralentizar cada declaración de los testigos para que ”un traductor de español, que estaba en el tribunal con Darío, el hermano de Sala, pudiera relatarle las pruebas”. Al mismo tiempo, cuenta que “ayudó a Darío a elegir una imagen de su hermano para presentarla ante el jurado de la investigación, después de que la maleta que contenía una de las imágenes elegidas por la familia no apareciera cuando llegaron de Argentina”.
En una interrupción dentro del juzgado, Herbert se topó con el hermano de Emiliano en el pasillo y recordó el breve diálogo que mantuvieron: “Me encontré por casualidad con Darío en un pasillo. No hubo conversación propiamente dicha. No parecía hablar inglés. Había abogados alrededor. Más que nada para llenar un silencio momentáneo, le pregunté si creía que la investigación podría ser el final, el final de los titulares, el final de la línea. La expresión de su cara parecía decir “sí”. Poco sabía él. Han pasado cinco años y aún continúa el regateo barato por dinero”.